Varias decenas de soldados de uniforme, con armas y sin identificación alguna, se pasean por elaeropuerto de Simferópol (la capital de Crimea) desde esta mañana, evitando el contacto con los ciudadanos y periodistas que los interpelan. Disponen de camiones Kamaz (una marca de vehículos todoterreno, originaria de Tatarstán, pero muy extendida en los países post soviéticos) de los que también han sido eliminados todos los distintivos identificadores. Hombres armados, también sin identificar, han ocupado también el aeropuerto de Sebastopol, donde se encuentra la flota rusa en el Mar Negro.
El ministro de Interior de Ucrania, Arsén Avákov, ha denunciado que soldados rusos han rodeado el aeropuerto militar de Sebastópol, cerca de la sede de la flota rusa del mar Negro, algo que Rusia niega. Avákov ha acusado a Moscú de "invasión militar y ocupación", según informa la agencia Reuters. Avákov ha descrito a los militares que han rodeado el aeródromo de Belbek, en Sebastópol, como fuerzas navales rusas, y a los que están en Simferópol como hombres al servicio de la Federación Rusa, y ha precisado que no ha habido choques ni derramamiento de sangre en ninguna de las dos acciones. "Considero que lo que ha ocurrido es una invasión armada y una ocupación que viola todos los acuerdos y normas internacionales", ha escrito en su página de Facebook.
Los soldados son muy jóvenes, como indica su complexión física y los atisbos de rostros que asoman tras sus máscaras. Grupos de ucranianos, rusoparlantes oriundos de Crimea, en traje de paisano, han formado una cadena humana para proteger a los uniformados de la excesiva curiosidad del público. Aseguran no ser militares, sino simples ciudadanos y llevan la cinta de San Jorge (que se ha convertido en un símbolo del patriotismo ruso en los últimos años) prendida a la solapa. “No queremos que vengan aquí esos descerebrados que han provocado tanta violencia en Kiev”, dice uno de ellos.
Esta nueva presencia militar se produce en un ambiente de máxima tensión en Ucrania, con un creciente temor a que se produzca una fractura en el país tras la revolución que derribó a VíctorYanukóvich, que hoy ha dado su primera rueda de prensa tras su desaparición el pasado sábado. Otro grupo de hombres armados, también sin identificar, ocupó el jueves el Parlamento y la sede del Primer Ministro. El Parlamento de esta península del mar Negro votó también ayer, en una jornada sin precedentes, a favor de un referéndum sobre lo que parece una propuesta de estructura confederal para la relación de Crimea con Ucrania.
Los uniformados de Simferópol custodian a conciencia el edificio del restaurante del aeropuerto, una construcción de estilo neoclásico estalinista, por donde, según confirman fuentes locales, llegan los V.I.P. Da la impresión de que esperan a algún pasajero importante, quizá más importante que los que han llegado ya, por lo general diputados de la Duma Estatal de Rusia. Rumores imposibles de verificar apuntan hacia la posibilidad de que pueda ser el mismo Víctor Yanukóvich el que aterrice en Crimea argumentando que esta es la única parte de Ucrania donde existe un poder legítimo.Si esta actitud se diera y fuera avalada por Rusia, se produciría de hecho una secesión de Ucrania.
De los uniformados, dos llevan ametralladoras cargadas y el resto fusiles, aparentemente sin munición, según señala un colega especialista en armas. El aeropuerto funciona con normalidad y ha recibido aviones procedentes de Moscú y de Kiev, dice la cajera de unas líneas aéreas. “El único avión que no ha aterrizado es el de Estambul, que se acercó y no se posó, alegando niebla. "Tal vez se asustaron”, dice la funcionaria, que apoya la presencia de uniformados. “Son eslavos que nos protegen para que no nos pase lo que ha pasado en Kiev”, afirma ella también. “Todo funciona con regularidad”, afirma, y señala que “los chicos son muy amables y esta mañana me pidieron información”. El hecho de que hablen en ruso no significa en si mismo nada en Crimea, donde el ruso es la lengua materna del mayor contingente poblacional de la península.
Si los uniformados fueran rusos, a la funcionaria de las líneas aéreas no le importaría, sino todo lo contrario. “Queremos que Rusia nos proteja”, dice. En la Duma Estatal en Moscú, al mismo tiempo, se ha presentado un proyecto de ley que permitirá a Rusia aceptar a territorios que quieran incorporarse a ella, según una colega que llama desde la capital rusa. “Sería estupendo”, afirma la dependienta, cuando le cuento lo que se gesta en el parlamento en Moscú.
Tanto el Soviet Supremo de Crimea, en Simferópol, como el acceso a la península desde el continente por el paso de Chengar, están controlados por los BERKUT (las fuerzas de intervención especial) de la ciudad de Sebastópol. Los BERKUT acaban de ser suspendidos de sus funciones por las nuevas autoproclamadas autoridades de Ucrania y los miembros de estas unidades especiales de élite tendrán que pasar por una comisión de investigación antes de ser readmitidos, si es que lo son. Los agentes tienen miedo a que todas las responsabilidades por la violencia que se desató en Kiev, tanto las propias como las ajenas, caigan sobre sus espaldas. No se fían de las nuevas autoproclamadas autoridades y no creen que éstas puedan llevar a cabo una investigación imparcial. Tampoco creen que los nuevos dirigentes tengan la capacidad y la voluntad política de investigar los excesos que puedan haber sido cometidos por los radicales que les han llevado al poder y que han usado también la violencia y armas.
“Lo más fácil ahora es hacer recaer la culpa de todo sobre nosotros”, señala uno de los oficiales que vigila el paso de Chengar. El oficial, el máximo responsable del puesto, que se presenta como Alec afirma que las BERKUT de Sebastópol fueron enviadas a Kiev para ayudar a mantener el orden público en torno a los edificios de la jefatura del Estado y que no tuvieron víctimas mortales. “No nos dedicamos a reprimir a la población, sino a vigilar los edificios estatales, cumplíamos órdenes”, señaló el oficial, que llevaba el rostro descubierto. Los BERKUT “forman todavía parte del Ministerio del Interior, tenemos acreditaciones vigentes, no nos han despedido, sino que nos han apartado del trabajo de momento”, afirma. Alec cuenta que los BERKUT se someten al “presidente” y que el “presidente” es “Víctor Fiódorovich Yanukóvich”, al que “nadie ha liberado de las competencias de presidente, y por eso sigue teniendo este cargo y nosotros hemos jurado lealtad al presidente, al pueblo y a la constitución”. “Somos militares”, prosigue, “No hemos traicionado a nadie, cumplimos exactamente nuestras funciones”. Afirma también que todos los hombres (una veintena) en el puesto son del BERKUT de Sebastópol” y todos ellos “ciudadanos de Ucrania”, niega que haya entre ellos BERKUT de otras regiones del país. Y ahora, ¿Qué van a hacer?”, le pregunto.
“Depende de cómo vengan dadas las cartas”, afirma el oficial. “Lucharemos hasta el final porque no nos han dejado otro camino. Pueden decir lo que quieran, pero nosotros no hemos violado la ley”, señala. Junto a él, en el puesto , situado en el estrecho istmo que une el continente a la península, le acompañan decenas de ciudadanos de paisano y grupos de cosacos de Crimea.
El Parlamento ucraniano ha aprobado un llamamiento a Moscú para que cese cualquier movimiento que pueda comprometer la "soberanía nacional y la integridad territorial" y que "rechace apoyar cualquier forma de separatismo en Ucrania". También ha pedido que se discuta la crisis de Crimea en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Crimea es la única república autónoma de Ucrania, que, por lo demás, es un Estado unitario centralizado. La población de Crimea, algo menos de dos millones de personas, está formada sobre todo por rusoparlantes que se sienten más cerca de Moscú que de Kiev. El triunfo del nuevo régimen ucraniano tras la caída de Víctor Yanukóvich es percibido en estos sectores como una amenaza para las competencias locales, que se han ido recortando de forma progresiva en relación a las que le otorgaron en 1992 tras la desintegración de la URSS. Crimea forma parte de Ucrania desde 1954. Yanukóvich ha anunciado que reaparecerá hoy por primera vez desde que fue depuesto con una rueda de prensa en la ciudad rusa de Rostov.
El ministro de Interior de Ucrania, Arsén Avákov, ha denunciado que soldados rusos han rodeado el aeropuerto militar de Sebastópol, cerca de la sede de la flota rusa del mar Negro, algo que Rusia niega. Avákov ha acusado a Moscú de "invasión militar y ocupación", según informa la agencia Reuters. Avákov ha descrito a los militares que han rodeado el aeródromo de Belbek, en Sebastópol, como fuerzas navales rusas, y a los que están en Simferópol como hombres al servicio de la Federación Rusa, y ha precisado que no ha habido choques ni derramamiento de sangre en ninguna de las dos acciones. "Considero que lo que ha ocurrido es una invasión armada y una ocupación que viola todos los acuerdos y normas internacionales", ha escrito en su página de Facebook.
Los soldados son muy jóvenes, como indica su complexión física y los atisbos de rostros que asoman tras sus máscaras. Grupos de ucranianos, rusoparlantes oriundos de Crimea, en traje de paisano, han formado una cadena humana para proteger a los uniformados de la excesiva curiosidad del público. Aseguran no ser militares, sino simples ciudadanos y llevan la cinta de San Jorge (que se ha convertido en un símbolo del patriotismo ruso en los últimos años) prendida a la solapa. “No queremos que vengan aquí esos descerebrados que han provocado tanta violencia en Kiev”, dice uno de ellos.
Esta nueva presencia militar se produce en un ambiente de máxima tensión en Ucrania, con un creciente temor a que se produzca una fractura en el país tras la revolución que derribó a VíctorYanukóvich, que hoy ha dado su primera rueda de prensa tras su desaparición el pasado sábado. Otro grupo de hombres armados, también sin identificar, ocupó el jueves el Parlamento y la sede del Primer Ministro. El Parlamento de esta península del mar Negro votó también ayer, en una jornada sin precedentes, a favor de un referéndum sobre lo que parece una propuesta de estructura confederal para la relación de Crimea con Ucrania.
Los uniformados de Simferópol custodian a conciencia el edificio del restaurante del aeropuerto, una construcción de estilo neoclásico estalinista, por donde, según confirman fuentes locales, llegan los V.I.P. Da la impresión de que esperan a algún pasajero importante, quizá más importante que los que han llegado ya, por lo general diputados de la Duma Estatal de Rusia. Rumores imposibles de verificar apuntan hacia la posibilidad de que pueda ser el mismo Víctor Yanukóvich el que aterrice en Crimea argumentando que esta es la única parte de Ucrania donde existe un poder legítimo.Si esta actitud se diera y fuera avalada por Rusia, se produciría de hecho una secesión de Ucrania.
De los uniformados, dos llevan ametralladoras cargadas y el resto fusiles, aparentemente sin munición, según señala un colega especialista en armas. El aeropuerto funciona con normalidad y ha recibido aviones procedentes de Moscú y de Kiev, dice la cajera de unas líneas aéreas. “El único avión que no ha aterrizado es el de Estambul, que se acercó y no se posó, alegando niebla. "Tal vez se asustaron”, dice la funcionaria, que apoya la presencia de uniformados. “Son eslavos que nos protegen para que no nos pase lo que ha pasado en Kiev”, afirma ella también. “Todo funciona con regularidad”, afirma, y señala que “los chicos son muy amables y esta mañana me pidieron información”. El hecho de que hablen en ruso no significa en si mismo nada en Crimea, donde el ruso es la lengua materna del mayor contingente poblacional de la península.
Si los uniformados fueran rusos, a la funcionaria de las líneas aéreas no le importaría, sino todo lo contrario. “Queremos que Rusia nos proteja”, dice. En la Duma Estatal en Moscú, al mismo tiempo, se ha presentado un proyecto de ley que permitirá a Rusia aceptar a territorios que quieran incorporarse a ella, según una colega que llama desde la capital rusa. “Sería estupendo”, afirma la dependienta, cuando le cuento lo que se gesta en el parlamento en Moscú.
Tanto el Soviet Supremo de Crimea, en Simferópol, como el acceso a la península desde el continente por el paso de Chengar, están controlados por los BERKUT (las fuerzas de intervención especial) de la ciudad de Sebastópol. Los BERKUT acaban de ser suspendidos de sus funciones por las nuevas autoproclamadas autoridades de Ucrania y los miembros de estas unidades especiales de élite tendrán que pasar por una comisión de investigación antes de ser readmitidos, si es que lo son. Los agentes tienen miedo a que todas las responsabilidades por la violencia que se desató en Kiev, tanto las propias como las ajenas, caigan sobre sus espaldas. No se fían de las nuevas autoproclamadas autoridades y no creen que éstas puedan llevar a cabo una investigación imparcial. Tampoco creen que los nuevos dirigentes tengan la capacidad y la voluntad política de investigar los excesos que puedan haber sido cometidos por los radicales que les han llevado al poder y que han usado también la violencia y armas.
“Lo más fácil ahora es hacer recaer la culpa de todo sobre nosotros”, señala uno de los oficiales que vigila el paso de Chengar. El oficial, el máximo responsable del puesto, que se presenta como Alec afirma que las BERKUT de Sebastópol fueron enviadas a Kiev para ayudar a mantener el orden público en torno a los edificios de la jefatura del Estado y que no tuvieron víctimas mortales. “No nos dedicamos a reprimir a la población, sino a vigilar los edificios estatales, cumplíamos órdenes”, señaló el oficial, que llevaba el rostro descubierto. Los BERKUT “forman todavía parte del Ministerio del Interior, tenemos acreditaciones vigentes, no nos han despedido, sino que nos han apartado del trabajo de momento”, afirma. Alec cuenta que los BERKUT se someten al “presidente” y que el “presidente” es “Víctor Fiódorovich Yanukóvich”, al que “nadie ha liberado de las competencias de presidente, y por eso sigue teniendo este cargo y nosotros hemos jurado lealtad al presidente, al pueblo y a la constitución”. “Somos militares”, prosigue, “No hemos traicionado a nadie, cumplimos exactamente nuestras funciones”. Afirma también que todos los hombres (una veintena) en el puesto son del BERKUT de Sebastópol” y todos ellos “ciudadanos de Ucrania”, niega que haya entre ellos BERKUT de otras regiones del país. Y ahora, ¿Qué van a hacer?”, le pregunto.
“Depende de cómo vengan dadas las cartas”, afirma el oficial. “Lucharemos hasta el final porque no nos han dejado otro camino. Pueden decir lo que quieran, pero nosotros no hemos violado la ley”, señala. Junto a él, en el puesto , situado en el estrecho istmo que une el continente a la península, le acompañan decenas de ciudadanos de paisano y grupos de cosacos de Crimea.
El Parlamento ucraniano ha aprobado un llamamiento a Moscú para que cese cualquier movimiento que pueda comprometer la "soberanía nacional y la integridad territorial" y que "rechace apoyar cualquier forma de separatismo en Ucrania". También ha pedido que se discuta la crisis de Crimea en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Crimea es la única república autónoma de Ucrania, que, por lo demás, es un Estado unitario centralizado. La población de Crimea, algo menos de dos millones de personas, está formada sobre todo por rusoparlantes que se sienten más cerca de Moscú que de Kiev. El triunfo del nuevo régimen ucraniano tras la caída de Víctor Yanukóvich es percibido en estos sectores como una amenaza para las competencias locales, que se han ido recortando de forma progresiva en relación a las que le otorgaron en 1992 tras la desintegración de la URSS. Crimea forma parte de Ucrania desde 1954. Yanukóvich ha anunciado que reaparecerá hoy por primera vez desde que fue depuesto con una rueda de prensa en la ciudad rusa de Rostov.
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