La organización está formada actualmente por cinco países: Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica. Sin embargo, 19 países mostraron ya su interés por adherirse. Entre ellos están Argentina, Arabia Saudita, los Estados Árabes Unidos, Irán, Egipto, Argelia, Indonesia y Baréin.
En la 15 cumbre de los BRICS, que se celebrará en agosto en Sudáfrica, los miembros tienen previsto debatir la posibilidad de crear una moneda común. El principal objetivo de este empeño es reducir la dependencia del dólar estadounidense en el comercio internacional, escribió el diario económico japonés Sankei Shimbun.
La subida de los tipos de interés en EEUU y el conflicto en torno a Ucrania provocaron una apreciación del dólar. Al mismo tiempo, las monedas de los países en desarrollo perdieron valor, lo que no les beneficia y causa el descontento. También existen temores de que algunos países puedan quedar excluidos del dólar como consecuencia de las sanciones de Washington, destaca el medio.
El hecho de que haya tantos países que se quieren unir a la organización destaca que hoy en día el potencial de los BRICS es evidente, incluso para los países del G7, considera el jefe de finanzas y economía del Instituto de Desarrollo Contemporáneo con sede en Moscú, Nikita Máslennikov.
"Este año, China y la India representarán la mitad del crecimiento del PIB mundial, y el volumen de comercio de estos dos países con la Unión Europea y EEUU es de 1,5 billones de dólares", afirmó el experto, explicando que esto supone un reconocimiento del papel de la organización en la economía mundial, y significa que "se les empieza a considerar como un socio comercial, sin el cual es difícil avanzar".
Así, el elevado peso en la economía mundial de los Estados miembros y los que solicitaron su adhesión a los BRICS están empezando a convertirse en su influencia política, declaró Máslennikov.
Además, según él, las preocupaciones del G7 están relacionadas principalmente con la fragmentación de la economía mundial causada por la pandemia COVID-19 y agravada por la crisis ucraniana.
"Estos dos factores provocaron interrupciones en los suministros internacionales, financieros, alimentarios y energéticos, y las restricciones comerciales adicionales aumentaron la fricción entre regiones. Se trata de un riesgo global y real para todos los países, incluidos los BRICS", aseveró.
El analista respaldó su comentario con los cálculos del Fondo Monetario Internacional, según los cuales las pérdidas derivadas de la fragmentación de la economía global podrían costarle hasta el 7% del PIB mundial (el PIB anual de Alemania y Japón juntos). "Así que al G7 le importan las opiniones de los países BRICS sobre las actitudes y respuestas a un reto tan importante", resaltó.
En cuanto a la creación de una moneda común entre los BRICS, Máslennikov considera que este proyecto está aún muy lejos.
"En este momento, la cuestión sigue siendo los términos de la transición de los países BRICS al uso de las monedas nacionales en las liquidaciones mutuas. La creación de una moneda única es una etapa mucho más compleja y tardía. Requiere la formación de un determinado sistema monetario regional, un sistema de pagos conjunto con mecanismos unificados de gestión y coordinación", apuntó.
Se necesitan una serie de medidas para establecer una unión económica y aduanera, así como un mercado común; antes de esto, todos los países necesitan al menos varios años de estabilidad en sus cursos políticos, resumió el experto, poniendo como un ejemplo a Europa, que llevó 40 años en camino de introducir su propia moneda.
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