El candidato presidencial Donald Trump, prefiere ser designado con el pomposo apelativo de The Donald. Pero en realidad, para ser honestos, debería ser llamado como Don, de la misma manera que lo era Don Vito Corleone en la película El Padrino.
Y es que el pasado de Trump está tan entrelazada con la mafia que parece increíble que sus contrincantes del partido Republicano o su probable rival demócrata Hillary Clinton, no hayan llenado los periódicos de todos los EEUU con sus evidentes vínculos con el Crimen Organizado.
Trump nació justo después del final de la Segunda Guerra Mundial en Jamaica Queens, Nueva York hace unos setenta años. Era hijo de Fred Trump, uno de los principales constructores y promotores de Nueva York.
Fred Trump
Es bien sabido por todos los conductores de taxi o propietarios de un bar en La Gran Manzana, que cualquier persona que desee tener éxito en el mundo de la construcción en la ciudad de Nueva York, debe mantener buenas relaciones con la mafia. Sucedía antes y sigue sucediendo en la actualidad. Y lo mismo sucede con los empresarios que dirigen las empresas de recogida de basuras, o que controlan las cargas y descargas en los puertos.
Donald Trump dejó la escuela de negocios para unirse al negocio de la construcción y bienes raíces de su papá Fred en la ciudad de Nueva York.
Uno de los primeros mentores de Trump en sus negocios en el nebuloso campo de la construcción en Nueva York, fue uno de los personajes más sórdidos de la ciudad: un oscuro abogado llamado Roy Cohn.
Roy Cohn
Cohn, que ejerció como abogado del senador Joe McCarthy, caracterizado por su enfermiza obsesión y paranoia contra los comunistas, ayudó a este en su campaña de persecución en el Departamento de Estado a principios de 1950.
Cohn y el senador McCarthy
El biógrafo de Cohn, Nicholas von Hoffman, señaló que Cohn “vivía en una matriz de delincuencia y conductas poco éticas…una parte significativa de sus ingresos provenían de esquemas poco éticos, ilegales o poco éticos”.
Sus lazos con la mafia eran tan estrechos, que permitió que altos jefes de la mafia como Frank Costello, realizaran sus reuniones en su despacho de abogados para que pudieran reclamar la inmunidad que otorgaba el privilegio abogado-cliente en caso de juicio.
Francesco Costello
Cohn, quien murió de SIDA en 1986 y fue descrito por Hoffman como “el más conocido homosexual fuera del show-business en todo el país”, era el abogado del más célebre club nocturno de la década de 1970 en Manhattan, el famoso Estudio 54, donde la cocaína se esnifaba por kilos.
Hoffman escribió acerca de las orgías que Cohn y sus amigos realizaban en Studio 54: “Para las celebridades especiales, las orgías más salvajes se realizaban en el sótano…en ellas participaban personajes homosexuales, transexuales y travestis de la alta de la sociedad”
Cohn realizó ahí algunas de sus más sonadas fiestas de cumpleaños, a las que asistieron, al menos en una ocasión “funcionarios importantes de los partidos demócrata, republicano, conservadores, y la mayoría de los principales funcionarios electos de la ciudad, así como toda una serie de miembros del Congreso, el Juez Presidente de la Corte de Distrito de Estados Unidos y los amigos más cercanos de Roy Cohn, como por ejemplo, Donald Trump”
Trump y Cohn
Así pues, tenemos en un mismo paquete a Donald Trump, al abogado de la mafia, Roy Cohn, y un montón de orgías con cocaína en el sótano de Studio 54, en fiestas a las que asistieron jueces y políticos de todos los partidos.
De hecho, en una entrevista, Trump incluso describió una de estas orgías en Studio 54: “Recuerdo que podías ver a supermodelos muy conocidas que eran penetradas en el centro de la sala. Había siete de ellas y cada una mantenía relaciones con un tipo diferente”
Obviamente, Trump olvidó mencionar si él participó “activamente” en estas fiestas con prostitutas (perdón, modelos), de alto copete.
Cohn, derecha, el alcalde de Nueva York Ed Koch y Trump
En la década de 1970, cuando Trump estaba en la veintena, contrató a Roy Cohn como su abogado y “solucionador”, cuando se hizo cargo de los negocios de bienes raíces y construcción de su padre en Nueva York. No solo Trump y Cohn eran asistentes habituales en Studio 54 como buenos amigos, sino que incluso, según algunos informes, su relación era tan próxima que Trump incluso tenía una foto de Cohn en su oficina, como si fuera de la familia.
En 1979, Cohn presentó a Trump a un especialista en trucos sucios políticos llamado Roger Stone.
Roger Stone
Trump y Stone siguen siendo manteniendo una relación muy cercana incluso hoy en día. Stone, que ha trabajado con Trump en campañas desde 1987, incluyendo la candidatura Presidencial presente, fue acusado y multado junto con Trump por actuar de forma ilegal violando las reglas de campaña, cuando combatieron el desarrollo de los casinos indios, que representaban una clara e incómoda competencia para los casinos de Trump en Atlantic City.
El consejo que Stone le da a Trump y a otros clientes, siempre es: “no admitir nada, negarlo todo, lanzar contraataques… Cuando alguien te atornille, atornillalo a él, pero mucho más fuerte”
Trump parece haber aprendido bien el método de Stone. En 2015 Trump contrató de nuevo a Stone para que dirigiera su campaña a la candidatura presidencial del partido Republicano, pero al parecer le despidió en agosto de 2015 por adquirir demasiado protagonismo en el el éxito creciente de Trump. A Don no le gusta compartir con nadie el mérito de su éxito. Se considera a sí mismo demasiado grandioso para hacerlo.
LOS “AMIGUITOS” DE TRUMP EN LA MAFIA
Así pues, tutelado desde los 20 años por el abogado de la mafia de Nueva York, Roy Cohn, Donald Trump siempre ha estado mezclado o involucrado con la mafia o con figuras mafiosas. De forma característica, y como corresponde a un protegido de Roy Cohn, Trump siempre niega saber que esos amigos suyos son figuras de la mafia.
Don Trump entró en el mundo de los casinos en 1987. Los casinos siempre han estado asociados con el lavado de dinero criminal de la mafia, y de la CIA, que lo utiliza para sus operaciones encubiertas como por ejemplo lo fueron la operación Irán-Contra.
Meyer Lansky
La ciudad de Las Vegas fue creada por Meyer Lansky, el fallecido jefe de lo que se llamó durante la Ley Seca “Murder Inc.”. Lansky gestionaba los casinos de Cuba antes de la Revolución Cubana en 1959, momento en que Castro lo expulsó de la isla junto a sus casinos.
En 1987, un año después de que su mentor y amigo cercano de Roy Cohn muriera de SIDA, Trump adquirió el control del 93% de una compañía de casinos muy dudosa en las Bahamas, llamada Resorts International.
Resorts International evolucionó a partir de una empresa pantalla dedicada al blanqueo de dinero de la CIA, creada por el jefe de la CIA, Allen Dulles, en la década de 1950.
Recibió el nombre inofensivo de Mary Carter Paint Company. Más tarde se fusionó, gracias a los fondos de la CIA, con la Crosby-Miller Corporation, de Jim Crosby. El nombre fue cambiado a Resorts International en 1968 y la empresa se dedicó a gestionar casinos en el Caribe. En 1963, Alvin I. Malnik, un hombre de confianza del jefe del crimen Meyer Lansky, estaba profundamente involucrado con la Mary Carter Paint Company (posteriormente Resorts International). De hecho, Resorts Internacional financió un referéndum Nueva Jersey que consiguió legalizar los casinos en Atlantic City.
Jim Crosby, era un presunto testaferro de la CIA, más tarde fundó una empresa de seguridad privada llamada Intertel, entre cuyos clientes figuraban personajes como el Sha de Persia (actual Irán) y el fallecido dictador nicaragüense Anastasio Somoza. Cuando falleció, su familia vendió el control del 93% de Resorts International a Donald Trump, en marzo de 1987.
El impulso de los casinos en Atlantic City fue el resultado de una decisión realizada años antes en una reunión de la mafia en Acapulco, capitaneada por el Sindicato mafioso de Meyer Lansky para expandir sus operaciones más allá de Las Vegas, Nevada.
Resorts International, que por aquel entonces era una de las iniciativas de casinos más exitosas, se utilizó para impulsar este proyectio. Y Trump entró en ese mundo encantado de la vida en 1987.
En 1991 Trump y su Atlantic City Trump Plaza Casino, entraron en conflicto con la Comisión de Control de Casinos de Nueva Jersey por sus tratos con Robert Libutti, un criador de caballos y corredor de apuestas de altos vuelos, que más tarde fue expulsado de Atlantic City por sus vínculos con el jefe de la mafia, John Gotti.
Cuando se le preguntó sobre sus líos con Libutti, Trump respondió, como siempre hace, que él “no podía recordar” el nombre de esa persona, como si no le conociera de nada. Cuando el periódico Philadelphia Inquirer le preguntó a Trump acerca de su relación con Libutti, llegó a decir: “He oído que es un gran jugador, pero si estuviera aquí enfrente de mí, yo no sabría quién es”.
El único problema es que la hija de Libutti, Edith Creamer, declaró a Yahoo News que las afirmaciones de Trump eran falsas: “Es un mentiroso”, dijo Creamer. “Por supuesto que lo conocía. Volé en el helicóptero deTrump con la que entonces era su esposa, Ivana y los niños. Mi padre iba y venía continuamente de y hacia Atlantic City. La fiesta de mi 35 cumpleaños se celebró en el Plaza y Donald Trump estaba allí. Después de la fiesta, fuimos en su barco, un gran yate. Me gusta Trump, pero me molesta que él niegue conocer a mi padre”.
En 2010, Don Trump nombró a Félix H. Sater también conocido como Satter, un ejecutivo de Bayrock Group LLC, como “asesor de negocios de alto nivel” y le puso una oficina al lado de la suya. El Bayrock Group de Sater estaba asociado con Trump en el hotel de lujo Trump Soho en Manhattan y en otros negocios de lujo relacionados con los bienes raíces.
Sater fue declarado culpable en 1998 por crimen organizado por su papel en un esquema de fraude de valores por un monto de 40 millones de dólares, con la participación de las familias mafiosas Genovese y Bonanno.
Félix H. Sater
Cuando un reportero de AP cuestionó a Trump sobre Sater en diciembre de 2015, Don respondió con su habitual “¿Felix Sater? Muchacho, tengo que tratar de recordar. Ahora que lo dices, no estoy familiarizado con él”.
Trump y Sater
Un portavoz de la Organización Trump reconoció públicamente que Sater trabajó para Trump después de las revelaciones de los antecedentes penales de Sater. Sater es un emigrado ruso que emigró a Brooklyn en 1974.
TRUMP: ¿UNA HISTORIA DE ÉXITO ESTADOUNIDENSE?
Trump se ha convertido en un fenómeno político y popular entre los ciudadanos estadounidenses, frustrados como están tras tantas décadas de mentiras de los políticos de Washington.
Trump consigue el apoyo tradicional de los más progresistas, por atacar el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica impulsado por Obama, el TPP, aduciendo que este tratado eliminará puestos de trabajo de los estadounidenses.
Asimismo, Trump consigue también el apoyo de los votantes desempleados o con subempleos, cuando vehicula su ira hacia los inmigrantes mexicanos sin papeles, prometiendo que construirá un muro en la frontera con México para mantener a los inmigrantes lejos de los EEUU, mientras los tilda de “traficantes de drogas”.
Del mismo modo, se granjea el apoyo de la llamada “mayoría silenciosa” cuando propone, muy en contra de la Constitución de Estados Unidos, prohibir la entrada a los musulmanes en los Estados Unidos.
El Don tiene a alguien detrás de las escenas, quizás su viejo compinche Roger Stone, dándole consejos muy inteligentes sobre los temas “candentes” que bullen en la mente de los votantes y a los cuales complace, como cualquier demagogo hábil sabe hacer.
Sin embargo, no detalla ningún programa coherente para reconstruir EEUU o levantar a una nación que está en plena crisis existencial; como máximo, sus argumentos se limitan a decir que se va a “sentar con Putin” para trabajar en un acuerdo entre EEUU y Rusia. Un acuerdo cuyo contenido, por cierto, nunca es capaz de especificar o concretar.
La web de la campaña de Trump repite como un mantra: “Trump es la definición misma de la historia de éxito estadounidense, estableciendo continuamente los estándares de excelencia en los negocios, los bienes raíces y el mundo del entretenimiento”
Lo que convenientemente la web se olvida de mencionar, es que sus casinos se han declarado en repetidas ocasiones en quiebra . Los hoteles y casinos de Trump se han declarado en quiebra en cinco ocasiones entre 1991 y 2014. Debido a que las empresas hicieron uso del Capítulo 11 de la ley de bancarrota, se les permitió operar mientras los propietarios intentaban hechar cuentas con los inversores a través de la venta de activos y la cancelación de la deuda.
De acuerdo con un informe elaborado por Forbes en 2011, las primeros cuatro quiebras fueron el resultado de un exceso de apalancamiento en el negocios de hoteles y casinos en Atlantic City: concretamente del Trump Taj Mahal, el Trump Plaza Hotel, los Hoteles Trump, Casino Resorts y Trump Entertainment Resorts.
Hay dos posibles conclusiones a extraer de todo lo referente a esta historia de cincuenta años del empresario Donald Trump y de su miríada de socios de negocios vinculados con la mafia.
Puede ser que Trump diga la verdad y resulte ser cierto lo que repite una y otra vez, es decir, que él no tenía ningún conocimiento de los vínculos de sus socios con el hampa y que simplemente trabajaba con ellos por sus habilidades superiores en el mundo de los negocios. En ese caso, cincuenta años de negocios con personajes cuyos vínculos mafiosos desconocía, indicarían que Trump está incapacitado para dirigir una nación tan poderosa y que es incapaz de lidiar con asuntos tan sensibles como la Seguridad Nacional. De hecho, de ser cierto lo que afirma Trump, el magnate estaría incapacitado incluso para contratar a un jardinero para la Casa Blanca.
Sin embargo, si resulta que Trump no dice la verdad y resulta que el magnate siempre supo muy bien con quién se relacionaba, entonces los EEUU podrían elegir como presidente a un peligroso y patético narcisista, un mafioso del mundo de los casinos y la industria inmobiliaria que podría llegar a dirigir la oficina más poderosa de la Tierra, siendo alguien perteneciente al crimen organizado.
Artículo escrito por F. William Engdahl es consultor de riesgo estratégico y conferenciante, licenciado en política por la Universidad de Princeton para New Eastern Outlook.
¿POR QUÉ NADIE HABLA DE LOS VÍNCULOS MAFIOSOS DE TRUMP?
Muchos otros artículos establecen tan amplios vínculos de Trump con la Mafia, que parece mentira que no se esté hablando de ello continuamente y se le siga tildando de “empresario” o “multimillonario” cuando se habla de él en los medios.
Por poner un ejemplo, aquí ponemos un extracto de uno de estos artículos publicado en Pensito Review…
Donald Trump, es bien conocido por haber tenido vínculos con figuras del crimen organizado como Paul “Big Paul” Castellano, jefe de la familia criminal Gambino, Anthony “Fat Tony” Salerno, jefe de la mafia Genovese, y otros miembros de la mafia en la ciudad de Nueva York, Filadelfia y Nueva Jersey.
Lo que realmente sorprende a muchos periodistas y analistas en EEUU es que estando tan bien y ampliamente documentados los vínculos con la mafia de Trump, sus oponentes del Partido Republicano no hayan abierto la boca sobre ello.
Por ejmplo, un libro sobre Trump, titulado “Trump, The Deals and the Downfall”, de Wayne Barrett, revelaba vínculos de Trump con la mafia en 1992.
“La historia de Atlantic City comienza con la compra de Trump de un bar, por el doble de su valor de mercado, a Salvatore Testa, un hombre de la mafia de Filadelfia y hijo de Felipe ‘Chiken Man’ Testa, quien fue brevemente jefe de la mafia de Filadelfia después del asesinato de Angelo Bruno en 1980. El Casino Harrah, co-propiedad de Trump, se construiría en aquellas tierras, y Trump rápidamente compró la parte de su socio, y cambió su nombre por el de casino Trump Plaza”
Trump contraró para la construcción de su casino en Atlantic City a empresas concretas propiedad de la mafia y lo mismo hizo en varios proyectos en Manhattan, incluyendo la Torre Trump, su estridente sede de la Quinta Avenida. El contratista de la Torre Trump fue de S & A Concrete Co., una empresa propiedad de Fat Tony Salerno y Big Paul Castellano.
Castellano, Salerno, cohn y Trump
Resulta muy sospechoso que sus oponentes políticos se comporten como si Trump fuera el diablo y como si estuvieran dispuestos a hacer cualquier cosa para detener su ascenso y sin embargo, NADIE, ni sus oponentes políticos ni los medios que los apoyan, hablen de sus evidentes y documentados vínculos con el Crimen Organizado.
Se mire como se mire, Donald Trump es lo que a la mayoría de los no norteamericanos siempre nos ha parecido: un personaje siniestro y peligroso, por más que pueda incomodar aparentemente al establishment globalista, o por más que esa sea la idea que tratan de vender algunos medios alternativos.
Pero lo peor del asunto, es que las próximas elecciones en EEUU prometen ser un auténtico drama para el planeta: probablemente los norteamericanos, un pueblo cuyas masas han sido educadas en un simplismo indignante, deberán “elegir” entre 2 o 3 posibles “grandes males”:
-Un mafioso egocéntrico racista y xenófobo con tintes de líder fascista
-Una psicópata globalista capaz de iniciar una tercera guerra mundial
-Y en el caso de que finalmente los republicanos elijan a Ted Cruz, un fanático religioso que espera (y desea) la llegada del Apocalipsis relatado en las Sagradas Escrituras…
Estamos apañados…