China invierte en tres proyectos energéticos clave en Irán, pese a las sanciones de EEUU, y alista su “opción nuclear” ante cualquier reclamo de EE.UU.
El sitio web internacional de energía OilPrice.com, citando a una fuente que trabaja estrechamente con el Ministerio de Petróleo de Irán, publicó el martes que los inversores chinos han decidido continuar participando en los proyectos iraníes de la fase 11 del campo de gas iraní Pars del Sur, el campo petrolífero de Yadavaran y la terminal de exportación de petróleo Yask.
La Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC, por sus siglas en inglés) se convirtió en el principal inversor en la fase 11 del campo gasífero después de que la compañía francesa Total se retirara del proyecto en agosto, debido a las crecientes presiones de Estados Unidos.
La fuente también ha asegurado a la página digital que Pekín está preparado para enfrentar a Estados Unidos por su decisión de participar en los tres proyectos de desarrollo iraníes.
“Si hay más obstáculos de EE.UU. en cualquiera de estos proyectos chinos en Irán, entonces Pekín invocará con toda su fuerza la ‘opción nuclear’ de vender todo o una parte significativa de su tenencia de 1,4 billones de dólares de letras del Tesoro de EE.UU.”, explicó el medio digital.
Es probable que la venta a gran escala de letras del Tesoro estadounidense desencadene una caída del dólar, un enorme aumento en los rendimientos de los bonos, el colapso del mercado inmobiliario y el caos del mercado de valores, han advertido las principales figuras de los laboratorios de ideas (think tank) de China.
Si hay más obstáculos de EE.UU. en cualquiera de estos proyectos chinos en Irán, entonces Pekín invocará con toda su fuerza la ‘opción nuclear’ de vender todo o una parte significativa de su tenencia de 1,4 billones de dólares de letras del Tesoro de EE.UU.”, explicó el sitio web internacional de energía OilPrice.com respecto a las contramedidas que puede adoptar China si EE.UU. obstaculiza su participación en tres proyectos energéticos clave de Irán.
En mayo de 2018, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció la salida unilateral de su país del pacto nuclear, suscrito en 2015 entre Irán y el entonces Grupo 5+1— integrado por EE.UU., el Reino Unido, Francia, China y Rusia más Alemania—. En noviembre, Washington impuso varias tandas de sanciones a Irán que afectaban en particular al sector energético.
Además, Washington decidió a partir del 2 de mayo pasado no prorrogar las exenciones otorgadas a ocho compradores de crudo iraní, incluido China, para materializar su objetivo, hasta ahora incumplido, de “reducir a cero” los ingresos petroleros de Teherán.
En el marco de la política de presión a Irán, Trump conminó a las empresas internacionales a desistir de hacer negocios con la República Islámica, si no querían que sus macronegocios en el mercado estadounidenses se vieran afectados por acciones punitivas similares a las impuestas a Teherán.
Sin embargo, China ha condenado “la imposición unilateral de sanciones” estadounidenses al país persa y ha asegurado que defenderá su derecho a comerciar con Teherán y continuará importando petróleo iraní por salvaguardar su “seguridad energética”.
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