Y es que se sabe por propias palabras del subsecretario de Terrorismo e Inteligencia Financiera del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, David Cohen, que el “Estado Islámico” (ISIS o ISIL por sus siglas en inglés) ha estado “vendiendo petróleo a precios sustancialmente reducidos a una serie de intermediarios, incluyendo algunos de Turquía”. En sus declaraciones de octubre de 2014, estimó que la organización extremista recibía un millón de dólares diario por estas ventas.
El crudo se vende en el mercado negro en su mayoría a través de camiones de contrabando provenientes de Irak. Para ello, utilizan una vieja ruta hacia la frontera con Turquía que antes usaba Saddam Hussein –el ex presidente iraquí-, para evadir las sanciones que le impusieron a sus ventas del energético.
De modo que hay altos intereses muy molestos por los ataques rusos a los rebeldes turcomanos en Siria, y a las rutas de distribución del crudo ilegal.
Moscú ha acusado de frente al gobierno del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, de ser cómplice de ISIS. El primer ministro ruso, Dimitry Medvedev, ha señalado que Turquía protege a los yihadistas debido a “intereses financieros directos de algunos funcionarios turcos relacionados con el suministro de productos de petróleo refinados por plantas controladas por ISIS”. Esto alcanzaría incluso a la familia de Erdogan.
En agosto pasado, el periodista William Engdahl publicó en el portal New Eastern Outlook un artículo titulado “Erdogan's Dirty Dangerous ISIS Games”, en el que advierte de los indicios de que el hijo del presidente, Bilal Erdogan, sería uno de los principales beneficiarios del contrabando del crudo de ISIS.
El texto señala que Bilal Erdogan posee varias compañías marítimas que tendrían contratos para trasportar ese petróleo a países asiáticos.
Lo que es un hecho, es que el presidente Erdogan tiene un especial interés en el sector energético, que reforzó esta misma semana. El martes del derribo se anunció un nuevo gabinete, en el que su yerno, Berat Albayrak, fue nombrado ministro de Energía y Recursos Naturales.
Así que no es casual que un miembro de la OTAN –Turquía- atacara premeditadamente y con el visto bueno de la organización a un avión militar ruso.Moscú está afectando intereses sensibles de ese miembro y causando estragos reales a un grupo extremista que, los aliados, ven como un “viejo amigo” en sus planes de apoderarse de Siria.
Aquí hemos abordado el tema de que ISIS fue de hecho creado por Estados Unidos a partir de grupos radicales financiados por la CIA y el Pentágono. Sin embargo, vale la pena revisar los orígenes con más detalle.
En su excelente artículo “De dónde viene ISIS”, el agudo académico Francisco Gil White explica la “universidad yihadista” que crearon los estadounidenses en el sistema de prisiones militares de Irak, durante la invasión iniciada en 2003. Los militares americanos intentaron “reeducar” a los reclusos por medio de la religión. Los resultados eran de esperarse, por lo que no es creíble que intentaran “reformarlos” sino adiestrarlos. Gil cita al clérigo responsable, Sheik Jabbar, quien aseveró: “Si los dejaran salir, todos se harían bombarderos suicidas.” Y eso fue lo que hicieron.
La “universidad yihadista” funcionó hasta 2008 y, cuando se desmontó el sistema, los presos fueron liberados.
El desenlace de esta historia sigue siendo de pronóstico reservado. Lo que es cierto es que mientras sigan teniendo financiamiento suficiente, venga de donde venga, ISIS dará una guerra sin fin. Siria, mientras tanto, seguirá siendo la deseada tierra que todos quieren controlar.
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