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jueves, 31 de marzo de 2016

EL MISTERIOSO “NOVENO PLANETA” PODRÍA SER EL CULPABLE DE LAS EXTINCIONES MASIVAS DE VIDA EN LA TIERRA

Un planeta misterioso, oculto que podría estar orbitando en el borde exterior de nuestro sistema solar podría estar vinculado con las extinciones periódicas de vida en la Tierra, según sostiene un investigador.



El planeta cuya existencia aún no ha sida confirmada, podría desencadenar lluvias de cometas, trayendo grandes eventos de extinción, según un nuevo informe de Daniel Whitmire, profesor de astrofísica retirado.

En su opinión, el planeta Nueve desencadena lluvias de cometas cada vez que completa su órbita alrededor del sol, lo cual le toma 27 millones de años aproximadamente.

Cuando eso ocurre, el planeta provoca lluvias de cometas en el sistema solar, estrellándose contra los otros planetas y disminuyendo la luz del Sol.



Estos cometas procederían del Cinturón de Kuiper, un área del sistema solar exterior llena de objetos helados, que el misterioso planeta visitaría cada 27 millones de años en su órbita, impulsando esos cuerpos hacia nosotros y hacia el sistema solar interior.

Eso explicaría la desaparición masiva de especies en la Tierra, que se pueden detectar en el registro fósil aproximadamente cada 27 millones de años.

En los últimos meses dos científicos afirman haber encontrado fuertes evidencias de que este planeta existe e incluso uno de los investigadores, el astrónomo Mike Brown, de la Universidad de Caltech, dijo que recientemente que había encontrado una prueba más de la existencia del misterioso planeta.



Si los investigadores son correctas, este noveno planeta sería 10 veces más grande que la Tierra y estaría 1.000 veces más lejos del Sol que nuestro planeta.



El misterio de los eventos de extinción que suceden cada 27 millones de años aproximadamente, ha sido investigado y teorizado muchas veces. Nadie sabe realmente por qué los cometas tienden a llegar con una periodicidad tan aparentemente exacta, pero otras posibles explicaciones incluyen la existencia de una estrella compañera a nuestro propio sol o el riesgo adicional de viajar a través de los brazos espirales de la Vía Láctea.

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