El precio del petroleo sigue cayendo inexorablemente, y mientras tanto los Rockefeller saltan de alegría, pues vendieron sus activos en la industria petrolera todavía a un muy buen precio, en tanto, sus adversarios empresariales e industriales sufren las consecuencias de no haber hecho lo propio.
Dice el dicho: "cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar", algo que nadie entendió, pero principalmente los países productores de petroleo son los que están sufriendo las peores consecuencias por no haber anticipado el peligro.
Los estúpidos políticos mexicanos creyeron que los precios del petroleo siempre estarían altos, e hicieron presupuestos según esa estimación, pero ahora se dan de topes en la pared, y ademas se les vino el descontento popular encima, algo que se agravará por la falta de dinero, trabajo y servicios sociales por la falta de los recursos provenientes de la venta del petroleo.
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