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lunes, 4 de abril de 2016

EI: Hacia el hundimiento

Yusuf Fernandez


El año 2016 promete ser el principio del fin del grupo terrorista EI. En total, el grupo terrorista ha perdido desde principios de este año el 40% del territorio que controlaba en Iraq y el 25% en Siria.

En Siria, el grupo terrorista ha sufrido dos duras derrotas en Palmira y Qaryatain, en la provincia de Homs, y la vía hacia futuros progresos del Ejército sirio en las de Raqqa y Deir Ezzor ha quedado abierta.

En Iraq, el Ejército iraquí y las Fuerzas de Movilización Popular han liberado recientemente la ciudad de Kit, en la provincia de Anbar, y realizan otros progresos en la misma. Al mismo tiempo, las fuerzas iraquíes continúa su avance hacia Mosul y ha tomado varias localidades en su marcha hacia la segunda ciudad del país.

No hay duda de que la futura pérdida de Mosul y de las ciudades que controla en Anbar llevarán a una derrota definitiva del EI en ese país. Eso no quiere decir que todas las actividades del EI vayan a desaparecer de golpe, pero en lugar de controlar territorio, es probable que el grupo sea ya sólo capaz de llevar a cabo atentados en algunas ciudades, incluyendo Bagdad, durante un tiempo, como paso previo a su definitiva desaparición.


El EI ha perdido miles de combatientes en estos meses en los dos países. Sólo en Palmira, más de 500 terroristas murieron durante la operación militar que llevó a la liberación de la ciudad. A las bajas hay que sumar los continuos golpes sufridos por la moral de los terroristas no sólo por las pérdidas territoriales sino también por el hecho de ser objeto de continuos bombardeos desde el aire por parte de los aviones sirios, rusos e iraquíes.

Por otro lado, el EI, que fue descrito en su día como el grupo más rico del mundo, parece hoy sufrir una aguda crisis económica. Esto se debe en gran medida al hecho de que los ataques aéreos rusos han destruido cientos de camiones que el grupo utilizaba para el transporte de su petróleo hacia Turquía y a las pérdidas de territorios en Siria e Iraq y de las rutas que utilizaba para el contrabando de crudo y para recibir la ayuda que el régimen de Recep Tayyip Erdogan le proporciona.

La reducción territorial ha supuesto también un duro golpe para las finanzas del EI. Cabe recordar que el grupo genera recursos en las ciudades que controla por medio de la extorsión, los secuestros y las donaciones privadas. Es por ello que su derrota en las mismas tiene un serio impacto económico para el EI además del militar. Esto ha llevado a una fuerte reducción de los salarios de sus miembros o incluso a su eliminación en muchos casos. Algunos desertores del grupo han afirmado que no habían cobrado durante meses, según diversos medios.

A esto hay que sumar el hecho de que algunos comandantes del EI están luchando entre sí debido a las acusaciones mutuas de corrupción, mal manejo de los fondos y robo.

El EI ha incrementado los impuestos a los negocios en las ciudades y localidades que aún conserva para compensar sus pérdidas, pero esto ha incrementado, a su vez, el rechazo y el descontento por parte de la población hacia la ocupación que sufren.

En Siria, ha habido noticias de revueltas en las localidades ocupadas por el EI, incluyendo en Raqqa, la capital del grupo en el país, en especial tras la liberación de Palmira, que ha elevado la moral de los residentes y les ha incitado a rebelarse.

“Las operaciones en Palmira han cambiado en equilibrio de poder en el campo de la batalla en Siria hasta el punto de que el pueblo sirio que sufre la ocupación ha comenzado a rebelarse contra el EI y otros grupos terroristas”, señaló el periódico palestino Al Manar. La población de las localidades controladas por el EI cree ahora que el gobierno está ganando la guerra contra los terroristas en los campos militar, diplomático y político, indica el periódico. El resultado de las recientes batallas les ha convencido de que el Ejército sirio es capaz de destruir a los grupos terroristas y de que el fin de la ocupación está cerca.

Menos entusiastas parecen, sin embargo, los hipócritas gobiernos occidentales, comenzando por los europeos, que han sufrido en los pasados meses dos grandes atentados en París y Bruselas, con muchas decenas de víctimas y, a pesar de ello, son incapaces de apoyar una resolución en la ONU, presentada por Rusia, para celebrar la liberación de Palmira y mucho menos reconocer el favor que Siria y su Ejército les están haciendo al destruir al grupo terrorista. Al mismo tiempo, ellos siguen firmando pactos con el régimen de Erdogan y concediéndole unos 6.000 millones de euros como pago al chantaje al que aquel les somete en el tema de los refugiados.

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