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domingo, 17 de abril de 2016

La oligarquía Koch detrás de la guerra financiera contra el continente

Creer que el enemigo que estamos enfrentando se llama Lorenzo Mendoza o la caterva de empresarios bachaqueros y gestores de corporaciones transnacionales agrupados en Fedelambucios o Conseladrones, impide comprender las dimensiones de la guerra financiera que le están aplicando a Venezuela y a otros países del continente.



Petróleo y negocios

La oligarquía Koch, originaria de Wichita, estado de Kansas, representa la segunda corporación más grande de ese país y una de las más grandes del mundo. Factura ganancias anuales superiores a los 100 mil millones de dólares, y al estar asentada en el negocio petrolero transnacional, figura como los grandes competidores de Exxon Mobil, tanto a lo interno de Estados Unidos como en el resto del mundo donde exista una mina que explotar.

Su estructura económica supera la mera extracción y distribución de petróleo y gas, desplegándose hacia inversiones y negocios en sectores tales como la producción agrícola, fertilizantes, textiles, extracción de minerales, petroquímica y servicios financieros. A estas alturas y con semejante expansión de su poderío económico, se suman otros enemigos declarados al conglomerado de Industrias Koch: Bayer, Cargill, Monsanto, etc.

La oligarquía Koch se encuentra inmersa en las profundidades de Wall Street a través de una infraestructura accionaria y de inversiones bursátiles donde JP Morgan Securities (Marc Koch es su vicepresidente, hijo de Charles Koch),Goldman Sachs y Black Rock llevan la batuta. Tres monstruos financieros globales que, al formar parte importante del conglomerado corporativo de esta oligarquía, dirigida por los hermanos Charles y David, permiten abrir todas las compuertas necesarias para beneficiarse de los monumentales estímulos financieros (en dólares contantes y sonantes casi gratuitos) de la Reserva Federal.

Poder y política

Una oligarquía con tales niveles de concentración y acumulación de capital como la que estamos describiendo, le urge crear organizaciones conspirativas, grupos de presión y lobbys políticos transnacionales que protejan sus intereses globales y desarrollen estrategias para expandir su poder.
La oligarquía Koch es dueña del Instituto Cato, un tanque de pensamiento que desarrolla planes económicos neoliberales y promueve la formación de cuadros gerenciales y asesores de primera línea para el desmantelamiento progresivo de todo aquello que tenga tufito a sector público, sean empresas o subsidios. De este instituto forma parte María Corina Machado, el banquero Oscar García Mendoza, Thor Harlvorssen Mendoza (primo de Leopoldo López) y Steve Hanke, su sicario financiero con el estandarte de director. Cedice Libertad es la subsidiaria del lobby político de los Koch en Venezuela, institución que colocó a Steve Hanke como asesor estrella en los planes de privatización de la Agenda Venezuela y en el saqueo del Banco Central de Argentina.
También financia al Instituto Heritage. Si bien esta organización realiza actividades de presión económica interna y externa similares al Instituto Cato, también actúa como un grupo de asesoría militar en conflictos de alta intensidad (Irak) que macera Estados Unidos con su política de intervención. Por cierto, Hernando de Soto, uno de los más brillantes abortos de esta institución, estuvo en Venezuela hace poco, invitado por Julio Borges, para que hablara sobre cómo la dolarización es la mejor medida de mercado para mantener las pocetas limpiecitas como un sol.

Estos dos tanques de pensamientos, grupos de presión política y económica y parrilla de asesores corporativos, encabezan la primera línea de ataque en contra de Pdvsa y el BCV: los dos pilares de resistencia ante el asedio financiero transnacional.

Decirse asediado por el 1% no es un acto de propaganda

Guerra financiera

La aplicación de esta infraestructura de poder económico y financiero de la oligarquía Koch ha tenido los siguientes efectos en la región. Es el 1% haciendo política y llevando a cabo su plan de desmantelamiento del Estado en pro de la instalación de un gobierno corporativo aliado a sus intereses.

En Brasil, los dos agitadores fundamentales para el despliegue de protestas masivas en contra del gobierno de Dilma Rousseff, fueron formados, preparados y financiados por otro tanque de pensamiento de la red Koch llamado Atlas Economics Research Foundation. Esta institución sirvió de laboratorio para la gestación de propaganda en contra de la pertenencia de Brasil en los Brics y para financiar actividades de la "sociedad civil" (académicas, de beneficiencia, religiosas, etc.) que coludieron en grandes movilizaciones en contra de Dilma: la base social –clase media– del golpe en marcha.

Por otro lado, JP Morgan Securities, dirigido por un hijo de la oligarquía, encabezó una serie de demandas ante un tribunal y juez de New York, Jed Rakoff, en el año 2015, acusando "pérdidas" de sus inversiones en Petrobras y afirmando que sus niveles de endeudamiento eran "insostenibles".

Este fue el giro de los Koch que inició la arremetida de las calificadoras de riesgo y demás bancos de Wall Street, quienes se encargaron de mostrar a nivel internacional a una Petrobras quebrada por "la corrupción" como única responsable de la recesión, de la inflación, de la devaluación y del reducido flujo de inversiones en la nación.

Más que suficiente para gestar el panorama de inestabilidad programada en el cual se desplegarían la burguesía brasileña y el poder judicial en sintonía con esta estrategia de estrangulamiento político y financiero ejecutada desde el extranjero. Ya sabemos, entonces, que la oligarquía del 1% más rico del planeta terminará monopolizando la portentosa cumbre de Pre-sal en Brasil (uno de los yacimientos petroleros más importantes de la región) en caso de concretarse el golpe.

En Argentina, el inversor corporativo estadounidense Paul Singer ganó una larga batalla especulativa sobre la deuda en Argentina, y de la mano de Macri recibió la llave dorada de las bóvedas principales del Banco Central argentino para extraer los miles de millones de dólares que nunca invirtió y que ahora faltan para evitar que el peso se devalúe más. En la senda del desarrollo y del crecimiento económico hay que hacer grandes sacrificios; que lo diga Singer, campaneando su whisky.

Sin embargo, Paul Singer no actuó solo para atacar al sistema financiero argentino durante la gestión de Cristina ni para moverse políticamente en pro de meter sus manos en las reservas internacionales. La red de poder y guerra financiera de la oligarquía Koch sin duda le prestó mucha ayuda con la utilización de su poder de influencia en los tribunales de New York (con el juez Thomas Griesa) para judicializar al país e impulsar una estrategia de bloqueo financiero, que a su vez sirvió para diseñar las expectativas y las directrices con las que las calificadoras de riesgo y bancos globales de Wall Street vilipendiaran a Cristina como responsable absoluta de "la crisis" en Argentina.

Steve Hanke fue, una vez más, el gran justificador de esta guerra contra el sistema financiero argentino, aseverando que la privatización y el ajuste era la única vía para que Argentina "mejorara" su situación económica en los principales medios de comunicación globales. Paul Singer y la oligarquía Kochcomparten constantemente eventos públicos de financiación del partido republicano y eventos internacionales de empresarios corporativos. Juegan en llave en público y a nivel de conspiración financiera internacional. Los Koch a través de Singer gobiernan Argentina gestionando los fondos buitre: su silla presidencial de facto.

Mendoza y Fedecámaras son apenas operadores internos de la oligarquía Koch

En Venezuela la estrategia de destrucción de los sistemas de precios a través del alza programada del dólar paralelo y el bloqueo financiero internacional, amalgama a los mismos actores y estructuras tercerizadas y organismos donde tiene influencia la oligarquía Koch. Cedice, JP Morgan, Goldman Sachs, Instituto Hertage, Steve Hanke, consultoras financieras y el Fondo Monetario Internacional son parte del despliegue de esta oligarquía que actúa simultáneamente en dos grandes frentes: solidificar el bloque financiero contra el país y generar un caos inflacionario a lo interno, pasando por la degradación crediticia hacia Pdvsa y del país en general.

Es en ese marco de operaciones externas, de asedio y presión económica programada, que la burguesía parasitaria baila al ritmo del colapso. Lorenzo Mendoza, Fedelambucios y Conseladrones son tan sólo los operadores internos del caótico ritmo que impone la orquesta de desestabilización global marca Koch. Por su parte, la judicialización de Pdvsa en tribunales estadounidenses (ahora en Houston, ciudad de grandes inversiones de esta oligarquía), con el beneplácito y apoyo del aparato de espionaje gringo, también se corresponde a los órganos judiciales que dirigen los Koch, ahora funcionales a la aplicación criolla del formato Petrobras y de los fondos buitre: el colchón legal, el blindaje jurídico, de la guerra financiera contra el continente.

Lo que hay detrás

A esto es lo que nos estamos enfrentando: un conglomerado corporativo y financiero con una enorme capacidad de maniobra que mueve los hilos, las expectativas, los escenarios y los puntos álgidos que dirigirán la guerra financiera, en sus frentes internos y externos, contra toda acumulación mínima de estabilidad económica y política del país.

Sin embargo, tal nivel de despliegue agresivo tiene otras explicaciones en el contexto de la gran guerra de capitales globales por la monopolización del aparato de producción, contexto que sacude a todo el planeta en la actualidad.

La oligarquía Koch ha insurgido como uno de los grandes productores de esquisto, y gracias al levantamiento de las prohibiciones para la exportación de crudo de 1973, su despliegue a partir del fracking ha llegado a los mercados internacionales. Dado que los Rockefeller no quieren perder su privilegiada posición financiera dentro de Estados Unidos y en el mundo, tiraron para el piso los precios del petróleo en llave con Arabia Saudita y facciones bancarias de Wall Street relacionadas con la administración Obama directamente. La idea de esta maniobra es romper el negocio exportador de los Koch, el crecimiento de su producción interna en Estados Unidos y reventar su saturación de deuda con sus inversores.

La agresividad de la oligarquía Koch por intentar monopolizar las reservas energéticas y la plusvalía que generan Brasil, Argentina y Venezuela (bloque Mercosur) tiene como punto de origen esta guerra contra Exxon Mobil y los Rockefeller, que en el "cambio climático" como falsa cruzada moral y en la utilización de instancias gubernamentales encuentra varias explicaciones. No de gratis van hasta los extremos buscando detrozar los Estados de estos países para imponer su conglomerado corporativo sin tener que pagar impuestos, discutir leyes laborales, subsidios o perderse en trabas burocráticas. Es la única alternativa viable para que la dinamita de esta guerra interburguesa no les reviente el alma y sean devorados por su propio endeudamiento.

Decirse asediado por el 1% no es un acto de propaganda. Tiene sus efectos palpables en la realidad. Ellos tienen su plan y a punta de tiros, bombas, invasiones, guerras mercenarias y extorsiones financieras lo están aplicando, ocasionando un desastre mundial inédito y letal.

Y supuestamente es la libertad empresarial y el desarrollo de las corporaciones la salvación del planeta. Sí Luis.

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