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martes, 26 de noviembre de 2019

Misiles y aviones hipersónicos, a punto de volverse más potentes en EEUU



Una investigación de la Universidad Estatal de Florida podría ser clave para lograr uno de los retos de la industria bélica actual: conseguir que los aviones y los misiles hipersónicos puedan soportar las altas temperaturas que se generan al superar la barrera del sonido.

La velocidad hipersónica, o 'Mach 5' según la escala inventada por el austríaco Ernst Mach, se alcanza cuando un objeto se mueve a más de 6.174 kilómetros por hora. Alcanzar esa velocidad no es gratuito, ya que a esa velocidad cualquier objeto puede tomar una temperatura de hasta 1.000 grados Celsius, provocando que muchos de los materiales comiencen a derretirse.

La necesidad de atender este problema guió a un grupo de investigadores del Instituto de Materiales de Alta-Performance de la Universidad Estatal de Florida que, en un proyecto financiado por la Fuerza Aérea de EE.UU, trabajaron en el desarrollo de un material capaz de soportar estas temperaturas extremas.

Los investigadores utilizaron nanotubos de carbono, cadenas hexagonales de átomos de carbono en forma de tubo, con el objetivo de crear una especie de 'escudo' alrededor del material. Las láminas son conocidas por los investigadores por el término buckypaper y ya eran trabajadas por el Instituto por su capacidad para conducir el calor.

El buckypaper es sumergido en un compuesto químico conocido como fenol para crear un material liviano y flexible que, de acuerdo al estudio, podría utilizarse para recubrir el cuerpo de un misil o incluso de un avión y protegerlo de las altas temperaturas.

Las pruebas de laboratorio demostraron que las piezas tratadas con el material resistían mejor al calor que las que no tratadas. Al aplicarles una llama, los objetos con la lámina protectora se mantuvieron más fuertes y flexibles que los que no habían recibido ningún tratamiento.

Tanto la flexibilidad, que permite que las piezas no se quiebren a altas temperaturas, como la posibilidad de ser liviano, proporcionan al material un gran potencial para construir aviones de menor peso en el futuro.

La propia Universidad Estatal de Florida destaca que el proyecto obtuvo el segundo puesto en el Simposio Nacional de Materiales Misilísticos y Espaciales de 2019.

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