En medio de la escalada de tensiones en la frontera ruso-ucraniana, en concreto la península de Crimea, un grupo de expertos consultados por el portal de aviación Avia.Pro nombraron cinco tipos de armas rusas capaces de destruir la línea ofensiva de las Fuerzas Armadas de Ucrania, en el hipotético caso de un enfrentamiento bélico entre ambos países.
Según los analistas, los tanques rusos T-90 representan una seria amenaza para el avance del Ejército ucraniano, cuyas capacidades serán más que suficientes para hacer frente a las fuerzas ucranianas, que están armadas solo con equipos de la era de la ya extinguida Unión Socialista de Repúblicas Soviéticas (URSS).
Además, los vehículos blindados BMP-3 de Rusia son efectivos contra las ofensivas de las unidades terrestres del Ejército de Ucrania, anota el sitio web.
Dado que la Fuerza Aérea de Ucrania es relativamente débil, los sistemas de defensa aérea de Rusia S-400 jugarán una importante baza para Moscú a la hora de dejarles fuera de juego a los aviones de combate ucranianos.
Por otra parte, agrega el informe, la península de Crimea estará protegida contra ataques de misiles tácticos ucranianos, gracias al despliegue de los S-400 en esta región.
En cuanto a la artillería, el medio digital sostiene que Rusia cuenta con medios eficaces, como los obuses autopropulsados Msta-S que pueden reducir en cuestión minutos una gran parte de las fuerzas ucranianas desplegadas cerca del linde fronterizo con Crimea.
Avia.Pro destaca también que Rusia cuenta con los cazas más maniobrables del mundo: los Sujoi, modelo Su-35S, que pueden impactar con precisión objetivos terrestres, aéreos y marítimos, sin siquiera entrar en la zona del alcance de los sistemas de defensa antiaérea de Ucrania.
En el caso de estallar un conflicto bélico entre las fuerzas rusas y ucranianas, las unidades militares de esta última posesionadas en la frontera con Crimea se mantendrían en combate entre 2 y 3 horas antes de tener que replegarse o rendirse ante el poderío tecnológico de la Federación Rusa.
Las relaciones entre Moscú y Kiev se deterioraron, en particular, cuando la península de Crimea se reincorporó a Rusia tras un referéndum en marzo de 2014. Más del 96 % de los crimeos votó a favor de la incorporación a la Federación Rusa.
Desde entonces, Rusia y el Occidente siguen sin poder superar las brechas que surgieron a raíz de esta coyuntura que condujo a Ucrania involucrarse en una guerra con los independentistas en el este de su territorio, donde se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.
De hecho, la crisis se ha reavivado en cuanto Ucrania informó de la realización de unos ejercicios militares conjuntos con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), recientemente.
Ante tal panorama, Moscú ha desplegado en los últimos días un gran número de fuerzas y equipamiento militar en la frontera occidental, y ha advertido contra cualquier despliegue de tropas de la Alianza Atlántica en Ucrania provocaría más tensiones cerca de sus fronteras y conduciría a una respuesta contundente por parte de Rusia.
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