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martes, 19 de abril de 2016

Obama vetará la inculpación del régimen saudí en el 11-S

El presidente norteamericano intenta cerrar heridas con el Rey Salman en su encuentro en Riad

Obama con el rey Salman en la Casa Blanca en septiembre del año pasado - REUTERSMANUEL ERICEWashington - 19/04/2016 a las 19:14:56h. - Act. a las 19:36:11h.Guardado en: Internacional

Lo avanzó el secretario de prensa de la Casa Blanca, Josh Earnest, y lo ratificó el presidente: Obama no firmará la ley de inculpación de Arabia Saudí para que Estados Unidos actúe legalmente contra el primer país del Golfo Pérsico por sus vínculos con los ataques del 11-S. Justifica su negativa en que “abriría la puerta a que otros actuaran contra Estados Unidos” en cualquier otra circunstancia. El presidente norteamericano anunció también que está a punto de desclasificarse y hacerse público el informe de 28 páginas que da cuenta de la investigación sobre los vínculos del régimen wahabí con el mayor atentado de la historia, que costó la vida a más de 3.000 personas, dejó heridas a otras 6.000 y cambió Estados Unidos y el mundo.

Pese a que la comisión de investigación creada al efecto concluyó que no había indicios suficientes que demostraran esa implicación, familiares de víctimas, con ayuda de congresistas de ambos partidos, Republicano y Demócrata, se aferran a los vínculos de saudíes residentes en suelo estadounidense con el yihadismo de Al Qaida y Bin Laden. La publicación del informe dará algo de luz. Mientras Arabia amenaza con liquidar todos sus bienes en este país, valorados en unos 750.000 millones de dólares, incluidos títulos del Tesoro norteamericano, Obama no ocultó su inquietud por ese incómodo escollo en la relación del país con uno de sus aliados necesarios, en una entrevista con el conocido periodista Charlie Rose, en la cadena CBS,.

El presidente inicia hoy una gira a Oriente Próximo y Europa con un ánimo reparador. Su política exterior, con demasiadas debilidades, cojea por la misma carencia que se atribuye a su personalidad: la cercanía, empatía y la capacidad de estrechar lazos con jefes de Estado y de Gobierno de países aliados. Arabia Saudí, más distanciada que nunca; Reino Unido, después de abiertas críticas al primer ministro Cameron por su falta de compromiso en la guerra de Libia en entrevistas domésticas, y Alemania, donde Merkel sufre su popularidad más baja desde que es canciller, serán sus destinos durante los siete días de viaje.

Obama se convierte hoy en el presidente estadounidense que más ha visitado oficialmente Arabia Saudí. Lejos de ser un buen síntoma, el mandatario estadounidense llega a Riad para restañar heridas. Además del litigio sobre el 11-S, el acuerdo nuclear con Irán, eterno enemigo chií del país de credo suní por excelencia, ha alejado a uno de los países imprescindibles en la lucha contra Daesh. Obama se esforzará en transmitir a todos los países del Golfo Pérsico que el pacto con Teherán era el menor de los males. El malestar de Riad se trasladó el pasado fin de semana a la reunión de países exportadores de petróleo. Arabia Saudí no está dispuesto a que Irán obtenga un beneficio extra y le exige que se reincorpore al mercado con los mismos precios que en el momento en que se aplicaron las sanciones.

La visita a Londres y Hannover serán otra prueba para un presidente que mantiene una popularidad relativamente alta en su país (en torno al 50%, solo igualada por Reagan y superada por Bill Clinton), pero con una marcada distancia de los principales mandatarios europeos. “Nunca he oído que Obama tenga una relación personal con alguno de ellos”, afirma Xenia Wickett, responsable del programa Americas en el think tank londinense Chatham House. “No es ni frío ni calor, sencillamente no hay relación”.

Su falta de compromiso tras los ataques terroristas de París, cuando el presidente francés Hollande salió a la calle en manifestación de la mano de Cameron y Merkel, sin que hubiera un solo representante de la Administración Obama, ha abierto una brecha difícil de cerrar. Está previsto que tanto en Reino Unido como en Alemania el presidente norteamericano utilice un discurso a modo de bálsamo. Hacia Cameron, con un apoyo a su postura contraria a la salida de las Islas de la Unión Europea, en el referéndum del 23 de junio. Hacia Merkel, con un respaldo a su política de acogida de refugiados sirios que tanto le compromete.

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