Denis Balibouse / Reuters
Aunque Médicos sin Fronteras (MSF) ha exigido una investigación independiente y advierte que el ataque contra el hospital de Kunduz, en Afganistán, podría ser un crimen de guerra, el Gobierno estadounidense rechaza la apertura de una nueva evaluación y defiende sus procedimientos.
El portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, ha pedido que se deje "que las tres investigaciones" internas "sigan su curso" para ver "cuáles son los resultados", por lo que aseguró que no es necesaria una cuarta, según dijo después de expresar "sus condolencias por el trágico incidente", informó The Intercept.
Sin embargo, MSF no está conforme, pidió la apertura de una investigación independiente y as reiteró que hechos de ese tipo "son intolerables". "Esto no fue un ataque a nuestro hospital. Fue un ataque a la Convención de Ginebra. Hasta las guerras tienen reglas", dijo su presidenta, Joanne Liu.
Pese a las críticas, el Gobierno estadounidense parece conforme con la marcha de su investigación, analiza Glen Greenwald en su artículo de The Intercept. Después de cambiar de opinión varias veces en pocos días, Toner no afirma ni niega la posibilidad de que se haya tratado de un crimen de guerra. "No quiero responder a una hipótesis", afirma.
¿Es solo la Casa Blanca la que quiere esconder las razones del ataque? Parece que no, ya que el portal también evaluó la actitud de algunos periodistas que, sin esperar a que la investigación avanzara, se pronunciaron afirmando que fue un terrible accidente, nada intencional.
Frente a esta seguridad que muchos periodistas y gran parte de la sociedad estadounidense demuestra, The Intercept asegura que ellos mismos son quienes, ante tanta convicción, deberían reclamar que se abra la investigación más creíble posible, que respete la Convención de Ginebra, esa misma que se creó para analizar "atrocidades" como la de Kunduz.
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