La eutanasia cumple este 1 de abril su 10º aniversario. Este día en
2002 se realizó legalmente por primera vez en los Países Bajos.
La Corte Suprema neerlandesa calificó una eutanasia voluntaria como
"aceptable" en 1984. Pero el proceso de legislación no fue corto en
absoluto. Nueve años después, en 1993, se aprobó la lista de 12 puntos
obligatorios que sirvió de base para la futura ley. Pasaron otros nueve
años más, hasta el 1 de abril de 2002, para que la nueva legislación
entrara en vigor, convirtiendo así a los Países Bajos en el primer
estado del mundo que permitió la eutanasia oficialmente.
Según la ley neerlandesa, solo puede solicitar la eutanasia una persona
mayor de 12 años de edad y solo cuando se pruebe que sus sufrimientos
son insoportables, la enfermedad no se cura y los doctores no pueden
aliviar su situación. El paciente debe confirmar su consentimiento en
dos ocasiones. La decisión debe ser tomada por, al menos, dos doctores
controlados por una comisión especial de expertos en ética, derecho y
medicina.
Eutanasia en el mundo
Hoy en día la eutanasia, aparte de en los Países Bajos, está legalizada en Bélgica, Luxemburgo y en tres estados norteamericanos: Oregon, Washington y Montana. En Suiza
está prohibida aunque un doctor tiene derecho a dar a un enfermo
terminal un fármaco mortal, pero debe ser el paciente mismo quien se lo
administre. Aparte, se estipula que ninguna de las personas involucradas
en el proceso puede estar interesada personalmente en la muerte del
paciente o recibir un beneficio material después de su fallecimiento.
En Francia, Suecia, Alemania e Israel está permitida la eutanasia pasiva:
en casos terminales no se toman medidas para prorrogar la vida de un
paciente artificialmente. Pero la eutanasia activa, es decir, 'matar' al
paciente directamente según su petición, se califica como un delito que
presupone una pena común: en Alemania, por ejemplo, se trata de un
plazo carcelario de hasta cinco años.
El Parlamento de Escocia está estudiando actualmente un proyecto de ley
que legalizaría la eutanasia. Por otra parte, en los vecinos Gales e
Inglaterra un doctor que se atreva a ayudar a su paciente a suicidarse
enfrentaría hasta 14 años de prisión. En Australia incluso la propaganda
de la eutanasia es un delito.
En Rusia la legislación califica la eutanasia como un asesinato
premeditado. En cuanto a mantener con vida a un paciente al que se ha
declarado en muerte cerebral, es responsabilidad conjunta de los
doctores y de la familia del paciente: según la ley, la muerte del
cerebro equivale a la muerte biológica.
Polémica
La eutanasia siempre ha provocado una polémica en la sociedad. Si para
sus defensores la dignidad humana consiste en el derecho del enfermo a
elegir libremente el momento de la propia muerte para no soportar más
sufrimientos, para sus opositores esto contradice a la moral. Los
enemigos más activos de la medida son las confesiones religiosas, que
defienden que la elección de la hora de la muerte es una responsabilidad
de Dios y no de un humano.
"La muerte de un humano para la Iglesia es la cima espiritual de su vida, un nacimiento para la eternidad. Un cristiano debe asumir la prueba de muerte con humildad", sostiene el obispo Panteleimon, presidente de la comunidad de doctores ortodoxos de Rusia, según recoge la agencia rusa de noticias RIA Novosti. Según el prelado, el tiempo antes de la muerte da la posibilidad a los doctores, sacerdotes y a la familia de mostrar su cariño y cuidar a la persona que está sufriendo.
"La muerte de un humano para la Iglesia es la cima espiritual de su vida, un nacimiento para la eternidad. Un cristiano debe asumir la prueba de muerte con humildad", sostiene el obispo Panteleimon, presidente de la comunidad de doctores ortodoxos de Rusia, según recoge la agencia rusa de noticias RIA Novosti. Según el prelado, el tiempo antes de la muerte da la posibilidad a los doctores, sacerdotes y a la familia de mostrar su cariño y cuidar a la persona que está sufriendo.
"El Profeta dijo que el humano no sufre ningún sufrimiento o prueba,
aparte de las que le manda Alá. Un acto suicida, da igual con la ayuda
de los doctores o sin ella, deja al paciente fuera de la tradición
musulmana", comenta Farid Asadullin, consejero del presidente del
Consejo de los Muftíes de Rusia. Al mismo tiempo, como opinión personal,
añade que en algunos casos muy graves, cuando tanto el mismo enfermo
como su familia tienen el mismo deseo, debería tomarse en cuenta.
"El cuerpo humano no le pertenece al hombre. Le pertenece a Dios y es
concedido a un hombre solo para un uso temporal. Un humano debe vivir
todo el tiempo que le concede Dios", dice Boruch Gorin, portavoz de la
Federación rusa de comunidades judías. Al mismo tiempo, detalla que el
judaísmo permite no prorrogar la vida artificialmente, si este es el
deseo del enfermo.
"Cualquier vida es un tesoro. El mundo se basa en las relaciones
causa-efecto y si un humano está gravemente enfermo, debe haber una
razón para esto", sostiene Sanjei Lama, representante de la Sangha de
los Budistas de Rusia.
"La eutanasia es una muestra de crueldad de los familiares del enfermo y
les da la posibilidad de ignorar su deber de cuidar a una persona que
sufre", subraya Ígor Chabanov, representante del Vaticano en Rusia.
Pero en el país hay otras opiniones. "El valor supremo de la vida es el
bienestar de una persona. No todos tienen fuerzas para vivir
paralizados, pegados a una cama, dependiendo siempre de la ayuda ajena y
sufrir dolores permanentes, sin esperanza alguna", opina, por su parte,
Marina Maléina, profesora de la Academia Jurídica de Moscú
especializada en aspectos legales relacionados con la eutanasia. Le
apoya el presidente del Consejo Público de la defensa de los derechos
del paciente, Alexándr Saverski: "Dirigir su propia vida es un derecho
del individuo".
El caso de Ramón Sampedro
Los primeros que insisten en su derecho a la muerte son los mismos
enfermos. Uno de los casos más famosos de lucha por este privilegio es
el del español
Ramón Sampedro. En 1968, a la edad de tan solo 25 años, se quedó
paralizado. El único órgano que movía era la cabeza. Los doctores le
predijeron unos 4 años de vida más, pero Sampedro vivió otros 30. "Un
sueño" que se ha convertido "en una pesadilla", así llamaba Sampedro a
su vida, acentuando que vivir sin libertad "es un drama".
En los noventa, en plena discusión legislativa sobre la eutanasia en
los Países Bajos, empezó a defender ante la justicia su derecho a morir.
Fue el primer español en pedir un suicidio asistido: no lo podía
cometer él solo, ya que no era capaz de moverse. Sin embargo, todas las
peticiones que presentó solicitando que no fueran procesadas las
personas que le ayudaran a suicidarse fueron declinadas. Incluso la
Comisión Europea de Derechos Humanos le negó el apoyo.
El 12 de enero de 1998 se instaló en su cuarto una cámara de vídeo.
Delante de ella y en presencia de su amiga Ramona Maneiro leyó su
testamento. Luego, a través de una pajilla bebió agua con cianuro
potásico, que supuestamente llegó a su poder a través de varios amigos.
El plan de Sampedro era organizar cada acción separada de tal modo que
no se pudieran presentar cargos oficiales contra ninguno de sus amigos.
Sin embargo, no sabía la dosis necesaria del veneno y en lugar de morir
en el acto, empezó a sufrir fuertes convulsiones. Como testimoniara
luego Maneiro en un libro, ella no pudo soportar estos sufrimientos y
abandonó la habitación corriendo.
Ramona Maneiro fue arrestada pero jamás fue juzgada por falta de
pruebas. Ramón Sampedro es autor de dos libros, 'Cartas desde el
Infierno' (1996) y 'Cando eu caia' (1998). Su historia fue llevada al
cine por Alejandro Amenábar en la película 'Mar adentro'.
Artículo completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/sociedad/issue_38213.html
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