"Todos estos conatos son como tirar piedras contra su propio tejado. La renuncia a plena cooperación con Rusia en el ámbito energético ha redundado en perjuicio de producción industrial, competitividad empresarial, oportunidades de exportación y poder adquisitivo. Europa necesita gas", afirmó Studénikov.
El diplomático puso el ejemplo de Bélgica, que importa hasta un 80% de la energía que consume.
"Muchas empresas energéticas de Europa aún ven en el gas procedente de Rusia una opción para diversificar las importaciones ahora que la Unión Europea empieza a depender cada vez más del gas natural licuado estadounidense", dijo Studénikov.
En diciembre de 2023, el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea alcanzaron un principio de acuerdo sobre un nuevo reglamento que podría limitar las compras de gas natural licuado desde Rusia y Bielorrusia, sin necesidad de adoptar nuevas sanciones energéticas.
Las cláusulas del reglamento permitirán a los Estados miembros adoptar restricciones al suministro de gas natural, incluido el gas natural licuado, desde Rusia o Bielorrusia para "proteger los intereses de seguridad" teniendo en cuenta la seguridad del suministro y la diversificación".
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