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viernes, 11 de octubre de 2019

S&P descarta recesión en China y espera crecimientos del 5% hasta 2022

S&P descarta recesión en China y espera crecimientos del 5% hasta 2022

"No esperamos que las relaciones con EEUU se normalicen en el futuro previsible", afirma
César Vidal.



La agencia de calificación crediticia S&P Global Ratings ha mantenido el rating de China en 'A+', con una perspectiva a largo plazo 'Estable'. Según sus previsiones, el gigante asiático no corre peligro de caer en recesión y mantendrá un crecimiento general del PIB por encima del 5% anual al menos hasta 2022.

Su previsión es que el PIB per cápita de China aumente a casi 12.000 dólares para 2022 desde los 10.000 dólares proyectados para 2019. Sin embargo, estos expertos reconocen que "varios factores se han unido para presionar el crecimiento económico chino en el futuro cercano".

Entre ellos, destacan los esfuerzos del gobierno para controlar los riesgos financieros, el debilitamiento del crecimiento económico mundial y las incertidumbres asociadas con las tensiones bilaterales con Estados Unidos. "Esto ha llevado a expectativas más débiles del crecimiento económico chino para los próximos años", señalan.

El pasado mes de julio, China publicó que su PIB del segundo trimestre frenó su tasa de crecimiento hasta el 6,2%, la tasa más débil de los últimos 27 años, lo que indica que la guerra comercial con EEUU se ha cobrado un duro peaje en la economía de la segunda potencia mundial. El objetivo del Gobierno para el conjunto de 2019 es mantener un crecimiento anualizado del 6%.

GUERRA COMERCIAL Y REFORMAS

"No esperamos que las relaciones entre Estados Unidos y China se normalicen en el futuro previsible", señala S&P. Esto probablemente signifique que "las exportaciones chinas y la inversión en el sector manufacturero podrían registrar sólo un pequeño crecimiento en los próximos años".

Además, señalan que las restricciones estadounidenses a las transferencias de tecnología a China también podrían obstaculizar las mejoras de productividad. "En este entorno, es más probable que China mantenga un fuerte crecimiento económico si se recupera el impulso de las reformas", afirma S&P.

Según sus cálculos, una escalada de las tensiones comerciales que llevase al gigante asiático a apostar por la autosuficiencia frenaría el crecimiento de la segunda mayor economía mundial a una media del 3,7% durante la próxima década.

"La desaceleración del crecimiento de China se extenderá hasta 2030. El deterioro de la demografía y la disminución del crecimiento de la productividad suponen que esto esté casi 100% garantizado", advierte la agencia.

En el peor de los tres escenarios previstos, el ritmo de reformas estructurales en el mercado chino se ralentizaría coincidiendo con un agravamiento de las tensiones económicas y financieras, con una subida al 25% de todos los aranceles en los intercambios bilaterales entre China y EEUU.

Bajo este supuesto más pesimista, el crecimiento del PIB de China menguaría gradualmente desde el 6,2% previsto para 2020, hasta el 1,3% en 2030, con un ritmo de expansión medio anual del 3,7% para la próxima década.

S&P estima en su escenario principal que, en el caso de que China introduzca moderadas reformas en su economía y su relación con EEUU se estabilizara, su PIB crecería a un ritmo medio del 4,6% los próximos diez años, mientras que bajo la hipótesis de una mayor liberalización de su mercado y de llegar a un acuerdo con EEUU, el ritmo de expansión se aceleraría a un promedio del 5,4%.

Así, S&P destaca que durante el último año, el gobierno ha introducido nuevas iniciativas para experimentar nuevas medidas de liberalización y una mayor apertura a la inversión internacional. Recientemente puso fin a los límites de propiedad de los inversores extranjeros en el sector financiero y ha facilitado los controles sobre las entradas de capital extranjero a sus mercados financieros.

El gobierno chino también planea liberalizar las leyes y regulaciones económicas en la ciudad de Shenzhen, al lado de Hong Kong, y expandir la zona de libre comercio de Shanghai. Sin embargo, las últimas informaciones apuntan que la Administración Trump busca limitar o restringir los flujos de capital hacia China, una nueva medida de presión para las negociaciones comerciales. Así las cosas, el futuro devenir de la guerra comercial y tecnológica será clave para calibrar el futuro crecimiento de la economía china.

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