En medio del incesante fragor en la selva (de Washington)
sobre una posible aventura militar del gobierno de Obama en Siria, ha
surgido más información. ¡Y qué información! sobre "Ductistán".
Imaginad al ministro iraquí del petróleo Abdelkarim al-Luaybi, al
ministro sirio del petróleo Sufian Allaw, y al actual ministro suplente
del petróleo el iraní Mohamad Aliabadi
reunidos en el puerto de Assalouyeh, en el sur de Irán, para firmar un
memorando de entendimiento para la construcción del gasoducto
Irán-Irak-Siria, nada menos.
En Asia Times Online y en otros sitios
he dicho que esta prospección del "Ductistán" es una de las razones
fundamentales de la guerra por encargo de Siria. Contra los intereses de
Washington, para quien la integración de Irán es un anatema, el
gasoducto soslaya a dos cruciales protagonistas extranjeros en Siria:
Catar, principal proveedor de armas de los “rebeldes” (como productor de
gas), y a Turquía, apoyo logístico de los “rebeldes” (que se
autoproclama encrucijada energética fundamental entre Oriente y
Occidente.)
El gasoducto, con un coste 10.000 millones de dólares y
6.000 kilómetros de largo, partirá del campo de gas South Pars de Irán
(el mayor del mundo, compartido con Catar) y pasará a través de Irak y
Siria y llegará al Líbano. Luego podría pasar bajo el Mediterráneo a
Grecia y más lejos, vincularlo con el gasoducto árabe, o ambas
posibilidades.
Antes de finales de agosto, tres grupos de
trabajo discutirán los complejos aspectos técnicos, financieros y
legales involucrados. Una vez que el financiamiento esté asegurado –y
eso no es nada seguro teniendo en cuenta la guerra por encargo de Siria–
el gasoducto podría funcionar en 2018. Teherán espera que el acuerdo
final se firme antes de finales de año.
La hipótesis de trabajo
de Teherán es que podrá exportar 250 millones de metros cúbicos de gas
diarios en 2016. Cuando esté terminado, el gasoducto podrá bombear 100
millones de metros cúbicos al día. De momento Irak necesita hasta 15
millones de metros cúbicos diarios. En 2020, Siria necesitará hasta 20
millones de metros cúbicos, y el Líbano hasta 7 millones de metros
cúbicos. Queda mucho gas para exportarlo a los clientes europeos.
Los europeos –que se lamentan incansablemente de ser rehenes de
Gazprom– deberían alegrarse. En vez de eso, otra vez, se pegaron un tiro
en los pies calzados por Bally.
¿Queréis guerra? Esta es la cuenta
Antes de llegar al último fiasco europeo, combinemos este evento en
"Ductistán" con el nuevo “descubrimiento” del Pentágono a través del
director adjunto de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA),
David Shedd, según el cual la guerra por encargo de Siria podría durar
“muchos años”. Si eso sucede, adiós gasoducto.
Uno se
pregunta qué han estado haciendo esos magos de la inteligencia del
Pentágono desde principios de 2011, considerando que han anunciado la
caída de Bacher el-Asad todas las semanas. Ahora también han
“descubierto” que los yihadistas del escenario sirio del tipo de Jabhat
al-Nusra y de al Qaida en Irak (AQI) son los que dirigen realmente el
(horrendo) espectáculo. Shedd admitió que hay “por lo menos 1.200”
facciones/bandas “rebeldes” distintas Siria, la mayoría irrelevantes.
Como prueba del abrumador coeficiente intelectual promedio involucrado
en el debate de política exterior en Washington, esta información
todavía tuvo que sesgarse para justificar otra aventura militar en el
horizonte, especialmente después que el presidente Barack “Asad debe
irse” Obama declarase que autorizaría la entrega de armas “ligeras” solo
a los rebeldes “buenos”. Como si las duras reglas de la guerra
obedecieran a alguna hada madrina de las armas en lo alto.
Y entra al ring el general Martin Dempsey, presidente del Estado Mayor
Conjunto. El mismo día que Teherán, Bagdad y Damasco estaban hablando
seriamente del negocio de la energía, Dempsey comunicó a los senadores
estadounidenses belicistas, del tipo de John McCain, que el hecho de que
EE.UU. se involucre en otra guerra conducirá a “consecuencias
imprevistas”.
Dempsey escribió que el suministro de armas y el
entrenamiento de los rebeldes “buenos” (suponiendo que la CIA tenga la
menor idea de quiénes son) costarían “500 millones de dólares anuales en
principio”, requeriría “varios cientos o varios miles de soldados” y
correría el riesgo de suministrar armas a yihadistas del tipo de al
Qaida, así como de llevar a Washington, según el Pentagonés de Dempsey, a
una “asociación accidental con crímenes de guerra debidos a las
dificultades de los análisis”.
En el caso de que el gobierno de
Obama cediera a la opción favorita de los belicistas –una zona de
exclusión aérea, Dempsey dijo también que los ataques aéreos “limitados”
necesitarían “cientos de aviones, barcos, submarinos y otros medios”,
con un coste de “miles de millones”, y todo para lograr poco más que una
“degradación significativa de las capacidades del régimen y un aumento
de las deserciones del régimen”.
Dempsey por lo menos fue
franco; a diferencia de Gadafi en Libia, las fuerzas de Bacher el-Asad
no se replegarían por una zona de exclusión aérea. Y nada cambiaría
sustancialmente, porque el gobierno sirio “se basa sobre todo en el
fuego terrestre –morteros, artillería y misiles”. E incluso una zona
limitada de exclusión aérea –la que la exestrella del Departamento de
Estado Anne-Marie Slaughter definió de manera eufemísta "zona de
exclusión de asesinatos"- costaría “más de 1.000 millones de dólares
mensuales”. ¿Y quién pagará todo esto? ¿China?
Incluso si Dempsey se
presenta como "poli bueno" y "voz de la razón" –un hecho bastante
sorprendente en sí mismo, aunque estuvo en Irak y vivió en primera
persona la pateadura infligidao por un montón de “turbantes” armados con
Kalashnikovs de segunda mano- los expertos estadounidenses siguen
disfrutando del debate interno del Gobierno de Obama sobre la sensatez
de embarcarse en otra guerra.
Y mientras se prevé que el debate de
la sensatez continúe, la Unión Europea decidió actuar sometiéndose
humildemente a la presión de EE.UU. e Israel por un lado y a la presión
interna del Reino Unido y Holanda por otro poniendo en la lista negra de
las organizaciones terroristas al brazo armado de Hizbulá.
El
pretexto fue el atentado a un autobús de israelíes en Bulgaria en 2012.
Hizbulá dijo que no tuvo nada que ver. Los investigadores búlgaros
afirmaron que sí, luego que tal vez y ahora admiten que incluso la
evidencia circunstancial es débil.
Por lo tanto el pretexto es
un engaño. Es la UE –después de negar vilmente los derechos de vuelo al
avión presidencial boliviano– haciendo una vez más el juego de la
mascota, con los británicos y holandeses tratando de debilitar a Hizbulá
precisamente cuando ha reforzado su posición en la frontera
siria/libanesa y ha combatido realmente contra esos yihadistas del tipo
de Jabhat al-Nusra y AQI.
Como una ilustración gráfica de la
extrema ignorancia –algunos dirían estupidez– de la UE, Gran Bretaña,
Holanda y Francia especialmente, seguidas de otros, acaban de calificar
de “terrorista” a la organización que combate spbre el terreno en Siria y
Líbano a los “terroristas”, mientras los yihadistas se salen con la
suya. Basta de hablar de ignorancia y arrogancia europeas.
Entonces, ¿qué será lo siguiente? No es exagerado imaginar que la UE
olvide totalmente el gasoducto que en última instancia beneficiaría a
sus ciudadanos y emita –bajo presión de EE.UU.– una directiva
calificando a Irán-Irak-Siria de eje terrorista cabildeando por una zona
de exclusión aérea para todos y reclutando yihadistas por todas partes
para una Guerra Santa contra ese eje, con el apoyo de una fatua emitida
por el Jeque Yusuf al-Qaradawi. Pero primero necesitaría la aprobación
de Washington. En realidad, incluso podría obtenerla.
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