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miércoles, 10 de abril de 2024

Submarinos chinos han estado “rastreando” portaaviones de EEUU

Estos encuentros, especialmente bajo el agua, intensifican las preocupaciones de los estrategas militares sobre la capacidad de China para amenazar a las flotas portaaviones de EEUU en la región, marcando un desafío continuo para la planificación defensiva.

en Zona de guerra



En 2015, las autoridades defensivas de Estados Unidos confirmaron el seguimiento de un portaaviones norteamericano por parte de un submarino chino en las aguas niponas, evidenciando el incremento de las tensiones entre estas dos potencias globales. Este suceso suscitó interrogantes aún vigentes acerca de la eficacia operativa de las unidades navales de superficie de EEUU ante un hipotético conflicto en la zona del Indo-Pacífico.

Un sumergible chino de la clase Kilo, especializado en ataques rápidos, mantuvo bajo vigilancia al USS Ronald Reagan durante varias horas en octubre, en lo que un representante estadounidense describió no como un encuentro fugaz, sino como una observación prolongada. “CNN reportó que, aunque no se detectaron acciones hostiles ni se establecieron comunicaciones entre ambas embarcaciones, aeronaves antisubmarinas de EEUU ejercieron vigilancia sobre el navío chino”.

Escenarios estratégicos y reflexiones sobre el Indo-Pacífico

En aquella época, el secretario de Defensa norteamericano, Ashton Carter, restó importancia al suceso, comentando que es habitual que China realice inspecciones durante los ejercicios conjuntos entre Estados Unidos y Japón. El seguimiento de unidades navales estadounidenses por parte de submarinos chinos plantea preocupaciones crecientes sobre la seguridad marítima.

Sin embargo, también emerge el debate sobre los beneficios inadvertidos para EEUU de estos encuentros. “Ambas partes se vigilan mutuamente y aprenden de sus capacidades”, indicó Robert Daly, director del Instituto Kissinger para China en el Centro Woodrow Wilson, añadiendo que, a pesar de su creciente número, los submarinos chinos aún no alcanzan la discreción acústica de sus contrapartes estadounidenses, proporcionando así una oportunidad de reconocimiento.

No obstante, este juego del gato y el ratón no está exento de riesgos. El almirante retirado Pete Daly advirtió sobre las posibles consecuencias de estos acercamientos, incluyendo colisiones y malentendidos que podrían escalar en conflictos inadvertidos. Además, se ha observado un incremento en las interacciones peligrosas en los cielos del Indo-Pacífico, con aeronaves chinas realizando maniobras provocativas cerca de aviones estadounidenses.

Estos encuentros, especialmente bajo el agua, intensifican las preocupaciones de los estrategas militares sobre la capacidad de China para amenazar a las flotas portaaviones de EEUU en la región, marcando un desafío continuo para la planificación defensiva.

La expansión naval de China: Implicaciones para el Indo-Pacífico

En un escenario donde China protagoniza uno de los esfuerzos de construcción naval más destacados de la historia contemporánea, las dimensiones de su flota —enriquecida con más unidades de superficie, submarinos de asalto veloz y portaaviones adicionales— inquietan a Washington.

Esta expansión, liderada por el presidente Xi Jinping, sugiere la posibilidad de que China aspire a restringir las operaciones navales estadounidenses en el Indo-Pacífico, comprometiendo así la habilidad de Estados Unidos para ejercer influencia y proyectar poder en este eje geoestratégico vital. A esto se suma el desarrollo de un arsenal avanzado, compuesto por misiles antibuque de alcance medio e hipersónicos, capaces de asestar golpes críticos a las fuerzas navales de EEUU.

Una táctica defensiva clave para los navíos estadounidenses reside en su habilidad para ocultarse en la inmensidad del océano.

Ante un conflicto, el desafío primordial para China sería localizar estas unidades en el vasto teatro marítimo. Aunque el USS Ronald Reagan no estaba ejecutando maniobras evasivas durante su operación cerca de las costas japonesas en 2015, el hecho de ser seguido por un submarino chino plantea un precedente de preocupación constante.

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