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domingo, 4 de octubre de 2015

La guerra por el petróleo en Siria y en Irak: política, seguridad y redistribución de recursos




El petróleo, recurso relativamente escaso en Siria, y abundante en Irak, ha marcado la evolución de los conflictos que se viven en la región. En Siria, el gobierno ha perdido el control sobre algunos campos petrolíferos. Para cubrir su demanda interna ha recurrido a Irán, que empieza a limitar su ayuda. En Irak, la crisis política y militar ha provocado una relajación de las tensiones entre Bagdad y el gobierno regional kurdo por las exportaciones de crudo kurdo.

El petróleo ha influido de muchas maneras en los actuales conflictos de Siria e Irak. En Siria se han producido enfrentamientos por un recurso que es relativamente escaso. El gobierno sirio se ha visto obligado a ceder el control sobre zonas en las que hay campos petrolíferos, y varios grupos rebeldes y tribus locales las han ocupado para explotarlos. Mientras tanto, el gobierno ha tenido que recurrir a Irán, su principal aliado en la región, para financiar el suministro de petróleo necesario para su propia supervivencia.

En 2014, el autollamado Estado Islámico (EI) logró hacerse con gran parte del negocio del petróleo de Siria, lo cual le ha proporcionado ingresos y combustible para llevar a cabo sus ofensivas tanto en Siria como en Irak. Sin embargo, no ha conseguido asegurarse unos precios significativos para el crudo en este último país.

A lo largo de 2014, la producción total de petróleo iraquí aumentó casi un tercio a pesar de los avances del grupo Estado Islámico, y la crisis política y militar ha provocado una relajación de las tensiones entre el gobierno de Bagdad y el gobierno regional de Kurdistán (GRK). Como consecuencia de ello, se han producido avances importantes en la disputa por las exportaciones de petróleo kurdo y la distribución de los ingresos del crudo en el presupuesto iraquí.

El pastel del petróleo sirio

Siria nunca ha sido un gran productor de petróleo. No obstante, desde que en los años cincuenta se desarrollaron sus primeros campos, ha producido lo suficiente como para cubrir la mayor parte de sus necesidades internas y dejar un margen para exportar a un nivel modesto.

Los primeros campos de petróleo y gas en ser explotados se encontraban en el noreste del país, en las provincias de Hasaka y Raqqa, e incluyen el campo de Sweida, que sigue siendo el mayor del país. La mayoría de los campos del noreste eran explotados por la Compañía Siria de Petróleo (CSP), de propiedad estatal, y producían crudo pesado que se transportaba a la refinería de Homs y a la terminal exportadora de Banias, en la costa mediterránea, a través de un oleoducto que cruzaba el Éufrates al sur de Raqqa. En 1980 se puso en marcha la segunda refinería del país, situada precisamente en Banias.

A principios de los años ochenta empezó una nueva fase para el sector cuando Shell (Pecten) descubrió el campo de Tayem, en el valle del Éufrates, al sur de Deir el Zor. Shell siguió desarrollando unos 40 campos en el valle, en el marco de la Compañía de Petróleo Al Furat, el 50% de la cual estaba en manos de la CSP. El petróleo que producía Al Furat se procesaba en unos puntos de recogida centralizados y se bombeaba a Homs y a Banias utilizando tramos del oleoducto Irak-Siria-Líbano que se terminó a principios de los años cincuenta y se cerró en 1976 (a causa de una disputa politizada por los derechos de paso). El crudo de Al Furat es de alta calidad, ligero y bajo en azufre. El éxito de Shell atrajo a Siria a otras compañías, pero solo hicieron pequeños descubrimientos, de los que destaca el de Total en el campo de Jafra, cerca de Deir el Zor.

En marzo de 2011, la producción siria ascendía a 387.000 barriles diarios (b/d), de los cuales unos 200.000 los producía directamente CSP, 90.000 Al Furat (Shell), y 20.000 DZPC (Total). El resto, un total de 50.000 b/d, lo producían dos empresas en el extremo noreste del país: SIPC (con la china Sinopec como operadora), Gulfsands Petroleum y Kawkab (CNPC)…

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