La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, ha declarado este viernes que las autoridades de Estados Unidos tienen dudas de que si las fuerzas de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (O-T-S-C) fueron legítimamente invitadas a Kazajistán.
En reacción, María Zajárova, la portavoz de la Cancillería rusa, ha dicho que algunos funcionarios estadounidenses no entienden la situación en el territorio kazajo.
“Todos están acostumbrados a que algunos representantes de Washington no entiendan todo, haciéndolo pasar por una posición de Estados Unidos”, ha determinado Zajárova, mediante un mensaje emitido en Telegram.
Por su parte, el jefe de la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, ha expresado su preocupación al respecto, también en Twitter, mientras que ha llamado a la contención. “La asistencia militar externa trae recuerdos de situaciones que deben evitarse”, ha dicho.
Ante ello, Zajárova ha aseverado que tal medida rusa es necesaria para prevenir el extremismo y garantizar la seguridad nacional de Kazajistán.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia ha expresado su apoyo al Gobierno kazajo en la adopción de “medidas urgentes” ante el aumento de la violencia en la zona, anunciando el envío de unidades de las Tropas Aerotransportadas de Moscú a Kazajistán, con el fin de facilitar la normalización de la situación.
Esta medida de Rusia ha entrado en vigor debido a un acuerdo de seguridad colectiva firmado en 1992 entre Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kirguistán, Kazajistán y Tayikistán para ofrecer apoyo inmediato a las partes del tratado, en el caso de una agresión o un ataque armado ante la seguridad, estabilidad, integridad territorial y soberanía de estos países miembros de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.
El miércoles, miles de manifestantes salieron a las calles de Kazajistán, por cuarto día consecutivo, para protestar contra el aumento del precio del gas licuado desde el comienzo del año nuevo. Es más, el Gobierno de Astaná ha anunciado la muerte de varias personas, pertenecientes a los cuerpos de la Policía y la Guardia Nacional, como consecuencia de los enfrentamientos desatados entre los agentes del orden y la multitud enfurecida en las manifestaciones.
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