Orsk, en la región de Oremburgo, se enfrentó a graves inundaciones como consecuencia del fallo de una presa, que provocó la inundación de unas 600 casas en nueve calles de la ciudad. Esta emergencia obligó a unas 230 personas, entre ellas 73 niños, a refugiarse en 12 centros de alojamiento temporal. Los especialistas del Ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia destacan que el agua sigue subiendo y la situación se ve agravada por el rápido desarrollo de los acontecimientos, que empeoran.
Actualmente, más de 530 especialistas, 125 equipos y 75 embarcaciones están trabajando en la zona del desastre para ayudar a las víctimas y combatir las consecuencias del desastre. Las autoridades locales informan de una situación crítica en el casco antiguo, donde casi la mitad del territorio está inundado y existe el riesgo de un aislamiento total del barrio. Se estima que el nivel del agua comenzará a descender no antes de entre 1,5 y 2 semanas.
El alcalde de la ciudad, Vasily Kozupitsa, anunció que la rotura del dique había sido parcialmente eliminada y que continuaban los trabajos para reforzarla. Al mismo tiempo, en Orsk se registró una disminución del 30% en el suministro de agua debido a la inundación de algunos equipos.
En el contexto general de la catástrofe en la región de Oremburgo, quedaron bajo el agua 2 casas, de las que fueron evacuadas 556 personas. En algunas zonas, el nivel del agua subió 4 metros en sólo un par de horas, y el nivel del río Ural superó el nivel crítico en más de 208 metros y siguió aumentando. Como resultado, se cerraron 4 puentes y 2 tramos de carreteras, lo que limitó gravemente la circulación y complicó la situación en la entrega de ayuda a las víctimas.
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