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miércoles, 24 de diciembre de 2014

Un resumen de lo que sucedió estas últimas semanas. ¿Aires de guerra?

El tablero geopolítico mundial ha cambiado rápidamente estas últimas semanas. Estados Unidos se empeña en aislar a Rusia, en disciplinar su actitud independentista con respecto a las decisiones del poder mundial representado por las Naciones Unidas. Pero también el disciplinamiento viene por querer terminar con la base del sistema globalista: no utilizar el dólar en los intercambios comerciales internacionales, o más profundamente, terminar con la barbarie cultural euroatlantista.




Lo que ha pasado esta semana demuestra que Estados Unidos y sus aliados quieren ir a la guerra, tal como pidió George Soros.

El acercamiento de Estados Unidos a Cuba es una decisión histórico-geopolítica. Es la isla del Caribe “el patio trasero” del Imperio y quien se ha revelado sistemáticamente a sus mandatos. Fue Cuba quien permitió hacer pie al bolchevismo ruso en el continente americano y fue Cuba la que esparció los errores izquierdistas por todo Hispanoamérica. Y es Cuba la que estaba acercándose a Rusia cuando Putin le condonó la deuda meses atrás. Es evidente que si los yanquis están pensando en una conflagración contra el oso tienen que tener a Hispanoamérica de su lado, tal como lo hicieron en las dos guerras mundiales del siglo XX.





Pero no han esperado en poner en orden la casa. Han logrado un alto el fuego por parte de las FARC en Colombia (http://www.hispantv.com/detail/2014/12/20/301828/comienza-alto-fuego-unilateral-indefinido-farc). Por un lado, bajan el nivel de conflicto en Colombia y, por otro lado, dejan un pasillo abierto para someter a Venezuela, otro rebelde hispanoamericano.





Por último, observamos cómo se tensa la relación entre Rusia y Brasil por la negativa de la empresa Embraer a recibir al viceprimer ministro ruso.





Inmediatamente después de la “puesta en orden” geopolítica yanqui en hispanoamérica, la Casa Blanca anunció que el presidente de EE.UU. impondría nuevas sanciones a Rusia antes de que acabe la semana. Por supuesto que Rusia ya lo había entendido de esta manera y fue esto lo que llevó a decir a Putin que "Nadie ha podido ni podrá intimidar, frenar ni aislar a Rusia."

No solamente buscan encolumnar a hispanoamérica detrás de la política exterior norteamericana sino también parte de Medio Oriente. De ahí que Arabia Saudita haya bajado el precio del petróleo para dañar a los indisciplinados orientales y que el Estado Judío ayude a los locos islámicos de ISIS asistiendo a 1400 extremistas heridos en Siria en uno de sus hospitales militares. También en esta línea esta la decisión de la Unión Europea de retirar al movimiento islámico HAMAS de la lista de organizaciones terroristas. La reacción no se hizo esperar: Rusia envió ayuda militar a Hezbolá el mismo día.

Por último, la carta más codiciada: ¿qué hará China? “Si la parte rusa lo necesita, proporcionaremos la asistencia necesaria dentro de nuestras capacidades", afirmó este sábado a la prensa el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi.

Esto es lo que ha sucedido y está en la línea de lo que viene sucediendo desde el 2012. Varias observaciones, creo, se desprenden de lo que ha sucedido que deben ser profundizadas:

Putin, en política exterior, sigue a la Cuarta Teoría Política de Alexander Dugin: para luchar contra el liberalismo euroyanqui se alia con la segunda y tercera teoría política, o sea, con el fascismo y el comunismo. De ahí que busque reformar su relación con Cuba, Brasil, Ecuador y Argentina, todas naciones (salvo Cuba) que podríamos decir, están en la línea de lo que se llama Socialismo del Siglo XXI.

En lo que respecta a Hispanoamérica, la tercera teoría política (la izquierda nacional) fue creada por la primera, por el liberalismo euroyanqui, para destruir al verdadero nacionalismo. Y si no queda claro ¿qué me dicen del giro de Cuba y Brasil? ¿Miedo? Obviamente que no.

Hay que leer historia para darse cuenta lo que sucede hoy en América. Brasil siempre ha sido dominado por la política exterior inglesa (desde el Tratado de Methuen firmado el 27 de diciembre de 1703 entre Portugal e Inglaterra en adelante). Cuando yanquis e ingleses se separaron las áreas de influencia a mediados del siglo XIX para no entrar en conflicto por la construcción del Canal de Panamá, toda América del Sur quedó bajo influencia de la isla británica. Obviamente luego de las guerras mundiales los Estados Unidos afianzaron su poder sobre esta parte del continente, pero los ingleses nunca perdieron su lugar. Queda más que claro en la ayuda que prestó Chile durante la Guerra de Malvinas en 1982 al Imperio y hoy en la intención de dividir la Patagonia con el proyecto del Reino Mapuche. Por otro lado, ¿quiénes son los ideólogos más acérrimos de la izquierda en Argentina? El periodista Horacio Verbinsky, pagado por la Fundación Ford, y las Madres de Plaza de Mayo, subvencionadas por la Embajada Británica con U$S 100.000 al mes, ejemplos que apoyan mi tesis.

Pero los ingleses hoy ya juegan para Estados Unidos en América, porque la guerra es inminente: entregan Brasil y buscan dividir a la Argentina (conociendo lo impredecible de nuestra política exterior, no quieren una nueva Guerra de Malvinas). Seguramente en las elecciones del año que viene en la Argentina gane alguien que termine con la “fiesta de los DDHH”, condición necesaria para alinear a las naciones americanas detrás de Estados Unidos contra el oso ruso.

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