"Nuestras relaciones con China no constituyen una alianza militar y tampoco buscamos ese objetivo. No necesitamos una alianza militar como la OTAN", dijo Lavrov a la cadena televisiva Canal 1.
Bloques bélicos como la OTAN, indicó, son de la época de la guerra fría y en la actualidad, en el mundo multipolar, el pensamiento moderno es otro.
"En ese sentido, nuestras relaciones con China son completamente diferentes al modelo clásico de la alianza militar y posiblemente sean más estrechas", puntualizó.
Lavrov descartó también respuestas coordinadas de Rusia y China a las sanciones unilaterales de los países occidentales.
El ministro ruso se refirió además a los escudos antimisiles que Estados Unidos despliega en Europa y en Asia.
"Hoy por hoy en Europa hay una zona antimisiles y nadie habla ya de que es contra Irán. Ahora dicen que es un proyecto global para contener a Rusia y China. Lo mismo ocurre en la región de Asia y el Pacífico. Nadie trata de fingir que es contra Corea del Norte. Es un sistema global para reforzar el propósito de Estados Unidos de dominar el mundo en lo absoluto, incluido en el ámbito nuclear", sostuvo.
Lavrov reiteró su rechazo al lenguaje de la fuerza y calificó de inútiles a los políticos y estrategas occidentales que recurren a las ofensas y la prepotencia respecto a China y Rusia.
El canciller remarcó que la amistad de las dos grandes potencias no está dirigida contra terceros países.
"La cooperación estratégica bilateral y la asociación multilateral no es contra alguien, sino exclusivamente en aras de los intereses de nuestros pueblos", apuntó, resaltando que las dos naciones buscan el equilibrio de intereses para beneficio recíproco.
Suministros energéticos para influir
Además, Lavrov declaró que Rusia nunca va a usar sus recursos de energía o rutas petroleras y gasísticas para ejercer influencia política en los países europeos.
"Nosotros nunca —eso es nuestra posición fundamental que no depende de nada— vamos a usar recursos de energía, nuestras rutas del petróleo y del gas en Europa", dijo Lavrov en declaraciones a la cadena Canal 1 preguntado si Rusia podría usar los suministros energéticos como herramienta de influencia política.
En este contexto el jefe de la diplomacia rusa recordó el bloqueo del suministro de agua a Crimea por parte de Ucrania y calificó de vergonzosa esa decisión.
"Occidente, que muy a menudo cuestiona que usemos los suministros energéticos como herramienta de influencia, como una arma, permanece callado en cuanto a qué hace Kiev sobre el suministro de agua a Crimea", señaló el alto diplomático.
Subrayó que las necesidades básicas, de las cuales depende la vida de muchas personas, nunca deben convertirse en el blanco de sanciones.
A finales de marzo, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, declaró en una entrevista concedida a la cadena CNN que Washington considera que el proyecto Nord Stream 2 es una "mala idea", por lo cual continuará imponiendo sanciones a las compañías involucradas en la construcción del gasoducto.
Según Blinken, el Nord Stream 2 supuestamente le dará a Rusia la oportunidad de "usar la energía como una herramienta coercitiva".
Nuevas reglas de Europa para el orden mundial
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia dijo también que Occidente ve amenazado su predominio y por eso inventa nuevas reglas para el orden mundial.
El canciller dijo que el Occidente actual se porta como la desaparecida Unión Soviética, a la que EEUU estaba acusando en su tiempo de difundir la ideología.
Al comentar la declaración del exsecretario de Estado de EEUU Rex Tillerson de que le preocupa la supuesta injerencia rusa en las elecciones de otros países, Lavrov refirió que le recordó a Tillerson que EEUU lo hace abiertamente, en particular, en su ley Del apoyo a la democracia en Ucrania apuntó que EEUU debe gastar 20 millones de dólares anuales con este fin.
"Simplemente ha anunciado que va a inmiscuirse", constató.
Según el canciller ruso, EEUU y Europa trabajan enérgicamente en Asia Central promoviendo sus formatos.
"El volumen de los vínculos económicos que EEUU y la Unión europea procuran establecer con Asia Central es incomparable con la penetración económica mutua entre esta región y Rusia, pero ellos se plantearon el objetivo de debilitar nuestros lazos con nuestros aliados estratégicos y socios", subrayó Lavrov.
Agregó que la confrontación entre Occidente y Rusia ha tocado fondo, pero existe la esperanza de que todos entiendan los riesgos que implica ese hecho.
Al responder a la pregunta de si alguna vez había estado más preocupado que ahora, el ministro ruso dijo que "sí y no".
"Por un lado, la confrontación tocó fondo. Por otro lado, en ese fondo existe la esperanza de que todos sean personas adultas y comprendan los riesgos que conlleva aumentar la tensión", subrayó el ministro.
Según Lavrov, los colegas occidentales fueron los que introdujeron la palabra "guerra" en el uso diplomático a nivel internacional.
"Actualmente lo que Occidente percibe como evento principal de la vida internacional es 'la guerra híbrida desatada por Rusia', esa es una descripción muy popular. De todas formas confío en que prevalecerá la razón", destacó.
Lavrov también afirmó que Rusia responderá a cualquier acción hostil en su contra.
"Siempre hemos advertido que estamos dispuestos a reaccionar; vamos a reaccionar a cualquier acción maligna contra nosotros, y la respuesta no necesariamente será simétrica", afirmó Lavrov.
El canciller indicó que Rusia intenta discutir con la Unión europea los temas que provocan el descontento de Bruselas.
"La Unión europea, de hecho, impuso sanciones contra nosotros y rompió todos los canales de comunicación después de que alzáramos la voz en defensa de los rusos en Ucrania, en Donbás y en Crimea; intentamos hablarlo cuando nos hacen reclamaciones", dijo.
El ministro ruso destacó que Moscú está dispuesta a restablecer las relaciones con Bruselas, "para que resurjan de las cenizas", pero no va a "tocar la puerta cerrada".
Las relaciones entre Rusia y Occidente siguen empeorando, en particular, como resultado de la práctica tanto de Washington como de Bruselas de aplicar constantemente nuevas sanciones en contra de Moscú.
Hace un par de semanas Lavrov constató que entre Rusia y la Unión europea, como organización, no hay relaciones, ya que las mismas fueron destruidas de manera unilateral por Bruselas.
Los intercambios entre el Kremlin y la Casa Blanca igualmente muestran temperaturas cercanas a cero, y el embajador ruso en EEUU, Anatoli Antónov, fue invitado a Moscú a consultas, para analizar qué hacer en el contexto de las relaciones actuales con Washington.
La Cancillería subrayó que Moscú no está interesado en una degradación irreversible de esas relaciones y afirmó que quiere buscar "las vías que lleven a corregir el actual estado grave de los vínculos ruso-estadounidenses, los que durante los últimos años, de hecho, se vieron en un atolladero por la actuación de Washington".
Según Antónov, que no sabe cuando regresará a Washington, EEUU no muestra ningún interés en eliminar las barreras que obstaculizan las relaciones entre ambos países durante los últimos años.
Sobre la actitud de la Unión europea hacia Polonia y Hungría
En su entrevista Lavrov criticó los intentos de la Unión Europea de imponer sus normas culturales y religiosas a Polonia y Hungría, que defienden sus valores tradicionales.
"Si miramos ahora a la Unión europea y cómo son las cosas con valores allí, (se ve que) ya están atacando a sus propios miembros —Polonia, Hungría– solo porque estos países profesan tradiciones culturales y religiosas diferentes", dijo el canciller ruso.
Lavrov subrayó que los valores que impone Bruselas no son universales ni acordados por la comunidad internacional.
"Cuando a Rusia se le imponen valores que, en su opinión, están relacionados con la democracia y los derechos humanos, respondemos concretamente: los valores universales están en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, que todos firmaron", destacó.
Además, el ministro de Exteriores ruso advirtió que jugar con los valores tradicionales puede ser peligroso.
El pasado 11 de marzo, Polonia presentó una reclamación en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por el incumplimiento de las condiciones de distribución del presupuesto comunitario, aprobado en diciembre pasado.
Las autoridades polacas, igual que las de Hungría, protestan contra la intención de otros Estados de la Unión europea de vincular la asignación de finanzas con la observancia de la supremacía del derecho en determinados países.
En 2018, el Parlamento Europeo acusó a Hungría de falta de respeto a los valores democráticos y violación de los principios del Estado de derecho, y en abril de 2020, la Comisión Europea inició una investigación contra Polonia por su reforma del sistema judicial.
Por su parte, Budapest y Varsovia opinan que Bruselas busca socavar su soberanía, imponiendo sus valores y su trato de minorías sexuales.
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