A las ocho de la noche de este martes (las siete hora peninsular española) las fuerzas del orden público y las tropas de intervención especial, las Berkut, comenzaron la operación de desalojo del mitin permanente de la Plaza de la Independencia de Kiev, El “Euromaidán” o “Maidán".
Se abre así un nuevo capítulo en la crisis política y social que afloró en Ucrania en noviembre pasado, cuando miles de personas salieron a la plaza a protestar, inicialmente por el cambio del rumbo europeo del presidente Víctor Yanukóvich, y casi de inmediato en contra del mismo presidente y del régimen que éste encarna. Desde entonces, Yanukóvich ha intentado ganar tiempo y para ello cesó al gobierno de Mikola Azárov, lo que no ha sido suficiente para calmar a los manifestantes que piden nuevas elecciones presidenciales y cambio de la constitución para restrigir los poderes del jefe del Estado.
La operación policial se está produciendo en dos flancos distintos del "Maidán", desde la avenida Krischatik, por donde han avanzado varios carros blindados, y por la cuesta de la calle Institutskaia, por donde se han desplazado varias tanquetas que lanzan agua y columnas de las tropas especiales en formación cerrada. Uno de los carros blindados habría ardido.
En las refriegas se utilizan cócteles Mólotov y parte de la “ciudadela” de tiendas de campaña junto al monumento de la Independencia ha ardido. Hay muertos y heridos. Las cifras oficiales de los muertos antes de que comenzara el asalto era de 9, a lo que hay que añadir por lo menos otro cadáver en las refriegas del Maidán, aunque es todavía demasiado pronto para poder hacer una evaluación de lo que está sucediendo y de sus consecuencias. Según medios locales, los fallecidos ascienden a 14, seis de ellos serían policías. Los líderes de la oposición, Vitali Klichkó, jefe del partido Udar, y Arseni Yatseniuk, líder del grupo parlamentario de Yulia Timoshenko (la primera ministra encarcelada) se mantenían firmes, ya fuera de pie en la tribuna de la plaza animando a los manifestantes, ya fuera en la sede de los sindicatos o desplazándose entre la multitud.
14 personas (ocho civiles y seis policías) perecieron durante el día, según medios locales, y decenas han resultado heridas el martes en Kiev a resulta de los enfrentamientos que volvieron a encender la violencia en la capital deUcrania tras dos semanas de relativa calma. Los manifestantes ocuparon el club de los Oficiales, un local frente a la Rada Suprema (Parlamento), pero no llegaron a asaltar el Legislativo.
De los nueve muertos oficialmente reconocidos por la policía, tres habrían fallecido en el club de los Oficiales, dos de ellos con heridas de arma de fuego y un tercero víctima de un atropello. Otra persona habría fallecido también por herida de arma de fuego cuando era llevada en una ambulancia, y otras dos personas habían muerto en la calle a consecuencia de ataques al corazón. Además hubo un muerto por asfixia en los locales del PR, tras su asalto y posterior incendio. Los dos agentes de policía muertos perecieron a consecuencia de heridas de armas de fuego, uno en una ambulancia y el otro en la clínica, según informa el ministerio del Interior. Entre los heridos hay varios periodistas y un fotógrafo de la agencia Reuters. Un manifestante contactado telefónicamente dijo que los heridos transportados al club de los Oficiales no podían ser desplazado a instituciones médicas debido a los enfrentamientos que bloqueaban las calles.
Los servicios de Metro en el centro de la ciudad fueron suspendidos, lo que como se vio más tarde era una medida destinada a aislar a los manifestantes de la plaza de la Independencia. Los accesos por automóvil a Kiev han sido restringidos para evitar por lo visto que se sumen a los manifestantes los grupos de apoyo que salían el martes con destino a Kiev desde distintas regiones del país.
Las principales figuras de la oposición intervenían anoche en el mitin y exhortaban a los ciudadanos a permanecer unidos y pacíficos frente a las fuerzas de seguridad. Antes de que se produjera el asalto, habían invitado a los diplomáticos extranjeros a acudir a la plaza y por teléfono el comisario Stefan Fülle y la alta representante de la política exterior de la UE, Catherin Ashton, pedían diálogo. Aparentemente, los diplomáticos occidentales no podían conseguir conectar con el presidente Víctor Yanukóvich.
Las acciones policiales fueron precedidas de un ultimátum formulado en un comunicado conjunto por el Consejo de Seguridad de Ucrania y el ministerio del Interior. Estas instituciones habían exhortado a los líderes de la oposición a tranquilizar a los manifestantes y volver a la mesa de las conversaciones. En su comunicado, afirmaban que “los extremistas de la oposición han pasado la frontera” y acusaban a los “líderes de la oposición de organizar la dirección de estos delitos”. “No podemos permitir que siga la escalada de este conflicto. Los ciudadanos de a pie se dirigen a las autoridades y exigen poner orden, devolver la estabilidad y la paz a Ucrania”, manifestaba el comunicado. El Consejo de Seguridad y el Ministerio del Interior afirmaban también que se verían “obligados a actuar con dureza si continúa el desorden” y daban un ultimátum hasta las 18 horas (las 17.00 hora peninsular española) para acabar con la violencia, de lo contrario, señalaba “nos veremos obligados a poner orden con los métodos contemplados por la ley”. Parqa intervenir, los uniformados esperaron dos horas después del plazo declarado.
Prueba de los vacilaciones y aprensiones en el campo gubernamental antes de que se iniciara la acción de fuerza eran las declaraciones de Yuri Miroshnichenko, el representante del presidente Yanukóvich en la Rada. Este dijo al canal de televisión por cable Gromadskogo TV que el jefe del Estado no deseaba un desenlace violento y que comprendía que el desalojo del Maidán no resolvería nada. Miroshnichenko dijo que había que hacer todo lo posible para resolver el conflicto pacíficamente y reconoció que la concentración de carros blindados no contribuía a calmar los ánimos. Miroshnichenko confirmó que Yanukóvich se había entrevistado con Aleksandr Turchínov, el adjunto de Yulia Timoshenko, la ex jefa del gobierno que cumple una condena de 7 años de prisión en Jarkov. Diputados del partido de las Regiones decían anoche que Yanukóvich solo quiere entrevistarse con los líderes de la oposición cuando haya finalizado la operación de desalojo del “Maidán”. Desde la tribuna, Yuri Lutsenko, antiguo ministro del Interior, exhortaba a los miembros de las fuerzas de intervención especial a no ser “esclavos” de Vladímir Putin. En una entrevista con el canal de televisión 5, perteneciente al político y oligarca Petr Poroshenko, el ex presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, afirmaba que en el centro de Europa estaba teniendo lugar un “nuevo Tiannamen” y que Putin había comprado el derecho a disolver el Maidán a cambio de los 3000 millones de dólares ya desembolsado del crédito de 15.000 millones concedido a Ucrania. El canal de televisión “5”, que trasmitía en directo la operación de desalojo del Maidán, dejó de trasmitir abruptamente, aunque lo que sucedía podía ser visto por otros canales.
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