El primero de los dos rounds entre los candidatos en carrera por la Presidencia terminó sin mayores sobresaltos. Pese a la especulación previa en torno al desempeño del histriónico Javier Milei —triunfante en las primarias—, y de la disputa entre el oficialismo y la oposición para ingresar a un potencial balotaje, la velada transcurrió sin sorpresas.
Con una alta medición de audiencia y la monopolización absoluta de la discusión en redes sociales, el encuentro en el Centro de Convenciones Fórum de la provincia de Santiago del Estero (norte) sirvió de vidriera de las distintas propuestas de los candidatos que el 22 de octubre disputarán unas elecciones inmersas en un escenario donde impera la incertidumbre.
Los contendientes son cinco: Javier Milei, de La Libertad Avanza (cosechó el 29,9% de votos en las primarias); Patricia Bullrich de Juntos por el Cambio (alianza que obtuvo el 28%); Sergio Massa, ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria (27,28%); Juan Schiaretti, gobernador de la provincia de Córdoba (centro) y referente de Hacemos por Nuestro País (3,7%); y Myriam Bregman del Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad (2,6%).
Durante las dos horas de duración, los candidatos se lanzaron al debate sobre tres bloques: economía; educación; derechos humanos y convivencia democrática. La mayoría de los contrincantes decidió destinar la mayor parte de sus cinco derechos a réplica disponibles al primero de los ejes temáticos, ante la acuciante crisis económica que atraviesa el país.
Acatar el libreto
Ante el ajustadísimo resultado que arrojaron los comicios primarios del 13 de agosto, la principal incógnita apuntaba a la estrategia que esgrimiría cada uno de los tres dirigentes más votados.
Si bien la víspera del debate estuvo marcada por el escándalo que generó la difusión de las imágenes de un funcionario oficialista de vacaciones en España con una modelo en un yate de lujo, el ministro de Economía, Sergio Massa, logró sortear las escasas imputaciones vertidas por sus adversarios. La más enfática fue la candidata Bregman, quien espetó: "Mientras hambrean al pueblo se van en sus yates de lujo a pasear por Europa".
El candidato oficialista, Massa, se focalizó en polarizar con Milei, a quien destinó la mayoría de sus réplicas disponibles para responder a sus declaraciones. Ante la inflación del 124,4% interanual, Massa concentró su mensaje en distanciarse de la gestión del presidente Alberto Fernández: "Ahora viene una etapa nueva, mi Gobierno, no este Gobierno. Corrigiendo los errores y haciendo los cambios que haya que hacer cueste lo que cueste", resumió.
A su vez, buscó atar a Bullrich a su experiencia como ministra de Seguridad de Mauricio Macri (2015-2019), quien fracasó en su intento reeleccionario en medio de otro temporal económico. "Hay tres caminos: uno ya lo conocemos, es la vuelta al pasado [en referencia a Bullrich]; el otro es un salto al vacío y la locura [contra Milei]. Y después, un camino de producción y trabajo. Quiero invitarte a un Gobierno de unidad nacional: si soy presidente, vamos a convocar a los mejores", prometió Massa.
Por su parte, aprovechando el viento de cola de un sorpresivamente favorable resultado en las internas del 13 de agosto, Milei mantuvo su línea de ataque a la "casta política". El eslogan de campaña apareció apenas tuvo la palabra: "Una Argentina distinta es imposible con los mismos de siempre", expresó el líder de La Libertad Avanza.
Si bien su estrategia se concentró en distanciarse del resto de candidatos, Milei también optó por rivalizar directamente con Massa, a quien destinó la mayoría de las réplicas.
Corrida por izquierda por Massa y por derecha por Milei, Bullrich intentó reiterada e infructuosamente subirse a la contienda de la que sus adversarios eligieron marginarla. El mensaje de la exministra buscó capitalizar la idea de "cambio" compartida por el economista libertario, pero exhibiendo el poder territorial de su fuerza, que logró hacerse con diversas gobernaciones provinciales en las semanas previas.
"Para cambiar la Argentina no alcanza con ganar en las urnas, hay que generar cambios profundos: la única forma de hacerlo es con coraje y con poder político", afirmó Bullrich.
La tercera en discordia
"Massa eligió confrontar con Milei, y el libertario siguió ese juego: si bien su apuesta es la lucha contra la casta política, optó por discutir directamente contra el ministro. Por eso, Bullrich quedó algo relegada en esa discusión", opina ante Sputnik Pablo Romá, analista político y director de la consultora Circuitos.
"Milei es al que menos le convenía arriesgar. Con una estrategia defensiva podría pasar el debate sin mayores sobresaltos", sostiene el consultor.
Según el politólogo Federico González, la estrategia diseñada por la candidata opositora la forzó a concentrarse en el ministro en lugar de optar por rivalizar con el candidato más votado, a fin de lograr un lugar en un hipotético balotaje: "Bullrich se concentró casi exclusivamente en defenestrar al oficialismo, pero no a Milei. Eso me llamó la atención", dice el analista a Sputnik.
Ambos especialistas coinciden en que el bloque más determinante fue el económico, del cual, pese a las explícitas adversidades que ofrece el escenario, Massa logró salir relativamente airoso: "Fue sólido al evitar ataques y, sin atravesar mayores inconvenientes, pudo plantear con cierta solidez sus argumentos", considera Romá.
Sin embargo, quien más dificultades halló en este terreno fue Bullrich. La candidata inició su alocución comprometiéndose a "borrar del mapa la inflación sin atajos, sin mentiras, sin cuentitos". Luego, apuntó al candidato oficialista: "Massa, explicale al pueblo cómo siendo el peor ministro de Economía podés ser un buen presidente".
Por momentos trastabillando en su explicación sobre su programa de Gobierno, la dirigente opositora encontró dificultades para capitalizar un tema que le resultó esquivo. "Creo que Bullrich no supo aprovechar el bloque central. Nuestras encuestas marcan eso, porque no le fue bien", apunta González.
"Creo que el debate influye en la elección, y Bullrich puede verse afectada: no estuvo necesariamente mal, pero pareció trastabillar en algún punto. La encuesta que organizamos dio empate entre Milei y Massa. Creo que de seguir esta tendencia, Patricia tiene menores chances de entrar a un balotaje", dice el analista.
El negacionismo, eje de la polémica
El tercer y último bloque temático —el de derechos humanos y convivencia democrática, elegido por el público— fue espacio de controversiales declaraciones por parte del líder de La Libertad Avanza. A 40 años del fin de la última dictadura militar (1976-1983), cuya cúpula fue juzgada por crímenes de lesa humanidad, Milei eligió rivalizar con la lucha de los organismos de derechos humanos y la consigna de los 30.000 detenidos-desaparecidos durante el régimen.
"Nosotros valoramos la visión de memoria, verdad y justicia. Empecemos por la verdad: no fueron 30.000 los desaparecidos, fueron 8.753", dijo el libertario.
Ubicada en una posición diametralmente opuesta, Myriam Bregman respondió: "Me indigna y no voy a naturalizar que vuelvan las ideas negacionistas y menos que hablen de libertad las personas que justifican los secuestros y los campos de concentración de la dictadura".
Según Romá, Bregman concentró su estrategia en la disputa del sensible bloque: "Habló de manera muy sólida, tratando de disputar directamente contra Bullrich y Milei, aunque en detrimento de la faceta económica, que parecía la central".
La mira puesta en la revancha
El 8 de octubre tendrá lugar el segundo debate presidencial, con sede en la Ciudad de Buenos Aires: será la última oportunidad de los candidatos de discutir presencialmente antes de las elecciones del domingo 22. En caso de que ninguno de ellos coseche el 45% de los votos o el 40% con una distancia mayor a 10 puntos respecto al segundo, habrá balotaje y los dos finalistas discutirán presencialmente el 12 de noviembre.
Conscientes de la próxima cita, ninguno de los candidatos optó por arriesgar desde lo discursivo. "El debate tuvo momentos interesantes y otros bastante intrascendentes. Creo que todos estuvieron bastante cautos, sin jugársela demasiado", considera el director de la consultora Circuitos.
"El formato del debate llevó a que la dinámica fuera interrumpida. No me parece que haya espacio como para lucirse, por eso creo que no hubo un gran ganador unánime. Los tiempos atentan contra la posibilidad de exposición y discusión entre candidatos", opina el consultor.
Si en algo coinciden los analistas, es en la oportunidad que la velada ofreció para los dos contendientes menos conocidos, Bregman y Schiaretti. Según González, la dirigente de izquierda "se concentró en diferenciarse marcadamente de los otros tres candidatos, mostrándose como la única en contra de acordar, por ejemplo, con el Fondo Monetario Internacional".
En cambio, el gobernador de Córdoba concentró su discurso en la gestión provincial, casi limitando la proyección nacional. "Schiaretti quedó muy paralelizado en su mirada local: parecía más candidato a gobernador de Córdoba que candidato a presidente, y creo que eso no lo benefició. Su eje fue el federalismo", dice el analista.
"A Bregman y Schiaretti les sirvió para ganar visibilidad, pero no torcieron el esquema del debate. Creo que van a mostrarse más agresivos en el próximo debate, si es que buscan crecer", apunta el experto.
El razonamiento aplica también para Massa y Bullrich. Según Romá, a diferencia del líder de la Libertad Avanza, los dos contendientes que disputan el ingreso a una segunda vuelta deberían apuntar a rivalizar con mayor intensidad contra el libertario: "Es previsible que activen más pirotecnia verbal contra Milei para lograr llegar al balotaje", concluye.
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