Según el arzobispo, <<muchos casos de acoso sexual habrían podido ser evitados si las relaciones entre los padres hubiesen sido sanas […] ya que un divorcio es un gran prejuicio para el niño>>. ¿Qué tiene que ver el tocino con la velocidad? Para el religioso mucho, porque confunde una situación determinada dentro del ámbito familiar con tocamientos, caricias y penetraciones de curas pederastas a menores de edad. Es vergonzoso que cargos superiores de la institución católica rehúyan asumir culpabilidades, pero lo es aún más que señalen a los progenitores como posibles culpables de crímenes cometidos por pedófilos con sotana que están bajo mando directo de quien hace las terribles y desafortunadas declaraciones. Sin embargo, no contento con lo que dijo, acusó al menor de buscar amor en otro hombre (sacerdote), que cae en la tentación por ser débil. Aberrante.
Una vez más, el tupido velo negro se correrá y una cortina de humo envolverá el asunto, como viene a ser la norma en este tipo de delitos cometidos por sacerdotes. Dicen mucho del papa Francisco, pero si fuese útil de verdad no dudaría en utilizar sus servicios de inteligencia para destapar a los curas pederastas y ponerlos en manos de la Justicia civil. Condena a media docena en público y la gente asume que luchará vehementemente contra los abusos sexuales. Nada más lejos de la realidad: que utilice su poder y erradique de sus filas a todos los sacerdotes pederastas de los que tiene conocimiento, que son miles. Pero claro, la opinión pública ya no alabaría la determinación de Francisco sino que estaría horrorizada por la cantidad de violaciones que el Vaticano ocultó, lo que se volvería sin duda contra la Iglesia católica y generaría una crisis de muy difícil solución. Ya se sabe, es mejor ocultar y negar que dar la cara. Y si te pillan, siempre se puede echar la culpa a otros: por ejemplo, a los padres de las víctimas.
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