Una especie de Guerra Fría en la zona ártica. Es lo que podría
conllevar el calentamiento global mientras los líderes mundiales se
frotan las manos ante la perspectiva de acceso a nuevos yacimientos de
hidrocarburos y rutas marítimas.
La actividad militar se está acelerando en el Ártico y los expertos
creen que puede aumentar significativamente en los próximos años.
"Vemos abriéndose una región oceánica entera, previamente cerrada al
mundo", dijo Rob Huebert, profesor asociado de ciencias políticas en la
Universidad de Calgary en Canadá, citado por el periódico electrónico
'The Huffington Post'.
"Existen numerosos factores que se unen ahora y se refuerzan uno a
otro, causando la acumulación de capacidades militares en la región.
Esto sólo va a aumentar a medida que pasa el tiempo", agregó.
Importantes recursos
Se estima que los territorios del Ártico podrían contener hasta un 30%
del gas no descubierto hasta ahora y el 13% de los recursos petroleros,
además de minerales como el oro. A medida que crezca la cantidad de naves
y especialistas de exploración en la región, igualmente aumentará la
necesidad de patrullas fronterizas y fuerzas militares para proteger los
intereses de cada país en la zona.
El mes pasado Noruega acogió uno de los mayores ejercicios en la
historia ártica. Participaron 16.300 efectivos de 14 países que
practicaron sobre el hielo varios tipos de operativos, desde el combate
de alta intensidad a la respuesta a una amenaza terrorista.
Estados Unidos, Canadá y Dinamarca también realizaron simulacros a gran
escala hace dos meses. Además, los jefes militares de los ocho países
árticos –Canadá, EE. UU., Rusia, Islandia, Noruega, Dinamarca, Suecia y
Finlandia– se congregaron en una reunión sin precedentes en una base
militar canadiense la semana pasada para discutir asuntos de seguridad
regional.
Intereses
Tomando en cuenta que el Ártico se está calentando dos veces más rápido
que el resto del mundo, la Marina de los EE. UU. en 2009 anunció una
reforzada hoja de ruta del Ártico para mejorar la preparación,
interacción con las naciones árticas e identificar áreas potenciales de
conflicto.
"Nuestro interés en el Ártico nunca ha disminuido. Sigue siendo muy
importante", afirmó Ian Johnson, el capitán de ´USS Connecticut´, un
submarino nuclear estadounidense desplazado al Polo Norte el año pasado.
Siguiendo el ritmo ártico, EE. UU. admitió carecer de ciertas capacidades, tales como una flota de rompehielos.
El mes pasado Sherri Goodman, vicepresidenta del Centro de
Investigaciones Marinas estadounidense, dijo que su país aumentará su
presencia en el Ártico, para proteger sus intereses en la región. “Es un asunto de seguridad nacional”, dijo la funcionaria.
Desafíos civiles
Al mismo tiempo algunos expertos advierten que antes de que surjan las
primeras confrontaciones, los militares tendrán que aprender a
reaccionar a posibles catástrofes civiles.
“Eventos catastróficos, tales como el hundimiento de un crucero o
accidentes ambientales relacionados con la exploración de gas y
petróleo, tendrían un impacto profundo en el Ártico”, resaltó Heather
Conley, directora de los programas para Europa del Centro para Estudios
Estratégicos e Internacionales en Londres.
“No es la militarización la que representa una amenaza, sino la falta
de capacidades mientras que se acelera dramáticamente el desarrollo
económico y la actividad humana”, subrayó la experta.
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