Los precios del petróleo han caído un 40 por ciento desde junio al unísono del desplome de los bonos basura del sector energético de Estados Unidos, que apostó desmedidamente al auge del costoso fracking. Desde que el petróleo alcanzara en julio de 2008 los 145 dólares el barril, la industria del fracking estadounidense se disparó y la producción de petróleo pasó de 4 millones de barriles diarios (mbd) a 9 mbd compitiendo, en volumen de producción, con Arabia Saudita y Rusia (10 y 9 mbd, respectivamente). Esto se hizo por la vía de la especulación financiera que ahora será cubierta con la confiscación de los fondos de pensiones.
Como afirmamos en julio del año pasado la manipulación del precio del petróleo llevó al oro negro a un nivel artificialmente alto y ahí apuntábamos que debía sincerarse en torno a los 80-60 dólares el barril. El precio del petróleo fue claramente manipulado por los intereses financieros que buscaban impulsar la industria del fracking. El exceso de oferta de la industria petrolera está llevando ahora a liquidar en 80 centavos de dólar las apalancadas posiciones de estas compañías, instalando nuevamente el epicentro de la crisis en el sistema financiero por sus facilidades para especular con los precios. Esta vez, sin embargo, y gracias a Jean Claude Juncker, será el dinero de los contribuyente el que salvará a estas compañías.
La burbuja del fracking
Si bien se tiende a pensar que la caída de los precios es sinónimo de que los costos de producción están cayendo y que el temido “pico del petróleo” se está alejando, lo cierto es que muchos recursos básicos están disminuyendo de precio al mismo tiempo por la caída de la demanda global. Los commodities se deslizan en picada acentuando con ello los problemas deflacionarios que darán una nueva estocada a esta crisis en su séptimo año de desarrollo.
Los precios del petróleo fueron manipulados largamente para dar holgura y permitir el auge del fracking hasta que esta burbuja reventó. Mientras el costo de la extracción de petróleo “normal” es de 30 dólares el barril, el costo del barril de petróleo obtenido vía fracturación hidráulica es de 60 dólares. El estallido de la burbuja del fracking confirma la falacia de que la fracturación hidráulica constituye una fuente energética para 100 años, como declaró el presidente Obama el año 2012. Un artículo publicado la semana pasada en la revista Nature pone en duda el desmedido optimismo de esta industria.
El optimismo del fracking y la ilusión de un precio del petróleo en 110 dólares el barril, movilizó ingentes recursos financieros para la producción de crudo que terminaron por saturar el mercado. El fracking no hizo más que crear una nueva burbuja especulativa que terminó desplomándose a la luz de la debilidad de la demanda. El desplome del precio del petróleo ha llevado su valor al nivel más bajo de los últimos cinco años y en un descenso que puede arrastrarlo a los 50 dólares el barril e incluso a los 40 dólares el barril, obligando al cierre de las extracciones vía fracking que operan con costos de 60 dólares.
El nuevo riesgo para el sistema financiero
Los apalancados préstamos sembrados en el período de la euforia del fracking provocan ahora nuevos miedos en los mercados financieros por los impagos de deuda que pueden afectar a todo el comercio internacional. Los bajos precios que se obtienen hoy por cada barril de petróleo hacen difícil a las compañías petroleras pagar los intereses de los préstamos financieros solicitados en el período del auge. Y como los flujos de caja se han reducido, esta situación también pone en apuros a la banca, que comienza a sufrir un estrangulamiento financiero y se verá obligada a elevar los tipos de interés de estos préstamos por el incremento del riesgo, acelerando el impago de la deuda. De esta forma, la enorme cantidad de deuda que las compañías petroleras adquirieron para incursionar en la costosa tecnología del fracking, se ha convertido así en el nuevo riesgo del sistema financiero en su conjunto.
Sin embargo, lo que está en riesgo ahora no es solo el fraudulento sistema financiero sino los ahorros y los fondos de pensiones de millones de contribuyentes en todo el mundo. Desde los rescates bancarios del año 2008 ha habido un profuso debate sobre la necesidad de cambiar el sistema y evitar esos monstruos bancarios “demasiado grandes para caer” que debían ser rescatados por los gobiernos. Ahora se quiere obligar a que sean los depositantes y el dinero de los fondos de pensiones los que cubran las pérdidas del sistema financiero tal como se hizo en Chipre. Como advertimos en su momento, lo de Chipre fue el laboratorio para poner a prueba la confiscación de los depósitos de los ahorrantes y de los fondos de pensiones.
Esta nueva regla fue aprobada en la cumbre del G-20 realizada en Australia el pasado mes de noviembre y puede ponerse en práctica en cualquier momento. Por eso no debemos descartar que el violento descenso en el precio del petróleo sea una estrategia destinada a apropiarse cuanto antes de dichos recursos. Si el precio fue manipulado con astucia y precisión al alza, también puede ser manipulado a la baja para hacer uso cuanto antes de la nueva disposición de Angela Merkel y Jean Claude Junker. Las cuentas bancarias y los fondos de pensiones están en riesgo de ser confiscadas por este nuevo dolor del sistema financiero ocasionado esta vez por la excesiva codicia de las empresas petroleras.
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