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martes, 15 de noviembre de 2016

DONALD TRUMP POR FIN LE CONCEDERÁ SUS DESEOS A JANET YELLEN, PERO ¿A QUÉ COSTO?

El presidente llegaría con mucho gasto público y recortes fiscales, algo que la Fed ha pedido con insistencia al Congreso; sin embargo, esto podría afectar sus planes para subir la tasa.

En su campaña, Trump prometió sustituir a Yellen en la presidencia de la Fed. (Foto: Reuters)

La Navidad podría llegar antes para Janet Yellen y la Reserva Federal (Fed) en 2017.

El presidente electo Donald Trump bajará de la chimenea con mucho gasto público y recortes fiscales.

Por años, la Fed ha impulsado la economía en Estados Unidos, mientras el Congreso y la Casa Blanca discutían sobre la materia y hacían poco en medio de un estancamiento político. Yellen, presidenta de la Fed, había pedido constantemente al legislativo aumentar el gasto público para apoyar a la economía.

“La política fiscal debe jugar su parte” para estimular el crecimiento, dijo Yellen en junio. Traducción: Ayúdennos, congresistas.

Ahora, la Casa Blanca de Trump y el Congreso controlado por el partido republicano prometen pavimentar el camino para un gran paquete de estímulo fiscal, tomando la carga que llevaba la Fed sobre los hombros. Trump ha prometido invertir mucho en infraestructura y recortar impuestos.

Estos movimientos podrían llegar en un momento en el que la Fed está tomando un papel secundario. En diciembre del año pasado, el Banco Central de Estados Unidos elevó su tasa de interés por primera vez en casi una década, y hace dos años, dejó de comprar bonos estadounidenses, una medida que llevaba implementando desde la crisis financiera de 2008 para evitar que las tasas de interés subieran y estimular la economía.

La era Trump representará un cambio tectónico en la fuerza conductora de la economía.

“Hemos migrado de un mundo de política monetaria a uno de política fiscal”, dijo Joe Duran, CEO de la firma financiera United Capital.

Sin embargo, Yellen debería ser más cautelosa con sus deseos.

El plan de gasto en infraestructura, propuesto por Trump, podría despertar al gigante dormido—la inflación. Más gastos en caminos y puentes pueden elevar la demanda de todo tipo de materiales, lo que impulsaría los precios de los bienes más altos.

Si la inflación sube, podría representar un balde de agua fría a los planes de Yellen de elevar las tasas de interés “gradualmente”, algo que ha prometido durante meses. Con una inflación más alta, la Fed se verá forzada a elevar sus tasas más rápido, incluso a mayores niveles de los que ha prometido.

Después de todo, uno de los objetivos clave de la Fed son los precios estables.

El problema es que cuando la Fed cambia inesperadamente los mercados no tienden a tomar bien la sorpresa.

Por ejemplo, en 2013, cuando el expresidente de la Fed, Ben Bernanke, insinuó que la Fed dejaría de comprar bonos para estimular el crecimiento, los mercados cayeron en picada en todo el mundo, especialmente en los países en desarrollo. El episodio llegó a ser conocido como taper tantrum o "el berrinche" de los mercados.

Claro, la Fed quiere ver la inflación un poco arriba. La Fed quiere que la inflación sea del 2%. Ha estado alrededor del 1% este año.

La baja inflación es uno de los motivos por los que el Banco Central ha decidido mantener sus tasas de interés bajas. En los próximos dos años, subir la inflación podría ser bueno y largamente esperado. Pero demasiado no es bueno para la economía, especialmente en la inflación.

“El potencial de una alta inflación es más alto ahora que antes de la elección”, dijo Gus Faucher, economista senior de PNC Financial.

Se espera que Trump tenga un mayor impacto en la Fed de muchas maneras—ya sea por gasto, recorte fiscal o nominaciones.

El presidente electo, quien no es fan de Yellen, nominará a cuatro oficiales de la Fed en los próximos 18 meses, incluidos los próximos presidentes y vicepresidentes.

Así que, ya sea por alza en las tasas o cambio de guardia, Trump estará pendiente de la Fed.


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