Aunque todavía no se sabe cuál es la mano que estuvo detrás del derribo del avión Airbus 321 en el Sinaí -el EI o un servicio de inteligencia hostil a Rusia y su intervención en Siria- lo cierto es que su objetivo, que era el de debilitar la voluntad de Moscú de continuar su campaña en Siria, va a producir efectos muy distintos a los que buscaba. Recientemente, el presidente ruso, Vladimir Putin, un hombre de firme carácter que, a diferencia de muchos líderes occidentales, sí tiene una voluntad seria de luchar contra el terrorismo, ha dejado claro que Rusia no puede ser chantajeada ni atemorizada.
El primer efecto del derribo del avión será un incremento de la presencia y actuación de Rusia en Siria. Moscú está ahora bajo presión para demostrar firmeza en la defensa de sus ciudadanos y su seguridad. Algunos medios árabes señalan que fuentes diplomáticas rusas han afirmado que el ataque contra el avión ruso en el Sinaí llevará a un incremento de las operaciones rusas en el país árabe.
En este sentido, la postura anunciada por Putin de que su país no enviará tropas terrestres a Rusia podría ser revisada. Moscú podría enviar a grupos de operaciones especiales para llevar a cabo ataques puntuales dirigidos a liquidar a líderes y cuadros de los grupos terroristas en Siria. Según fuentes israelíes, varios voluntarios rusos se están organizando en Crimea para ir a luchar allí.
Otra opción que ya parece segura es la del envío de más helicópteros de asalto a Siria. La Fuerza Aérea rusa ha enviado a más de estos últimos a su base T4 (Tiyas), en Latakia y ellos podrían ser también despachados a una o dos bases más en la provincia de Homs.
En tercer lugar, Rusia ha aumentado sus ataques aéreos en Siria y ha expandido sus operaciones desde seis a ocho provincias, dijo el Ministerio de Defensa ruso el viernes. “En los días 11 y 12 de noviembre, la aviación rusa llevó a cabo 107 salidas atacando objetivos en Alepo, Damasco, Idleb, Latakia, Hama, Deraa, Homs y Deir Ezzor”, dijo el mayor general Igor Konashenkov, citado por Sputnik.
El primer efecto del derribo del avión será un incremento de la presencia y actuación de Rusia en Siria. Moscú está ahora bajo presión para demostrar firmeza en la defensa de sus ciudadanos y su seguridad. Algunos medios árabes señalan que fuentes diplomáticas rusas han afirmado que el ataque contra el avión ruso en el Sinaí llevará a un incremento de las operaciones rusas en el país árabe.
En este sentido, la postura anunciada por Putin de que su país no enviará tropas terrestres a Rusia podría ser revisada. Moscú podría enviar a grupos de operaciones especiales para llevar a cabo ataques puntuales dirigidos a liquidar a líderes y cuadros de los grupos terroristas en Siria. Según fuentes israelíes, varios voluntarios rusos se están organizando en Crimea para ir a luchar allí.
Otra opción que ya parece segura es la del envío de más helicópteros de asalto a Siria. La Fuerza Aérea rusa ha enviado a más de estos últimos a su base T4 (Tiyas), en Latakia y ellos podrían ser también despachados a una o dos bases más en la provincia de Homs.
En tercer lugar, Rusia ha aumentado sus ataques aéreos en Siria y ha expandido sus operaciones desde seis a ocho provincias, dijo el Ministerio de Defensa ruso el viernes. “En los días 11 y 12 de noviembre, la aviación rusa llevó a cabo 107 salidas atacando objetivos en Alepo, Damasco, Idleb, Latakia, Hama, Deraa, Homs y Deir Ezzor”, dijo el mayor general Igor Konashenkov, citado por Sputnik.
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