En una noticia explosiva, hoy el gobierno turco da a conocer que no desea mas a las tropas estadounidenses dentro de su territorio y que, por lo tanto, les da tan solo 15 días para abandonar el país, no importando si están listos para hacerlo o no. Este ultimátum cae como cubeta de agua helada a las cabezas calientes, enfermas, de Washington, pues a partir de ahora la tendrán muy difícil para poder ingresar a aguas del Mar negro a desafiar a Rusia, pues Turquía es el país que controla el acceso a este Mar; no olvidemos que recientemente el gobierno turco negó el acceso al portaaviones del Reino Unido.
Y no se crean que sólo expulsa a las fuerzas militares estadounidenses enviadas expresamente por Washington, sino que expulsa a todas, incluyendo a las que se encuentran dentro del marco de la cooperación militar con la OTAN.
De esta manera Ankara exige la salida inmediata del país de todas las fuerzas militares de EEUU, incluyendo las que se encuentran desplazadas en el aeropuerto militar de Incirlik, lugar donde EEUU tiene desplegadas un número importante de ojivas nucleares, bombarderos pesados y estratégicos, y aviones caza F-35.
Y eso que se supone que estas armas nucleares están ahí para persuadir a Rusia de lanzar un ataque contra el país otomano, o contra cualquier otro miembro europeo de la OTAN. De esta forma, a Turquía no le interesa nada el supuesto paraguas nuclear protector de la OTAN, paraguas nuclear que se supone está allí para su protección ante la supuesta “amenaza rusa”. Pues bien, para Turquía no existe ninguna amenaza, menos si proviene de Rusia, país al que ha comprado modernos sistemas antiaéreos S-400 y que, asimismo, está en pláticas para comprar los modernos cazas de sexta generación Su-57, así como los Su-35s.
Esta noticia es un verdadero terremoto geopolítico en toda la región, terremoto que no solo se circunscribe a la zona, sino que también tiene alcance global, pues Turquía es la cuarta potencia militar de la OTAN, solo por detrás de EEUU, Francia y el Reino Unido, aunque en términos de armamento convencional, solo está por detrás de la Unión americana.
Esto se podría interpretar como que Turquía realmente prepara su salida de la alianza atlántica y que se alista para su eventual unión con Rusia y China.
Sin duda este sería un golpe durísimo para los planes imperialistas de EEUU y la OTAN, pues perderán a uno de sus principales miembros; y si se llega a concretar esta alianza futura de Turquía con Rusia y China, esto los volvería un poder militar formidable, superior a la misma OTAN, pues recordemos que, con Rusia y China, también están otros países poderosos, países como el mismo Irán.
Esto lo he venido comentando desde hace años, y los que siguen este canal lo saben muy bien; es decir, he venido pronosticando la eventual separación de Turquía de la Alianza atlántica y su posterior unión a la alianza Rusia-China-Irán.
Sin embargo, hay que hacer mención que este divorcio entre EEUU y Turquía se da en el marco de las recientes declaraciones del presidente norteamericano, Joe Biden, en el sentido de reconocer la masacre del pueblo armenio como un genocidio perpetrado por Turquía. No obstante, este divorcio en realidad lleva años gestándose, y la presente desavenencia entre ambos países solo es el pretexto para terminar de formalizar este divorcio; divorcio que viene buscando Ankara desde hace años, exactamente desde la intentona de golpe militar contra el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, en julio del año 2016; intentona planeada, coordinada y financiada por Washington. Y recordemos que quién salvó a Erdogan de perder el poder, y quizá también la vida, fue precisamente el presidente ruso, es decir, Vladimir Putin, púes este le avisó de lo que se planeaba y pudo el presidente turco poner a salvo su vida, así como su presidencia. Desde entonces se viene gestando lo que finalmente sucedió hoy, o sea, la expulsión de las fuerzas armadas de EEUU del país otomano.
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