El Papa dice que el Corán es un libro de paz y reza descalzo en dirección a la Meca en la Mezquita Azul de Estambul. “El Corán es un libro de paz, no se puede equiparar Islam y terrorismo, pero es preciso que los líderes musulmanes condenen los atentados terroristas”. Esta ha sido la respuesta a la primera pregunta sobre islamofobia y cristianofobia. “Son muchos hoy- asegura el Pontífice- los mártires cristianos: los están expulsando del Medio Oriente. Y precisamente a causa de este martirio, que afecta a todas las confesiones, nace el ecumenismo de la sangre. Nuestros mártires nos están gritando: ‘Somos una sola cosa’”.
El Papa ha recordado que su deseo es acercarse a Irak. “Sin embargo, ahora no ha sido posible -ha explicado-, porque un viaje suyo crearía problemas de seguridad a las autoridades”. Pero ha repetido: “me gustaría mucho y quiero ir allí”.
A continuación, a reafirmado que, en su opinión, la humanidad está viviendo una Tercera Guerra Mundial por partes. “Hay enemistades pero hay también causas económicas, está el dios dinero que se coloca en el centro, en lugar de la persona humana. El tráfico de armas es terrible, es uno de los negocios más florecientes hoy. Quienes han vendido armas químicas a Siria son aquellos que luego la acusaban de poseerlas”. Y en relación a las armas nucleares, ha dicho que la humanidad aún no ha aprendido la lección.
A una pregunta sobre las celebraciones, el próximo año, del genocidio armenio, ha recordado la carta escrita por Erdogan sobre el tema: algunos la han criticado porque no reconocían lo sucedido, pero -ha dicho- son siempre pasos positivos, pequeños gestos de aproximación. Debemos rezar por la reconciliación de los pueblos, y ha expresado su deseo de que la frontera turco-armenia se abra.
Sobre el diálogo con los ortodoxos, ha afirmado que se está en camino. Si debemos esperar que los teólogos se pongan de acuerdo -ha dicho con una frase, citando a Pablo VI-, ese día no llegará jamás; habría que trasladar a todos los teólogos a una isla. Nosotros debemos seguir caminando juntos: este es el ecumenismo espiritual, rezar juntos, trabajar juntos, hacer obras de caridad conjuntas… Más tarde, ha precisado: las Iglesias Católicas Orientales tienen el derecho a existir. El uniatismo es una palabra de otro tiempo. Ha recordado su voluntad de encontrar al Patriarca de Moscú, Kiril. “Le he dicho: ‘Si tú me llamas, yo voy’. También el patriarca desea este encuentro, pero en este momento está la cuestión de Ucrania y tiene otros problemas”.
En relación al ecumenismo, ha repetido con Juan Pablo II su disponibilidad a discutir el primado del Obispo de Roma, de modo que el ejercicio del ministerio petrino sea compartida por todos. Pero la Iglesia -ha subrayado- cuando se mira a sí misma y no a Cristo, cuando piensa que es ella la luz y no simplemente portadora de la luz, crea divisiones. La autorreferencialidad transforma la Iglesia en una ONG teológica. Por último, ha manifestado el augurio de que los cristianos puedan celebrar la Pascua en las mismas fechas.
Ha comentado también acerca de su visita a la Mezquita Azul. “Aquí- ha señalado-he sentido el deseo de rezar sobre todo por la paz”. Y sobre el diálogo interreligioso, ha explicado que es el momento de hacer un salto de calidad para que se convierta en un diálogo experiencia entre personas religiosas.
Finalmente, ante una pregunta sobre las discusiones sobre la homosexualidad en el reciente Sínodo de la Familia, el Papa ha recordado que el Sínodo es un camino conjunto: no se puede considerar de modo aislado la opinión de una sola persona. El Sínodo no es un parlamento sino un espacio donde habla el Espíritu Santo.
Por otra parte y antes de partir del país otomano, el Papa Francisco rezó descalzo en dirección a la Meca en la Mezquita Azul de Estambul.
El Papa ha recordado que su deseo es acercarse a Irak. “Sin embargo, ahora no ha sido posible -ha explicado-, porque un viaje suyo crearía problemas de seguridad a las autoridades”. Pero ha repetido: “me gustaría mucho y quiero ir allí”.
A continuación, a reafirmado que, en su opinión, la humanidad está viviendo una Tercera Guerra Mundial por partes. “Hay enemistades pero hay también causas económicas, está el dios dinero que se coloca en el centro, en lugar de la persona humana. El tráfico de armas es terrible, es uno de los negocios más florecientes hoy. Quienes han vendido armas químicas a Siria son aquellos que luego la acusaban de poseerlas”. Y en relación a las armas nucleares, ha dicho que la humanidad aún no ha aprendido la lección.
A una pregunta sobre las celebraciones, el próximo año, del genocidio armenio, ha recordado la carta escrita por Erdogan sobre el tema: algunos la han criticado porque no reconocían lo sucedido, pero -ha dicho- son siempre pasos positivos, pequeños gestos de aproximación. Debemos rezar por la reconciliación de los pueblos, y ha expresado su deseo de que la frontera turco-armenia se abra.
Sobre el diálogo con los ortodoxos, ha afirmado que se está en camino. Si debemos esperar que los teólogos se pongan de acuerdo -ha dicho con una frase, citando a Pablo VI-, ese día no llegará jamás; habría que trasladar a todos los teólogos a una isla. Nosotros debemos seguir caminando juntos: este es el ecumenismo espiritual, rezar juntos, trabajar juntos, hacer obras de caridad conjuntas… Más tarde, ha precisado: las Iglesias Católicas Orientales tienen el derecho a existir. El uniatismo es una palabra de otro tiempo. Ha recordado su voluntad de encontrar al Patriarca de Moscú, Kiril. “Le he dicho: ‘Si tú me llamas, yo voy’. También el patriarca desea este encuentro, pero en este momento está la cuestión de Ucrania y tiene otros problemas”.
En relación al ecumenismo, ha repetido con Juan Pablo II su disponibilidad a discutir el primado del Obispo de Roma, de modo que el ejercicio del ministerio petrino sea compartida por todos. Pero la Iglesia -ha subrayado- cuando se mira a sí misma y no a Cristo, cuando piensa que es ella la luz y no simplemente portadora de la luz, crea divisiones. La autorreferencialidad transforma la Iglesia en una ONG teológica. Por último, ha manifestado el augurio de que los cristianos puedan celebrar la Pascua en las mismas fechas.
Ha comentado también acerca de su visita a la Mezquita Azul. “Aquí- ha señalado-he sentido el deseo de rezar sobre todo por la paz”. Y sobre el diálogo interreligioso, ha explicado que es el momento de hacer un salto de calidad para que se convierta en un diálogo experiencia entre personas religiosas.
Finalmente, ante una pregunta sobre las discusiones sobre la homosexualidad en el reciente Sínodo de la Familia, el Papa ha recordado que el Sínodo es un camino conjunto: no se puede considerar de modo aislado la opinión de una sola persona. El Sínodo no es un parlamento sino un espacio donde habla el Espíritu Santo.
Por otra parte y antes de partir del país otomano, el Papa Francisco rezó descalzo en dirección a la Meca en la Mezquita Azul de Estambul.
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