En la Exposición Internacional Aeroespacial y de Aviación de China “Air Show China 2021”, en la ciudad costera de Zhuhai, en la provincia sureña de Guangdong, el gigante asiático ha mostrado este martes sus nuevos artilugios en este sector, acelerando la producción a fin de cumplir con la fecha límite de 2035 para la reorganización de sus Fuerzas Armadas ante eventuales guerras multiformes.
Entre las novedades se encuentra el dron WZ-7, de 14 metros de largo, para reconocimiento de fronteras y patrullas marítimas, así como el avión de combate J-16D, que puede bloquear equipos electrónicos.
El analista de temas de defensa Song Zhongping, en una entrevista a la agencia francesa de noticias AFP, subrayó el papel crucial que tales innovaciones desempeñarán tanto en el estrecho de Taiwán como en el mar de la China Meridional.
Asimismo, se ha presentado un dron polivalente de reconocimiento y de ataque CH-6, con una longitud de 15 metros y una envergadura de más de 20 metros que puede volar a gran altitud (10 000 metros) y a gran velocidad (entre 500 y 700 km/h) durante 20 horas. Este teledirigido puede emplazar radares, sistemas de reconocimiento, misiles y bombas aire-tierra. Se prevé que será probado en 2023.
James Char, un experto militar chino de la Universidad Tecnológica Nanyang de Singapur, ha considerado el referido dron como una “mejora general” en las capacidades de combate del Ejército Popular de Liberación. “Este es, de hecho, un avance significativo, ya que le da al Ejército chino una ventaja en términos de llevar a cabo una guerra electrónica aérea sobre objetivos que poseen importantes capacidades de defensa aérea”.
Conforme a los expertos, China está cerrando rápidamente la supuesta brecha que existe entre este país y EE.UU. en cuanto a tecnología e inversión.
La posibilidad del estallido de una guerra entre China y Taiwán ha llegado a un nivel sin precedentes, situación que se agudiza con las provocaciones desde el país norteamericano.
La semana pasada, los buques de combate, aeronaves antisubmarinas y cazas chinos arrancaron ejercicios militares cerca de Taiwán, que, según el Ejército chino, eran necesarios para proteger la soberanía del país.
En medio del aumento de tensiones en la región, la Séptima Flota de la Armada de EEUU, el destructor USS Kidd de la clase Arleigh Burke decidió echar leña al fuego, escoltado por el guardacostas Munro, y atravesó el viernes el estrecho de Taiwán, en el mar de la China Meridional.
Estados Unidos ha ejecutado frecuentes ejercicios militares y navegaciones de tránsito por esas aguas, en un intento por hacer frente a lo que considera una extralimitación y militarización de la región, mientras que China le ha acusado de amenazas del uso de fuerza y provocaciones en la zona.
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