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lunes, 10 de enero de 2022

¿Revuelta gasera electrónica de Kazajistán para desestabilizar a Rusia y China?

Kazajistán, potencia gasera centroasiática, cometió el grave error, en sincronía con los megaespeculadores electrónicos de EEUU, de duplicar el precio del gas, lo que inició una reacción en cadena que la tienen al borde de una revolución teledirigida que afecta notablemente a sus 7.644km de frontera con Rusia y la de 1.765km con China.

De manera inesperada la detonación, que parece el grano final de un cono de arena que acaba por desplomarse, inició en la ciudad petrolera Zhanaozen, en su región occidental, que luego se esparció y generalizó como fuego en el pasto seco del resto del país.

La causal se debió a la duplicación del precio del gas licuado del petróleo (LPG, por sus siglas en inglés), que la mayoría de los ciudadanos usa como un combustible más barato para sus vehículos.
Joanna Lillis, de Eurasianet, atribuye la súbita elevación del precio a un giro del comercio electrónico del LPG.

Joanna Lillis es autora del libro Sombras Oscuras: Adentro del Mundo Secreto de Kazajistán, además de corresponsal en Asia Central de la revista globalista neoliberal The Economist, controlada por los banqueros Rothschild y su instrumento George Soros, y de otros dos rotativos británicos The Guardian, muy cercano a Soros, y The Independent, así como de las revistas estadounidenses Político y Foreign Policy, cercanas al Partido Demócrata.

Eurasianet pertenece al Instituto Harriman de la Universidad de Columbia, con sede en Nueva York, fundado por la Fundación Rockefeller y financiado por PepsiCo, consagrado al estudio de Rusia, Eurasia y Europa oriental, y es financiada por Open Society Foundation, de Soros, Google, National Endowment for Democracy (excrecencia de la CIA), y la muy influyente Oficina Exterior de Gran Bretaña.

El 16 de diciembre pasado, la Embajada de EEUU en Kazajistán alertó en forma premonitoria sobre las venideras manifestaciones.

Kazajistán es un país súperestratégico de Asia Central: 20 millones de habitantes en 2. 7 millones de km cuadrados con un PIB de 181.194 millones de dólares (datos de 2019). Es el doceavo productor de petróleo del mundo, con 1.85 millones de barriles diarios, y productor de gas natural número 30 a escala mundial con 22,41 billones de metros cúbicos (datos de 2017).

La trasnacional petrolera estadounidense Chevron es su mayor productora de petróleo y ostenta el súper gigante campo Tengiz, además de que tiene 18% de intereses en el campo Karachaganak y es el principal accionista privado del famoso oleoducto que desemboca en el mar Caspio: Caspian Pipeline Consortium (CPC).

Destaca que el ex primer ministro británico Tony Blair, hoy repudiado por más de un millón de signatarios de una petición en contra de su entronización aristocrática debido a sus crímenes de guerra en Iraq, fue consejero del exmandatario Nazarbayev por 30 millones de dólares.

El disparo del precio del LPG se generó en vísperas de las trascendentales reuniones de Rusia con EEUU en Ginebra (10/1/22), con la OTAN en Bruselas (12/1/22) y con la OSCE en Ginebra (13/1/22).

De lejos, la economía de Kazajistán es la más importante de todos los estados centroasiáticos debido a su pletórica riqueza de hidrocarburos y minerales, uranio, cobre y zinc.
Son cinco los países con los que Kazajistán ostenta sus relevantes fronteras: 7.644km con Rusia, 1.765 km con China, 1.212 con Kirguizistán, 2.230 km con Uzbekistán y 413 km con Turkmenistán, además de 1.894km con el mar Caspio.
El 20% de su población es de origen ruso, frente a la mayoría de kazajos (70%) de origen turco-mongol.

No se puede soslayar el decisivo apoyo del presidente turco Erdogán y de la Organización de los Estados Túrquicos a su homólogo Tocayev, el presidente atribulado de Kazajistán, al unísono del sostén del presidente chino Xi Jinping, quien teme el desparramiento de las protestas en su provincia islámica de Xinjiang.
La desestabilización doméstica y teledirigida de Kazajistán intenta poner trabas a su pertenencia a la Unión Económica Euroasiática que encabeza Rusia, así como a la travesía de la Ruta de la Seda de China.
Se desprende que su desestabilización golpea en su mero corazón a Eurasia con reverberaciones geopolíticas en Rusia, China y toda Centro-Asia, donde persisten los rescoldos de la debacle estadounidense en Afganistán.
Para Rusia es estratégica la región de Baikonur, sitio de lanzamiento de sus misiles, no se diga Kazajistán: asiento de varias bases militares.

Tampoco hay que asombrarse de lo acontecido ya que la "quinta medida" de las "seis medidas geopolíticas" que recomienda RAND Corporation, con el fin de contener a Rusia, epitomiza "reducir la influencia rusa en Asia Central" cuando EEUU prosigue "su primera medida" de "proveer ayuda letal a Ucrania", mientras fracasó su "tercera medida" de "promover cambio de régimen en Bielorrusia".
Maxim Suchkov expone las "raíces de la protesta y quienes las conducen", donde resalta "el abandono de la Unión Económica Euroasiática". Existe una demanda bizarra sobre "legalizar la poligamia" y "prohibir el matrimonio con foráneos".

Mijaíl Pogrebinski, director del Centro Kiev de Estudios de Conflicto e Investigación Política, puntualizó el timing de la erupción "en medio de la escalada entre Rusia y Occidente". Juzga que por tres razones los eventos en Kazajistán "son ventajosos para EEUU": primero, distrae la "atención de Moscú en Donbás; segundo, "exacerba presuntamente las relaciones entre Moscú y Pekín que no comparten los mismos intereses en Nur-Sultán (la capital)", por lo que tampoco soslaya que las revueltas fueron diseñadas para provocar a Rusia; y tercero, "en caso de éxito, el objetivo es provocar a Moscú en participar en la supresión de las protestas, con consecuencias predecibles para Moscú en los años por venir".
Mijaíl Pogrebinski sentencia que "es imposible creer que las protestas en Kazajistán estallaron en forma espontánea".
En imperiosa necesidad de un triunfo en su maltrecha política exterior con Rusia y China, después de la debacle en Afganistán, ¿la administración Biden busca o buscaba emular el derrocamiento del presidente Yanukóvich en Ucrania en 2014?

El rotativo globalista neoliberal Financial Times (06.1.22) afirma que "las protestas marcan el fin de la era Nazarbáyev y que su burocrático sucesor Tokaev, quien ha pedido la ayuda de Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC, por sus siglas en español)", compuesta por Rusia, Bielorrusia, Armenia, Tayikistán y Kirguistán, lo cual se escenifica en un momento en que Rusia se prepara a negociar con EEUU el contencioso de Ucrania.
El Consejo Editorial del Financial Times (6.1.22), incoercible y patológicamente rusófobo, comenta que "las protestas son una advertencia para otros autócratas exsoviéticos de que la intervención rusa puede prevenir una revolución, pero alimentará mayor resentimiento". Sin embargo, admite que "una lección para las democracias y las autocracias es el explosivo riesgo político de elevar los precios de la energía".
Global Times, portavoz oficioso del Partido Comunista chino, comenta la restauración del "orden constitucional que sacudió a la mitad de Kazajistán en unos cuantos días", mientras que con el arribo de las tropas de OTSC, "EEUU y Occidente se precipitaron para tener la oportunidad de jugar trucos geopolíticos que cuestionan la legitimidad del despliegue de OTSC exagerando la “amenaza rusa" en un intento para estrangular su influencia en Asia Central.

Sin tapujos, Global Times sentencia que el "despliegue legítimo militar de OTSC es necesario para disuadir a los extremistas y a las fuerzas foráneas con ambiciones malignas".
El portal chino enfatiza el "firme apoyo de China", mientras que los analistas consultados "sugieren una mayor coordinación y cooperación entre OTSC y la Organización de Cooperación de Shanghái para defender la estabilidad regional".
Anteayer fue Ucrania, ayer fue Bielorrusia, hoy es Kazajistán, y mañana puede ser Xinjiang, en China. Desde el británico Halford McKinder, a principios del siglo XX, la política euroasiática anglosajona no ha variado.

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