Las Pruebas palpables de Extraterrestres en la Antigüedad
Una antigua civilización de dioses y semidioses habitó en la Tierra antes que los seres humanos, y hasta la época del Diluvio.
Existen indicios, evidencias, y pruebas, que demuestran que la
Historia retrocede mucho más en el tiempo de lo que siempre se ha
creído, en una época remota en la que todavía no existían ni los seres
humanos. Pero sí habitaban y reinaban en la Tierra otros seres. Una
época remota enterrada por la arena del paso del tiempo, pero de la que
conservamos algunos recuerdos...
En 1.991 el geólogo de la Universidad de Boston, Robert Schoch detectó
que la Esfinge de Gizeh, en Egipto, había sufrido erosión de agua varios
milenios antes de que comenzara oficialmente la Civilización de Egipto.
Por su parte, los investigadores Robert Bauval y Graham Hancock, autores
del libro “El Misterio de Orión”, mediante la utilización de un
programa informático que recreaba el paisaje astronómico en el pasado,
calcularon que el conjunto de Gizeh fue posicionado hacia la
Constelación de Orión sobre el año 10.500 a. C.
El geólogo de la Universidad de
Boston, Robert Schoch, (a la izquierda), detectó erosión pluvial en la
Esfinge de Gizeh, acontecida varios milenios antes del Imperio Antiguo
Egipcio. Según los cálculos astronómicos de los autores de “El Misterio
de Orión”, Robert Bauval (centro), y Graham Hancock, (derecha), el
conjunto de Gizeh fue posicionado hacia Orión sobre el año 10.500 a. C.
MESOPOTAMIA
Nombre griego que significa “Entre los ríos” y que se refiere al país
comprendido entre los ríos Tigris y Eufrates. Comprendía distintas
regiones como Sumeria al sur, Acad en el centro, y Asiria, en el norte.
En muchas ciudades de esta civilización, se han hallado muchos objetos y
documentos antiguos que testimonian las huellas de un pasado remoto
sorprendente.
Acad
Ciudad situada a 50 kms al noroeste de Babilonia, también llamada Akkad,
Agade, Abu Habba, y Sippar, que significa “ciudad de libros”, lo que
indica que esta población fue célebre a causa de sus bibliotecas. Según
las crónicas halladas por los arqueólogos, fue la capital del octavo
monarca antediluviano, Emenduranna, quien reinó durante 21.000 años.
Las Tablillas de Nippur
Nippur o la ciudad de Nimrod, a 80 kilómetros al sureste de Babilonia,
fue excavada por la Universidad de Pensilvania bajo los arqueólogos
Peters, Haynes y Hilprecht, entre 1.880 y 1.900. Se encontraron 50.000
tablillas que se cree que fueron escritas durante el tercer milenio a.
C., incluyendo una biblioteca de 20.000 tomos, diccionarios y obras
completas sobre religión, literatura, leyes y ciencias. También se
hallaron archivos de unos Reyes muy longevos.
Prisma de Weld
El Prisma dinástico de Weld: La Lista de los Reyes Sumerios
Se conocen más de una docena de ejemplares de Listas de Reyes Sumerios,
encontrados en Babilonia, Susa, y en la Biblioteca Real Asiria de
Nínive, del siglo VII a. C. Se cree que todos proceden de un original
que probablemente fue escrito durante la tercera dinastía de Ur o un
poco antes. El ejemplar mejor conservado de la Lista de Reyes Sumerios
es el llamado Prisma de Weld-Blundell.
El Prisma de Weld fue escrito en cuneiforme hacia el 2.170 a. C. por un
escriba que firma como Nur-Ninsubur, a finales de la dinastía Isin. El
documento ofrece una lista completa de los Reyes de Sumer desde el
comienzo, antes del Diluvio, hasta sus propios días, cuando reinaba
Sin-Magir, Rey de Isin (1.827 a. C - 1.817 a. C) incluyendo además y
expresamente a los 10 Reyes Longevos que vivieron antes del Diluvio
Universal.
Se trata de un prisma excelente, de barro cocido, que fue hallado por la
expedición Well-Blundell en el año 1.922, en Larsa, hogar del cuarto
rey antediluviano, Kichunna, unos pocos kilómetros al norte de Ur, y que
posteriormente ha sido depositado en el Museo Ashmolean de Oxford. Se
cree que el objeto es anterior en más de un siglo a Abraham, y fue
encontrado a poca distancia del hogar del patriarca hebreo.
La lista comienza así: “Tras descender el Reinado del Cielo, Eridú
(lugar donde según la Biblia estuvo el Jardín del Edén) se convirtió en
la sede del Reino”. La Lista de los Reyes Sumerios, al igual que la
Biblia, habla acerca del Diluvio: “Después de que las aguas cubrieran la
tierra y que la Realeza volviera a bajar del Cielo, la Realeza se
asentó en Kis”. El objeto de la Lista Real era demostrar precisamente
que la monarquía bajó del Cielo, y que había sido elegida una
determinada ciudad para que dominara sobre todas las demás.
Beroso (Berossus), el
historiador y escriba babilonio del año 300 a. C., basando su historia
en archivos del Templo de Marduk, copiados a su vez de inscripciones
primitivas, muchas de las cuales han sido descubiertas, nombró a los 10
Reyes Longevos de Sumeria, que reinaron entre 10.000 a 60.000 años cada
uno de ellos. “En los días de Xisuthro (Zinsuddu) –dice Beroso– ocurrió
el Gran Diluvio”.
Tanto las Tablillas de Nippur como el Prisma de Weld dan los nombres y reinados como siguen:
“Entonces, (después de Utnapishtim) el Diluvio destruyó la Tierra”.
Estos son exactamente los mismos reyes que cita el historiador
babilónico Beroso.
EGIPTO
En las cronologías de la civilización egipcia nos encontramos también
con la presencia de unos seres, conocidos como Dioses y Semidioses. Los
historiadores ortodoxos prefieren utilizar otros nombres, y a veces los
“semidioses” pueden ser traducidos como “manes”, y los Espíritus se
quedan convertidos en “héroes”. Se busca una coherencia en una lógica
imposible, aunque sea a costa de profanar lo “sagrado”. Algunos de los
documentos históricos más significativos que registran el pasado de la
civilización egipcia son por ejemplo el Papiro de Turín, la Piedra de
Palermo, y los textos que escribió el sacerdote egipcio Manetón. Pero
hay más.
El Papiro de Turín
También conocido como Canon de Turín, no se conserva completo, y
está escrito en lenguaje hierático. Se deduce que originalmente debía
contener más de 300 nombres de Reyes, detallando con precisión los años,
meses y días de cada reinado. Recoge los reinados de 10 llamados Dioses
o Neteru y de varias dinastías de semidioses, como las de los
Shemsu-Hor (Compañeros de Horus) y los Venerables de Menfis.
La cronología del Papiro de Turín finaliza así: “Los Akhu, Shemsu Hor,
13.420 años; reinados antes de los Shemsu Hor, 23.200 años; total:
36.620 años”.
La Piedra de Palermo se encuentra en el Museo de Palermo.
La Piedra de Palermo
A juzgar por el último rey que aparece en el listado, debería pertenecer
al reinado del Faraón Neferirkare (2.446 - 2.426 a. C.), Rey de la V
dinastía. Se trata de la mitad de una enorme losa de diorita negra, que
originalmente debía medir aproximadamente unos 2 metros de longitud y 60
cms de altura, y que actualmente se puede contemplar en el Museo de
Palermo, aunque en realidad existen 7 fragmentos en total distribuidos
por diferentes museos del mundo. El documento, en escritura jeroglífica,
da cuenta de 120 reyes predinásticos que reinaron antes de que
existiera oficialmente la civilización egipcia. De nuevo aparecen los
nombres de los misteriosos “Dioses” y “Semidioses” engrosando las
genealogías reales egipcias.
Manetón de Heliópolis
Manetón fue un sacerdote egipcio de Heliópolis que vivió en el siglo III
a. C., durante los reinados de Ptolomeo I y II poco tiempo después del
historiador babilónico Beroso, siendo ambos casi contemporáneos. Las
cronologías que detalló Manetón encajan perfectamente con el Papiro de
Turín y la Piedra de Palermo.
Manetón escribió “La Historia de Egipto” en 3 volúmenes o tomos, que en
realidad ya no existen. Pero nos han llegado fragmentos recogidos por
distintos autores. Por un lado, las citas de Flabio Josefo (siglo I d.
C.); y por otro, los escritos de los llamados “padres” (autores
relacionados con la Iglesia), como Julio Africano (siglo III d. C.),
Eusebio de Cesarea (siglo IV d. C.), y Sincelo, conocido como Jorge el
Monje (siglo IX d. C.).
Eusebio de Cesarea
Pues bien, según recoge Eusebio, una dinastía de dioses reinó en Egipto
durante 13.900 años: el primer dios fue Vulcano, el dios descubridor del
fuego, después el Sol, Sosis, Saturno, Isis y Osiris, Tifón hermano de
Osiris, y Horus hijo de Isis y Osiris. A estos, siguieron dinastías de
Semidioses héroes que reinaron durante 11.025 años. Lo que hace un total
de 24.925 años. A partir de ese tiempo, aproximadamente sobre el 3.000
a. C. reinaría el primer faraón humano.
Parece que oficialmente es Menes el primer Faraón hombre, también
identificado como Narmer, pero seguramente hubo algunos otros
anteriores. De hecho se sabe que anteriormente a Menes reinaron otros
monarcas como el Faraón Escorpión y el Faraón ka.
Lista de los primeros Reyes de Egipto, según Eusebio de Cesarea:
Sincelo (Jorge el Monje)
Según transmite Sincelo (Jorge el Monje), Seis dinastías de dioses
reinaron durante 11.985 años. De nuevo, Hefesto dios del fuego, Helios o
Sol, Agatodemon, Cronos o Saturno, Isis y Osiris y Tifón hermano de
Osiris. Los primeros 9 semidioses que cita Sincelo son Horus (hijo de
Isis y Osiris), Ares, Anubis, Heracles, Apolo, Amón, Titoes, Sosus, y
Zeus, abarcando entre estos 9 semidioses un periodo de unos 2.645 años
aproximadamente de reinado en Egipto.
A continuación, siguen sucediéndose dinastías de semidioses, espíritus, o
héroes, abarcando entre todos ellos miles de años de reinados en
Egipto, en unas cifras similares a las que establece Eusebio. Y todo
esto, antes de que empezara a reinar en Egipto el primer faraón según la
Historia oficial.
La primera Dinastía Legendaria de Egipto, según Sincelo:
Hay pequeñas diferencias entre las cronologías de Eusebio y Sincelo,
pero ambas básicamente son muy similares en la línea y en el concepto
esencial. Por ejemplo, Sincelo cataloga a Horus como el primero de los
Semidioses, mientras que Eusebio lo nombra como el último de los dioses.
Y además hay que tener en cuenta que ambos autores, Eusebio de Cesarea
en el siglo IV, y Sincelo en el siglo IX, así como todos los demás,
contextualizan siempre en algo los nombres de los Reyes según sus
propias épocas, culturas, lenguas, y lugares de procedencia.
Todo el mundo ha concebido por ejemplo a Isis y Osiris como personajes
únicamente mitológicos. Sin embargo el historiador Sincelo, por citar a
uno cualquiera de ellos, basándose en las informaciones de Manetón, da
fé de la existencia de este matrimonio de dioses, y establece que
reinaron durante 433 años.
Si todos estos reyes hubieran sido figuras inventadas, probablemente no
se hubieran hecho constar la duración de sus reinados en cifras tan
exactas, sino que simplemente se habrían presentado esos períodos como
espacios de tiempo indefinido. Llama la atención entonces por qué había
tanta precisión en los cómputos de la duración de los reinados, como si
hubieran sido acontecimientos completamente reales.
Gigantes e Híbridos
En cuanto al aspecto físico de los seres referidos en las antiguas
cronologías, según refieren los escritos, se sabe que los Semidioses,
héroes, etc., descendientes de los dioses, eran físicamente mucho más
altos, voluminosos y fuertes que los seres humanos. Por eso se les
llamaba también a menudo como “Gigantes”. A este respecto se han
encontrado multitud de momias y esqueletos de individuos, repartidos por
toda la Tierra, que vivieron en la antigüedad, que superaban los 2
metros e incluso los 3 metros de altura. Generalmente solían tener el
pelo rubio y ojos claros. Por ejemplo, a través de las distintas fuentes
de Manetón se habla del Monarca
Sesocris, de quien se dice que su estatura era de 5 codos y 3 palmos (unos 3 metros).
1.- Estatua femenina de diosa con cabeza de reptil, procedente de Ur.
2.- Dios demonio con cabeza de chivo o carnero procedente del Valle de los Reyes. Egipto. (Museo Británico).
3.- Un dios alado con cabeza de águila procedente del Templo de Ninurta.
Seres transformados como híbridos, mitad animales mitad humanos,
imágenes representadas constantemente en la antigüedad, consideradas hoy
en día como mitología. Pero una mitología que sin embargo para los
antiguos era una religión muy real. Los dioses, seres reales que eran
ángeles caídos o demonios, aquellos que se rebelaron en el Cielo, y que
según la Biblia, descendieron a habitar en la Tierra, podían
materializarse y desmaterializarse a voluntad, y adoptar cualquier
aspecto físico, por ejemplo, un híbrido de animal con humano....
Otras fuentes
* Por su parte,
Julio Africano
vuelve a referirse a los dioses, los semidioses, héroes y “espíritus”.
Detalla que después del Diluvio, la primera casa real egipcia tuvo 8
reyes, el primero de los cuales fue Menes de Tis, que reinó durante 62
años. Fue arrollado por un hipopótamo (Eusebio precisa que era un dios
en forma de hipopótamo) y pereció.
* Otros escritos antiguos recogen fragmentos procedentes de
Manetón,
como las selecciones latinas de Bárbaro, un autor que se cree que
dependió de Julio Africano, y que podría identificarse con el Monje
Aniano. Presenta pequeñas diferencias cronológicas habituales, pero
igualmente se explaya en desarrollar largas genealogías de dinastías
divinas y semidivinas.
Y otro fragmento del sacerdote egipcio de Heliópolis se recoge en la
Crónica de Malalas, en torno al 500 d. C., en el que se explica que “el
primer Rey de Egipto pertenecía a la tribu de Cam, el hijo de Noé,
llamado también Naracó, pero anteriormente a éste, existieron otros
antiguos reinos de Egipto, ya señalados por el sapientísimo Manetón”.
* No podemos olvidar tampoco el importante testimonio de
Diodoro de Sicilia,
un famoso historiador griego del siglo I a. C., que empleó 30 años en
escribir una Historia Universal, para lo cual visitó todos los lugares y
monumentos que mencionó. En Egipto fue ilustrado por los sacerdotes y
eruditos egipcios de aquella época, y no dudó en escribir que los
primeros monarcas del país del Nilo reinaban desde hacía 23.000 años.
Otra vez asomaban dioses y semidioses en la cronología de Egipto, en un
tiempo en el que todavía no reinaban los seres humanos.
* Hay muchos otros
testimonios extraordinarios de seres extraterrestres en la Tierra, como
por ejemplo las figuras pintadas en Tassili, reproduciendo lo que
parecen seres y naves de fuera de la Tierra, raptando a mujeres, y en
otras actitudes.
Pero además de estos valiosos escritos, existen otras fuentes, como por
ejemplo las que recoge en su libro “En busca de la Edad de Oro” el
investigador
Javier Sierra, de la mano de
Robert Bauval:
“Robert Bauval me remitió a otros
documentos egipcios mucho más antiguos que los escritos de Manetón, para
ayudarme a centrar el problema. Esos documentos son los ya célebres
Textos de las Pirámides, hallados en monumentos de ese tipo de la V y VI
dinastías, o en los menos conocidos Textos de la Construcción*,
esculpidos a lo largo de los muros de los templos de Edfu y Dendera. En
ellos, según Bauval, se encierra la pieza clave para entender quiénes
fueron los verdaderos fundadores de Egipto”.
[* Textos de la Construcción: En el Templo de Edfu están grabados los
Textos de la Construcción. En éstos se habla de unos constructores
conocidos con el nombre de los Siete Sabios, procedentes de una isla
arrasada por las aguas. Estos sabios fundaron una hermandad secreta
(Shemsu-Hor), con el objetivo de preservar, generación tras generación,
algunos de los conocimientos matemáticos y astronómicos más relevantes].
Por último, también tenemos La Biblia o Sagradas Escrituras como
documento histórico que habla también de unos dioses que bajaron a la
Tierra y de sus descendientes gigantes, llamados también "héroes de
renombre". También la Biblia relata acerca de una longevidad primitiva,
sobre todo en la época antediluviana. En su primer libro, Génesis, se
revela por ejemplo que Noé vivió 950 años. Enós vivió 905 años. Cainán
vivió 910 años. Mahalaleel vivió 895 años, y así un largo etcétera.
¿Años convertidos en Meses?
Algunos autores ortodoxos han intentado explicar por qué los
historiadores egipcios y los documentos encontrados hablaban de unos
reyes antiguos tan longevos y de la existencia de unos seres
considerados como dioses y semidioses. Según esta visión, los años en
realidad serían meses, y todo lo referido a los dioses debía
considerarse como simple mitología. Esa sería la única manera en la que
podría explicarse el enigma de las "Cronologías Imposibles". Pero este
tipo de cómputo por meses no cuadra, porque entonces surgirían varios
interrogantes:
1.- Si todos los
historiadores y documentos antiguos, (piedras, estelas, papiros, etc...)
a partir de la primera dinastía oficial de Menes, y siguiendo con las
dinastías del Imperio Antiguo, Imperio Medio e Imperio Nuevo,
contabilizan siempre los años como años y nunca como meses, ¿Por qué hay
que considerar que los años se convierten en meses desde Menes hacia
atrás en el tiempo?
2.- Dado el dominio
magistral de las ciencias y los avanzados conocimientos celestes y
astronómicos (en la antigüedad astronomía y astrología eran lo mismo)
que tenían los egipcios, ¿cómo podrían confundir, o interpretar, un
ciclo anual celeste con todas sus características, estaciones del año,
paso de las constelaciones, solsticios, etc..., con un ciclo mensual?
Para cualquier astrólogo y astrónomo de hoy en día, esa explicación
sería un disparate absolutamente espectacular. Se nos hace del todo
imposible imaginar que los eruditos de Egipto pudiesen cometer semejante
equivocación, antes al contrario, acusar de tal proceder viene a ser
poco menos que un insulto para los conocimientos de los moradores de las
riberas del río Nilo. La conclusión, evidente, es que un ciclo
astronómico anual para los egipcios siempre fue de 1 año natural y nunca
de 1 mes.
El mismo cómputo del tiempo sirvió para medir los reinados de los
faraones humanos y el de los Reyes Dioses. Precisamente el movimiento y
la vida de la bóveda celeste constituían para los egipcios la base de su
religión, a la que confiaban sus almas, y respetar dichos ciclos
cronológicos y celestes era algo absolutamente sagrado e imprescindible.
3.- La Historia y Ciencia
oficiales han intentado interpretar los años como meses porque no les
cuadran las cuentas. Se han inventado un cómputo de tiempo hecho a
nuestra medida, a la de los seres humanos en la actualidad. Pero la
contabilidad cronológica egipcia o babilónica iba por otro camino. Hemos
visto ya, por ejemplo cuando hemos citado el Papiro de Turín, que los
reinados de los Reyes se medía minuciosamente en años, meses y hasta en
días. Luego entonces no hay justificación ninguna como para poder
interpretar o confundir los años con los meses, ni los meses con los
días.
¿Quiénes eran Los Akhu?
Algunas de las familias de Semidioses que reinaron en Egipto son
denominadas “Akhu” o Espíritus. Akhu deriva de la raíz Akh, que
significa luz, fulgor o brillo. Se puede traducir como espíritu
transformado, espíritu luminoso, ser desarrollado o evolucionado, ser
transfigurado, ser sobrenatural, etc... El Akhu tenía la cualidad de que
podía dar a su ser cualquier forma que deseara. Un ser o espíritu se
transfiguraba para intervenir en el mundo físico de la Tierra.
El Akhu se representaba como “un pájaro”, pero ante las personas se
aparecía como si fuera un fantasma. Eran seres que podían intervenir
tanto en el plano físico como en el plano invisible.
Cronologías imposibles en todo el mundo
Pero no sólo fueron los egipcios o babilonios, también los persas,
hindúes, griegos, etc..., todos los pueblos antiguos tenían tradiciones
de la gran longevidad de los primeros habitantes de la Tierra. ¿Todos
los registros del mundo hablaban de dioses porque sí, y tenían los
mismos errores de computación del tiempo, referenciando a unos reyes tan
longevos? ¿De dónde podrían venir tales tradiciones sino del hecho
mismo de que esos dioses existieron realmente, y que los habitantes de
aquella época remota antediluviana vivían ciertamente muy largo tiempo?
¿Todo lo presentado aquí es simplemente la fabulación mitológica de los
antiguos? Desde luego que no. Porque si por el contrario optamos por
aceptar la versión de la ciencia oficial actual, entonces sí que tenemos
que prepararnos para encontrar una explicación mucho más fantasiosa y
manipulada, a la vez que contradictoria.