Un acuerdo para explotar los
yacimientos transfronterizos de crudo y gas que comparten Estados Unidos
y México ha causado un nuevo debate en este país.
Analistas y legisladores mexicanos ven con
suspicacia el compromiso, pues dicen que empresas estadounidenses
podrían sacar mayor provecho del tratado.El gobierno mexicano insiste en que el llamado Acuerdo para la Exploración y Explotación de los Yacimientos Transfronterizos, establece reglas claras en la exploración futura de las reservas energéticas que eventualmente compartirían los dos países.
Más allá de la polémica, especialistas como Fabio Barbosa Cano le dicen a BBC Mundo que el tratado podría ser útil a México.
Desde el gobierno del presidente Ernesto Zediullo (1994-2000) las autoridades habían buscado un acuerdo como el firmado recientemente, que les permita mantener su estrategia energética, basada sobre todo en la exportación de petróleo crudo.
"Han estado planteando la necesidad de un tratado México-Estados Unidos que permita compartir los costos, beneficiarse de nuevas tecnologías y mantener el flujo de dólares", dice el académico del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Futuro
"Han estado planteando la necesidad de un tratado México-Estados Unidos que permita compartir los costos, beneficiarse de nuevas tecnologías y mantener el flujo de dólares"
Fabio Barbosa, UNAM
En términos generales el documento establece el compromiso para compartir información de los yacimientos que se descubran en la zona de tierra y mar que comparten los dos países.
Según el director de la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), Juan José Suárez Coppel, quien de acuerdo con las exploraciones tenga la mayor reserva de hidrocarburos será el encargado de explotarlos.
El otro país recibirá la parte proporcional que le corresponda por el yacimiento. Las investigaciones se realizarían en forma conjunta entre ambos países.
Hasta ahora, afirma el funcionario, no existe evidencia de grandes yacimientos transfronterizos. De hecho el mayor descubrimiento se hizo en la llamada Cuenca de Burgos, un reservorio de gas natural en la frontera entre Tamaulipas y Texas. Pero de cualquier manera el acuerdo resultará útil.
"Esto no quiere decir que no sea muy importante hacia adelante", dijo a medios locales. "Da tranquilidad a ambos países de que nos va a tocar lo que nos corresponde a cada uno".
Letra chiquita
Primero, con la firma del documento Pemex acepta una normatividad internacional de seguridad industrial que pretende evitar accidentes como el de la plataforma Deep Water Horizon, ocurrido en 2010 en el Golfo de México.
Esto significa que habrá supervisiones binacionales en las exploraciones que se realicen en aguas profundas del Golfo y el Caribe.
El segundo punto es que la explotación unificada de los yacimientos es, en términos reales, "un asunto voluntario", afirma el académico de la UNAM.
"En el caso de que las empresas norteamericanas o Pemex rechacen el esquema de explotación unificada, entonces cada país, cada empresa, podrá realizar la explotación independiente cada uno en su lado. Eso está perfectamente establecido en el nuevo tratado".
Es un asunto que rebasa al acuerdo. Legalmente el gobierno de Estados Unidos no puede inmiscuirse en la operación de las compañías petroleras, como sí ocurre con Pemex, que depende de las autoridades mexicanas.
Popote e Isla Bermeja
"El presidente acepta el riesgo de que nos roben petróleo en aguas profundas, pero no dice quién"
Leticia Campos, UNAM
Pero la investigadora Leticia Campos, del IIE, dice que es "absurdo" el argumento del robo de hidrocarburos.
"El presidente acepta el riesgo de que nos roben petróleo en aguas profundas, pero no dice quién", afirma a BBC Mundo.
"Hay cosas más serias que explicar, como la historia de la Isla Bermeja, la cantidad de petróleo que hay en aguas profundas y el por qué se firmó una moratoria para no tocar el petróleo que venció en febrero del año pasado".
El caso de la Isla Bermeja es fundamental, insiste, porque su existencia o no determinará la cantidad de reservas que corresponden a cada país.
La investigadora Campos asegura que el acuerdo no es útil a México. "Finalmente a quien le beneficia la explotación mancomunada en aguas profundas es a quien tiene la tecnología, y en este caso es a Estados Unidos".
El pacto de explotación de yacimientos transfronterizos deberá ser aprobado por los senadores de ambos países.
En el caso de México el camino no será fácil. Opositores al gobernante Partido Acción Nacional han dicho que rechazarán el acuerdo, pues contraviene las leyes que limitan la participación de capital privado en Pemex, y los convenios internacionales que firme la paraestatal.
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