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viernes, 24 de octubre de 2025

El J-20, el 'dragón poderoso' de China: un caza invisible que supera Mach 2 y alcanza más de 2000 km de radio de combate

El Chengdu J-20, apodado 'Dragón Poderoso', se ha convertido en el símbolo de la nueva potencia aérea de China: un caza capaz de volar a 2400 km/h, detectar objetivos a 400 km y enfrentarse al F-35.


El Chengdu J-20 es el orgullo de la aviación militar en China. Fabricado por la Chengdu Aircraft Industry Corporation, este avión de quinta generación representa el salto tecnológico más ambicioso de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación. Con más de 250 unidades activas, el J-20 ya no es un experimento: es la columna vertebral del poder aéreo chino y un desafío directo al dominio estadounidense en el Indo-Pacífico.

El J-20 de China: el caza furtivo que domina los cielos a más de Mach 2 y con alcance de 2000 km

Con una longitud de 20,4 metros, una envergadura de 12,9 y un peso máximo al despegue que ronda las 37 toneladas, el J-20 es uno de los cazas furtivos más grandes del mundo. Su velocidad máxima se estima en Mach 2 (alrededor de 2.470 km/h), y su radio de combate alcanza los 2.000 kilómetros, lo que le permite operar desde bases continentales hasta el mar de China Meridional sin repostar.




El J-20 está propulsado por dos motores turbofán WS-10C de fabricación china, aunque Pekín planea equiparlo con los más avanzados WS-15, capaces de ofrecer una potencia de empuje vectorial de 18 toneladas cada uno. Esto le permitirá maniobrar con agilidad comparable al F-22 Raptor, su principal rival tecnológico.

Su diseño angular y su recubrimiento de materiales absorbentes de radar le otorgan una firma de detección extremadamente baja. El avión dispone de cuatro bodegas internas de armamento con capacidad para misiles aire-aire PL-15 de largo alcance (hasta 300 km) y PL-10 de corto alcance, además de misiles aire-tierra y bombas guiadas. En total, puede transportar más de 6000 kg de carga bélica.

Su radar AESA de matriz activa, basado en chips de carburo de silicio, ofrece un alcance estimado superior a los 400 km, triplicando el de generaciones anteriores. A esto se suman sensores ópticos infrarrojos, sistemas de guerra electrónica y una fusión de datos que ofrece al piloto una conciencia total del campo de batalla.

El J-20 tiene una firma de radar muy baja, gran autonomía y dos motores que pronto van a ser mejorados por China

El casco del piloto incluye una interfaz de realidad aumentada que proyecta objetivos, amenazas y trayectorias en tiempo real, similar a la tecnología del F-35, pero con integración directa a la red táctica china. De hecho, el J-20 puede intercambiar información con drones, radares terrestres y satélites en un sistema unificado de combate, lo que convierte a la aeronave en un nodo clave de guerra en red.



El despliegue de escuadrones J-20 en regiones como Guangdong, Chengdu o el mar de China Meridional refuerza la estrategia de disuasión china. Con su alcance operativo, el caza puede cubrir zonas sensibles como Taiwán, Okinawa o el estrecho de Luzón sin reabastecimiento, ofreciendo a Pekín una ventaja logística y estratégica notable.

Según estimaciones del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), China podría tener más de 350 unidades J-20 en servicio activo antes de 2030, consolidando su posición como la segunda flota furtiva más grande del planeta.

El “Dragón Poderoso” es solo el principio. Ingenieros chinos ya están probando prototipos equipados con inteligencia artificial para vuelo autónomo, enjambres de drones acompañantes y sistemas láser defensivos. Estas mejoras, programadas para la década de 2030, situarían al sucesor del J-20 como uno de los primeros cazas de sexta generación plenamente operativos.

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