Los primeros en detectar al monstruo fueron los sensores del aparato Clavecin. Al principio, los científicos pensaron que el aparato había detectado una manada de organismos más pequeños, pero poco después comprendieron que se trataba de un solo ejemplar de dimensiones enormes. Después ocurrió lo nadie esperaba, el monstruo de repente se lanzó sobre el aparato y comenzó a sacudirlo, informó el doctor en ciencias tecnológicas Leonid Naumov.
Cuando lograron elevar a Clavecin, sobre su superficie se veían abolladuras y arañazos. Los científicos pidieron ayuda a biólogos oceánicos pero estos no pudieron clasificar al raro espécimen.
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