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miércoles, 31 de mayo de 2017

Pesadilla termonuclear: ¿creará Pyongyang la bomba más mortífera?



Apoderarse de una bomba termonuclear coincide con la estrategia de Corea del Norte y "podría convertirse en una prioridad" para los militares norcoreanos, escribe el analista Paul Bracken en su artículo para The National Interest. ¿Qué implicaciones tendría un hecho tal?



Las alarmas vigentes vinculadas con el programa nuclear de Pyongyang tratan el tema de sus capacidades científicas e industriales y el tiempo requerido para lograr los hitos esenciales: crear una ojiva nuclear de menor tamaño, colocarla en un misil y construir un misil intercontinental.

Pero se puede ir más allá de estos problemas y teorizar sobre las consecuencias del desarrollo de una bomba termonuclear por Corea del Norte, ofrece Paul Bracken, doctorado en ciencias políticas en la Universidad de Yale.

Un arma termonuclear es mucho más potente que una bomba atómica 'convencional', así como es mucho más difícil de producir.

EEUU tardó siete años en desarrollarla con la participación de los científicos más ilustres del país. China, a su vez, logró hacerlo en solo tres años tras su primer ensayo nuclear en 1964, siendo privada de cualquier apoyo de la URSS en este tema, recuerda Bracken. En cualquier caso, es un enorme logro con importantes implicaciones domésticas e internacionales.

De conseguir una bomba termonuclear, Corea del Norte cambiaría considerablemente la situación, opina el autor. A nivel local, sería el objeto de orgullo nacional que consolidaría la nación. A nivel internacional, forzaría a una reconsideración de todos los enfoques vigentes hacia el 'reino ermitaño', opina el profesor.

"Con una treintena de bombas atómicas y un par de bombas termonucleares, será imposible ignorar las consecuencias de cualquier escalada. (…) Nadie podrá presionar al país", asevera Bracken.



Una explosión de una ojiva termonuclear producida en la península coreana llevaría la radiación a Japón, a Corea del Sur, y al mismo EEUU, por no hablar de todos los vecinos del país asiático, como China y Rusia.

Ni siquiera puede tratarse de una respuesta a una intervención militar, tan discutida en los últimos meses, advierte el autor.

El riesgo del colapso del país debido a las sanciones o restricciones comerciales recibiría una nueva dimensión. Tampoco se podrían descartar los riesgos asociados con un posible golpe de Estado contra Kim Jong-un. Un 'simple' error en el mantenimiento o un fallo en la cadena de mando tampoco son imposibles, según Bracken.

«El mortífero radio de destrucción de una bomba termonuclear solidificaría Corea del Norte como 'el barril de pólvora' del Noreste Asiático (…) con un montón de riesgos estratégicos capaces de causar la 'erupción'», concluye el experto.

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