El avión cisterna no tripulado MQ-25A Stingray podría ser la salvación de la flota de portaviones estadounidenses frente a las amenazas presentadas por los misiles antibuque cada vez más sofisticados. Para finales de 2018, la Marina de Guerra de EEUU debe decidirse sobre el destino del programa.
El Stingray es la respuesta concreta de la Marina a las nuevas amenazas para los portaviones estadounidenses surgidas debido a los avances en las tecnologías de misiles, sobre todo en China, señala Kris Osborn en un artículo para The Maven.
Los más recientes misiles antibuque chinos tienen un alcance de unos 1.600 kilómetros, escribe el autor.
Incluso si todavía hay dudas sobre la precisión de un hipotético ataque y su capacidad de superar las defensas antiaéreas de un grupo aeronaval entero, la amenaza es lo suficientemente seria como para mantener un portaviones a una gran distancia, haciendo a su grupo aéreo incapaz de alcanzar el territorio enemigo.
Un avión cisterna basado en un portaviones sería necesario para ampliar el radio de acción de los cazas estadounidenses al doble y mantener así la capacidad de los grupos aeronavales de EEUU de proyectar fuerza, sostiene Osborn.
Actualmente, la Marina de Guerra estadounidense está estudiando las ofertas de Boeing, Lockheed Martin y General Atomics mientras Northrop Grumman ya ensayó un prototipo de su dron en un portaviones.
Entre los enfoques del proyecto se destaca la viabilidad del aparato no tripulado operado desde un portaviones, sus misiones posibles y también la ciberseguridad.
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