La modificación de los Acuerdos de Minsk podría provocar una matanza en el este de Ucrania, advirtió en una entrevista con Sputnik el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov.
Según el canciller, el Gobierno del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, busca invertir el orden de implementación de los Acuerdos de Minsk, haciéndose en primer lugar con el control de Donbás, incluida la frontera con Rusia, y solo después cumpliendo con sus compromisos como el estatus especial de esos territorios, la celebración de las elecciones o la amnistía a los excombatientes.
"Es obvio que si lo hiciesen de ese modo, si alguien les dejara hacerlo, habría allí un baño de sangre", aseveró el ministro ruso.
Mientras tanto Occidente, denunció, no puede o no quiere obligar a Kiev a que vaya cumpliendo
los Acuerdos de Minsk en estricta conformidad con la secuencia prevista en los mismos.
"El control de la frontera es el último paso, [que se da] una vez que esos territorios tengan estatus especial consagrado en la Constitución de Ucrania, una vez que celebren elecciones libres reconocidas como tales por la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, etc", recordó.
El canciller subrayó asimismo que es necesaria también una amnistía total para los combatientes, y no una selectiva, solo para aquellos que no haya cometido delitos graves.
Lavrov afirmó que el Occidente es el mayor responsable de lograr que el Gobierno ucraniano cumpla los Acuerdos de Minsk.
"Ahora la responsabilidad principal recae en Occidente, porque solo Occidente puede obligar [al presidente de Ucrania, Volodímir] Zelenski a implementar lo firmado por su predecesor y por el mismo Zelenski en diciembre de 2019 en París", sostuvo.
El jefe de la diplomacia rusa recordó que en esa reunión en la capital francesa el mandatario ucraniano reafirmó, junto con los líderes de Rusia, Francia y Alemania, la ausencia de alternativa a los Acuerdos de Minsk, y "se comprometió a incorporar las cuestiones sobre
el estatus especial de Donbás en la legislación y la ley principal".
En ese contexto Lavrov señaló que ahora "la verdad moral y jurídica internacional está de nuestro lado y del lado de la milicia".
El canciller recordó que últimamente Kiev hace todo lo posible para cambiar los Acuerdos de Minsk y los países occidentales no hacen nada para poner fin a esos intentos.
"No pueden decir nada, considero vergonzoso (...) que Occidente, coautor de este documento, al cual apoyó en el Consejo de Seguridad de la ONU, demuestre una impotencia total", indicó Lavrov.
El cese de fuego en Donbás
La posición de Kiev en materia del cese del fuego en Donbás es vergonzosa e indecente, afirmó el canciller.
"Durante las últimas semanas, Kiev empezó a plantear con desespero la necesidad de volver a confirmar el compromiso del alto el fuego. Sus patrones occidentales comenzaron a pedirnos a nosotros que influyamos sobre Donbás, para que el cese el fuego por fin se haga realidad", informó.
Lavrov refirió que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, al hablar por teléfono hace un par de semanas con su homólogo francés, Emmanuel Macron, y con la canciller alemana, Angela Merkel, les recordó que en julio de 2020 se logró un eficaz acuerdo sobre el cese el fuego que establecía un claro mecanismo de control sobre su observancia.
Ese mecanismo incluía el compromiso de las partes de no responder inmediatamente al fuego abierto, primero informar sobre la infracción cometida a altos mandos, los que debían dar la orden de cómo proceder: responder o buscar solución mediante un trato entre los comandantes, recordó Lavrov.
"La República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk emitieron las respectivas órdenes militares reflejando ese acuerdo, y las publicaron. Kiev se comprometió a hacer lo propio, pero no lo hizo", constató.
Los dirigentes de Ucrania, en vez de cumplir estrictamente ese compromiso, empezaron a diluir ese esquema concreto usando formulaciones vagas, mientras que Donetsk, Lugansk y los representantes rusos en el Grupo de Contacto les llamaban la atención sobre el incumplimiento, subrayó.
"Dmitri Kozak [jefe adjunto del gabinete presidencial ruso] habló de eso con las partes francesa y alemana. Por la de Ucrania participaba Andréi Yermak", comunicó Lavrov y dijo que, al leer las notas sobre esas conversaciones, daba la impresión de que la parte ucraniana no quería entender lo que le estaban diciendo.
"Pero hace un par de semanas los dirigentes ucranianos de repente decidieron que era necesario avivar el tema del cese del fuego. Es una posición vergonzosa e indecente", resumió el canciller.
Los datos de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa
El canciller ruso agregó que los dirigentes de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (O-S-C-E) procuran no publicar los datos honestos sobre la situación en Donbás.
Según Lavrov, los datos estadísticos que reunió la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa muestran cuántos ciudadanos e instalaciones civiles quedaron afectados por cada parte del conflicto, así como prueban que en la mayoría de los casos Kiev ataca y las milicias responden.
"Los dirigentes de la misión especial de monitoreo y de la propia Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa se sienten muy incómodos en esta situación y hacen todo para evitar la publicación de los datos honestos", señaló Lavrov y subrayó que Moscú por su parte ofrece informes regulares con estos datos.
Desde abril de 2014, Ucrania lleva a cabo una operación contra las milicias en Donbás donde se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, en respuesta al
violento cambio de gobierno ocurrido en febrero del mismo año.
Los Acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política al conflicto, pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia.
Las hostilidades han dejado unos 13.000 muertos, según las estimaciones de la ONU.
Los ejercicios militares del Occidente
Lavrov, resaltó los errores de razonamiento de Estados Unidos y otras naciones de la OTAN sobre los ejercicios militares de su país realizados este mes en el suroeste de su territorio.
"Ustedes recordarán esos gritos de que Rusia avanzaba sus tropas hacia las fronteras de Ucrania (...) Y luego cuando anunciamos la terminación de los ejercicios, desde Occidente empezaron a oírse exclamaciones malévolas de que Rusia se había visto obligada a dar marcha atrás, de que se había replegado (...) Esos países se hacen ilusiones", dijo.
Con esa narrativa, explicó el canciller, los países occidentales buscan aprovechar esta situación para hacer creer que su voz y su posición son decisivas en las relaciones internacionales.
Las Fuerzas Armadas de Rusia
concluyeron sus maniobras el pasado 22 de abril en el este de la península de Crimea en los que participaron más de 10.000 efectivos, 1.200 equipos militares y 40 buques de la Armada.
Los países de la OTAN consideraron los entrenamientos de las fuerzas rusas como un "acto agresivo" contra Ucrania. Desde Washington criticaron los ejercicios en Crimea.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, rechazó todas esas insinuaciones y enfatizó que su país trasladaba sus fuerzas militares dentro de su propio territorio.
El regreso a G7
Lavrov afirmó que Rusia no tiene la intención de regresar al Grupo de los Siete (G7).
"Declaramos en varias ocasiones que nunca volveremos a ese formato", dijo.
Rusia comenzó a participar en las cumbres del G7 (Canadá, Francia, Alemania, el Reino Unido, Italia, Japón y Estados Unidos) a mediados de los años 90 e ingresó como miembro de pleno derecho en 2002, con el grupo pasando a llamarse G8.
La participación de Rusia fue suspendida en 2014 por los líderes de los otros siete países en medio de las tensiones por la crisis de Ucrania y la
reincorporación de Crimea.
Crimea se escindió de Ucrania y se incorporó a Rusia tras celebrar en marzo de 2014
un referéndum en el que la mayoría aplastante de los votantes —más del 96%— avaló esa opción.
Las autoridades ucranianas siguen considerando a la península como un territorio "provisionalmente ocupado", mientras que desde Rusia recalcan que el tema "está zanjado definitivamente".
Relaciones entre Rusia y Europa
El canciller ruso afirmó que el Reino Unido trata de socavar las relaciones entre Rusia y la Unión Europea.
"En lo que respecta a las relaciones entre Rusia y Europa, creo que, como antes, los británicos están desempeñando un papel subversivo activo y muy serio. Salieron de la Unión Europea, pero (...) están tratando de influir lo máximo posible en las posiciones que tomen los miembros de la UE respecto a Moscú", comentó.
Según el canciller, los británicos buscan socavar la interacción de Rusia con otros países, pero al mismo tiempo "nos envían señales proponiendo establecer algunos contactos".
Lavrov atribuyó esos intentos al deseo de Londres de "tener el monopolio de esos contactos y volver a demostrar que está por encima de muchos".
"Aquí no hay nada sorprendente", concluyó.
La lista rusa de países hostiles
Serguéi Lavrov desestimó la inclusión infundada en la lista de países hostiles que su Gobierno prevé presentar pronto.
"No queremos incluir indiscriminadamente en esta lista a cualquier país que diga, por ejemplo, algo salido de tono sobre las relaciones con Rusia", dijo el canciller.
La decisión, recalcó, se tomará tras un análisis exhaustivo de todas las posibilidades del diálogo.
"La lista se revisará periódicamente a medida que avancen nuestras relaciones bilaterales con una nación concreta", subrayó.
Las embajadas de las naciones incluidas en la lista negra, detalló Lavrov, no podrán contratar a ciudadanos de Rusia y de terceros países.
El pasado 15 de abril, el presidente estadounidense, Joe Biden,
impuso sanciones a 32 entidades e individuos de Rusia y expulsó a 10 funcionarios de la misión diplomática de este país con distintos argumentos.
Moscú respondió al día siguiente con la expulsión de diez diplomáticos estadounidenses y pidió al embajador de Estados Unidos en Rusia, John Sullivan, que se marche a Washington para sostener consultas con su Gobierno. El jefe de la misión diplomática
abandonó la capital rusa el 22 de abril.
En este contexto, las autoridades de Moscú aprobaron una normativa que impide a las embajadas de los países hostiles contratar a ciudadanos rusos. La lista negra aún está en proceso de elaboración.