De acuerdo con el Financial Times, luego de que el embargo al energético ruso entrara en vigor, las autoridades turcas declararon que todos los petroleros que pasan por el Bósforo y los Dardanelos deben proporcionar cartas de sus proveedores de protección e indemnización, conocidos como P&I Clubs, confirmando que tienen un seguro válido que cubre incidentes como derrames de petróleo y colisiones.
Esta medida propició que el 5 de diciembre, al rededor de 19 petroleros quedaran esperando para cruzar el estrecho. Mientras que los proveedores de P&I dijeron que la solicitud turca iba "mucho más allá" de la información general que normalmente se requiere. Pero el petróleo que quedó varado en aguas turcas no era de Rusia. En realidad, la mayoría provenía de Kazajistán, un país que no está sujeto a las sanciones antirrusas.
Mientras que en Hungría, la situación del suministro de combustible es "crítica", con personas haciendo fila en las estaciones de servicio de todo el país a raíz del fuerte incremento en la demanda y la caída de las importaciones, según informó el grupo de petróleo y gas del país, MOL.
"Las compras de pánico han comenzado a causar escasez", informó Gyorgy Bacsa, director gerente de MOL. Y agregó que la única solución es crear condiciones para aumentar las importaciones.
Tras el anuncio de MOL, el país eliminó el tope al precio de los combustibles el 7 de diciembre, pues considera que es la causa de la crisis. "La situación se ha vuelto crítica. La MOL lo soportó hasta ahora", dijo el director de la petrolera, Zsolt Hernaldi.
"Las (nuevas) sanciones europeas que entraron en vigor el lunes causaron problemas en el suministro de combustibles en Hungría", señaló el ministro de Gobernación, Gergely Gulyas. "El resultado de las sanciones es que no pudimos mantener para las familias húngaras el precio de 1,16 euros en las gasolineras del país", agregó.
Hungría, que depende en gran medida del suministro de energía de Rusia, se ha opuesto en repetidas ocasiones a las sanciones occidentales y ha criticado la iniciativa de la Unión Europea, argumentando que "ya es hora" de que Bruselas se dé cuenta de que medidas como esta "perjudican más a la economía europea".
El 25 de noviembre, el canciller húngaro Peter Szijjarto declaró que Estados Unidos es el beneficiario de la recesión en Europa y explicó que la situación en los estados europeos es "deplorable" porque la "Comisión Europea más bien obstaculiza" el flujo de inversiones en los países de la Unión Europea.
En tanto, el 5 de diciembre, el ministro ruso de Energía, Alexandr Nóvak, declaró que el petróleo del país euroasiático seguirá teniendo una gran demanda a pesar de las sanciones antirrusas. Agregó que este tipo de injerencia en los instrumentos del mercado "ciertamente afectará" el trabajo y las ventas de las empresas rusas, pero Moscú no ve "ninguna tragedia" en esto.
"El consumo global, el crecimiento económico en el mundo debe estar provisto de recursos energérticos. No hay mucho petróleo en el mundo, y el petróleo ruso siempre ha tenido y tendrá demanda. Sí, las cadenas de suministro cambiarán", explicó Nóvak.
Consideró que, al imponer un tope de precios, los países occidentales solo desencadenarían una mayor inflación energética debido a la escasez del suministro. Para el ministro, "esto solo puede conducir a una disminución global de la inversión y una futura escasez de recursos relevantes", provocando, a su vez, un aumento aún mayor de los precios, incluidos los mercados de gas, en donde hubo una decisión artificial de limitar los contratos a largo plazo.
Topes de precio para el gas, ¿una medida oportuna?
Por otra parte, cabe decir que los expertos reiteran que existe una diferencia muy clara entre la situación con los precios en la Unión Europea y EEUU. En particular, en el caso del bloque europeo, el 43% de la inflación está vinculada con la crisis de energía, mientras "solo el 17% de la inflación de EEUU se debe a los precios de la energía y esta es una diferencia muy grande entre la Unión Europea y Estados Unidos", afirmó en una entrevista a Sputnik, Demostenes Floros, economista de energía del CER, Centro Europa Ricerche y profesor de la Universidad de Bolonia.
"El tope de precios aumentará la división entre los miembros de la Unión Europea, especialmente si no se ponen de acuerdo sobre el tope del precio del gas que van a discutir el 13 de diciembre", reitera.
Enn lo que se refiere al gas, los desacuerdos sobre la idea misma del tope y su nivel continúan, si es que llega a acordarse. "Pero la cuestión es que los europeos, frente a sus dirigentes, aún no han decidido nada.
Y el tiempo se acaba", reitera una columna de Irina Slav en Oil&Price, donde también menciona un estudio de Oxford Center, según el cual "el tiempo dedicado a debatir los precios máximos del gas y las propuestas de octubre y noviembre tiene un coste de oportunidad real para los mercados energéticos europeos".
"Las propuestas no hacen nada por resolver el problema fundamental que subyace a los aumentos de precios, a saber, la grave restricción del suministro de gas ruso". Lo que esto significa —explica Slav— es que, "acuerde lo que acuerde la Unión Europea en relación con la limitación de precios, no será ni suficiente ni oportuno".
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