Así es, según un medio ruso la fuerza aérea de Israel llevó a cabo un ataque con misiles contra las instalaciones militares de Rusia en suelo de Siria; este ataque habría sido anulado utilizando los sistemas de guerra electrónica que Rusia tiene desplegados en la base aérea de Jmeimim.
Supuestamente los misiles lanzados contra la mencionada base rusa eran guiados por satélite, lo que permitió a los militares rusos intervenir los sistemas electrónicos de dichos misiles e ingresar una ubicación falsa, con lo cual los misiles fallaron sus objetivos verdaderos, objetivos que no eran otra cosa que la base militar rusa.
Sin embargo, estos misiles alcanzaron una pequeña fabrica
civil de plásticos, lo que llevo a la pérdida de vidas humanas, vidas inocentes
por supuesto.
Esta acción demuestra por enésima vez la superioridad de las
armas rusas sobre las armas occidentales, en este caso las israelíes;
superioridad que permite anular al enemigo sin eliminarlo, pero que, sin
embargo, en esta ocasión no se entiende por qué no se procedió a la eliminación
del agresor sabiendo perfectamente que su objetivo era causar daño a las
instalaciones rusas, con la posible muerte de militares rusos.
No es la primera vez que Israel provoca la pérdida de
material bélico de Rusia, así como la muerte de varios elementos de sus fuerzas
armadas, como fue el caso cuando aviones caza israelíes utilizaron un avión de
inteligencia de señales ruso que estaba por aterrizar en la base rusa para
escapar del fuego de la artillería antiaérea siria después de realizar un
ataque contra el territorio del país levantino.
En esa ocasión deliberadamente los pilotos israelíes
utilizaron al avión ruso para escudarse de los misiles interceptores disparados
por la fuerza antiaérea siria, lo que, como no podría ser de otra manera,
terminó con el derribo del avión ruso y la muerte de sus ocupantes. Y es que,
al ser el avión ruso bastante más grande que los cazas israelíes, era lógico
que se dirigieran hacia él los misiles interceptores al tener una huella radar más
grande y una huella térmica mayor, y eso lo sabían perfectamente los pilotos
israelíes; por eso esa acción se puede considerar como un derribo israelí de un
avión militar ruso. No obstante, esa acción no terminó con una respuesta rusa,
sino que el gobierno de Moscú solo se limitó a proporcionar a Siria los
sistemas antiaéreos S-300. Aunque se dice que el gobierno de Israel si pagó por
los daños, pero como sea, eso no compensa una vida humana.
Pero hoy, según el medio ruso Avia.pro.com, Israel si atacó deliberadamente a los militares rusos, aunque sin éxito, pero, de cualquier forma, esa acción no provocó una respuesta rusa acorde a la situación, sino que los militares rusos se limitaron solo a derribar los misiles agresores pero no emprendieron una acción directa contra los cazas israelíes; y es que, para Rusia los aviones israelíes no representan ningún peligro y los pudo haber derribado sin apenas despeinarse utilizando sus cazas interceptores Su-35s, o, si no quiere hacer uso de sus aviones, los hubiera derribado con los sistemas antiaéreos S-300 y S-400 que tiene desplegados en la misma base aérea o en la base naval de Tartús.
Por qué no olvidemos que recientemente unos modestos
sistemas antiaéreos S-200 sirios fueron capaces de detectar y disparar contra
los cazas “invisibles” F-35 israelíes.
Pues bien, si estos sistemas de hace 60 años fueron capaces de hacer
eso, ahora imagínense lo que pueden hacer los más modernos sistemas S-300 y
S-400; para estos sistemas antiaéreos derribar aviones israelíes seria cosa de
niños; sin embargo, y lo repito, Rusia solo se limitó a derribar los misiles,
pero no a los agresores.
No obstante, aunque esta información proceda de un medio ruso, eso no quiere decir que sea 100% fiable y, quizá, los israelíes estaban atacando posiciones sirias y no rusas como se puede deducir del presente análisis, pues aunque los misiles no impactaron contra la base rusa, si lo hicieron contra una pequeña fábrica de plásticos civil, aunque haya sido solo uno de ellos; eso hace suponer que quizá el ataque no tenía como objetivo la base rusa, sino que era contra otros objetivos cercanos a dicha base, pues eso es precisamente lo que pasó cuando el derribo del avión Ilyushin Il-20 ruso.
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