A pesar de que las fuerzas armadas estadounidenses hayan aumentado significativamente la frecuencia de sus ataques contra las bases de los hutíes desde enero, los resultados no han logrado avanzar más allá del "efecto psicológico" y solo han hecho que los rebeldes yemeníes se atrincheren más y se escondan mejor, indica la publicación.
"[Los hutíes] Siguen sorprendiéndonos. Simplemente, no tenemos una buena idea sobre qué más tienen", destacó un alto funcionario del Departamento de Defensa.
Los ataques estadounidenses también han hecho que los hutíes estén muy preocupados por sus altos dirigentes, lo que les ha hecho volverse cada vez más paranoicos sobre su seguridad, añade el medio.
Para algunos exfuncionarios estadounidenses que conversaron con CNN bajo condición de anonimato, el hecho de que Estados Unidos aún no haya golpeado a los líderes hutíes y se haya centrado en destruir armas y equipos, es en gran parte la razón por la que Washington no ha logrado disuadir significativamente al grupo.
"La campaña de EEUU contra los hutíes parece llevar el sello de muchas de estas campañas del pasado, muy circunscritas, en las que tratamos de evitar causarles un dolor real", subrayó un exoficial estadounidense.
El movimiento yemení Ansarolá, también conocido como los hutíes, que controla amplias zonas del norte y el oeste de Yemen, prometió en noviembre de 2023 atacar cualquier barco asociado con Israel hasta que éste ponga fin a sus acciones militares en la Franja de Gaza.
Esto obligó al secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, a anunciar la creación de una operación multinacional para asegurar la navegación en el mar Rojo. Posteriormente, fuerzas estadounidenses y británicas lanzaron importantes ataques contra posiciones hutíes en un intento de reducir la capacidad de los rebeldes para atacar buques comerciales.
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