El Índice General de Shanghai, referencia de los mercados chinos, acumula tres semanas de caídas. - Foto Efe |
Si no fuera por que el domingo el euro se juega una parte muy importante de su futuro político en el referéndum de Grecia, todas las miradas estarían centradas en China. La bolsa de Shanghai, una de las principales referencias de los mercados bursátiles del gigante asiático, acumula pérdidas cercanas al 25% en tan solo tres semanas, lo que ha reducido su revalorización desde octubre del año pasado al 70%. Un porcentaje formidable pero que no se corresponde con las cifras macroeconómicas del país.
Las últimas previsiones sobre el crecimiento de la economía china han sido rebajadas al 7%, según el Banco Mundial, superada en varias décimas por India. Un dato que también repiten otros organismos internacionales. La desaceleración de la economía china es una realidad que las autoridades chinas tratan de afrontar mediante el estímulo del consumo doméstico. Y una corrección tan fuerte en tan poco tiempo no ayuda a generar confianza entre los consumidores y los ahorradores. El propio Banco Mundial alerta de la posible aparición de burbujas en los precios de los activos bursátiles.
¿Qué está pasando? La explicación hay que buscarla en la liberalización del mercado financiero y la entrada de infinidad de pequeños ahorradores que tratan de aprovechar las políticas de estímulo a la economía a través de sus inversiones en bolsa. En noviembre del año pasado entró en funcionamiento la conexión de las bolsas de Shanghai y Hong Kong, que permitía la entrada de capitales extranjeros a través de brokers autorizados en la bolsa continental, con el consiguiente aumento de la liquidez.
La entrada de capital especulativo en la bolsa china alentada por el efecto llamada de la revalorización que ha experimentado hasta hace unas semanas ha favorecido una sobrevaloración de las acciones que algunos han considerado como una burbuja.
El hecho de que los inversores no residentes pudieran comprar acciones de la clase A de las compañías de la bolsa de Shanghai, que cotizaban con una prima del 20% respecto a las acciones de la clase H de la misma firma pero listadas en Hong Kong, ha favorecido un incremento de las operaciones especulativas para tratar de ganar la diferencia. Además, el acceso del inversor minorista chino al parqué suele ser a través de cuentas de trading con apalancamiento para doblar los beneficios. Una práctica peligrosa cuando el mercado se da la vuelta.
De esta forma, la entrada de capital especulativo en la bolsa china alentada por el efecto llamada de la revalorización que ha experimentado hasta hace unas semanas ha favorecido una sobrevaloración de las acciones que algunos han considerado como la burbuja de la que siempre se había hablado en China y que nunca terminaba de aparecer, en un contexto de inminente subida de tipos de interés en Estados Unidos y con el tema de Grecia todavía no resuelto.
A todo esto hay que añadir la presión del gobierno chino para que el FMI incluya en su cesta de divisas al yuan para reconocer su importancia dentro del comercio mundial. Una expectativa que ha favorecido la inversión en la moneda china apostando por su fortaleza.
Para frenar esta escalada especulativa de la bolsa, el gobierno chino ha introducido una serie de medidas, como la prohibición a tres brokers de abrir nuevas cuentas de trading, el establecimiento de un límite de crédito apalancado a cuatro veces el capital medio, la restricción de crédito a especuladores con cuentas superiores a los 80.000 dólares y un incremento de las operaciones de salida a bolsa y de ampliaciones de capital, explican enAndbank.
Inyección de liquidez
Además, la reducción del coeficiente de caja obligatorio de las entidades financieras junto con la bajada de tipos de interés efectuada por el Banco Central de China ha servido para inyectar liquidez en el mercado. Incluso el fondo de pensiones públicas podrá cotizar en bolsa hasta con el 30% de sus activos netos, según informaba Efe, en un intento de eliminar la sensación de volatilidad en el mercado y de estar invertido en valores inflados.
Aunque algunos expertos tienen ciertos recelos. “Los valores que cotizan en el mercado doméstico continúan estando impulsados por la demanda de inversores privados y por las condiciones impuestas por el Estado más que por su valoración. Como consecuencia, seguirán estando volátiles. Seguimos prefiriendo las compañías listadas en el índice de Hang Seng”, asegura Asoka Woehrmann, director de inversiones de Deutsche A&WM.
En Pioneer, por el contrario, mantienen su apuesta por la renta variable china ya que “las condiciones económicas del país, sobre todo la corrección del sector inmobiliario, parecen estar estabilizándose y el avance de las reformas ha sido mayor de lo previsto”. FUENTE
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