Publicado: 21 may 2012 | 20:59 GMT
Los atentados con bombas se multiplican en Siria. Existe una pauta en
los objetivos de algunos de los mayores y más destructivos atentados
con bomba que es de interés resaltar, como los ataques dirigidos contra
sedes de la inteligencia militar siria y, en particular, contra la
inteligencia de la fuerza aérea de Siria.
Así, se han reportado en 2012 ataques como el más reciente del 19 de
mayo con coche-bomba en la ciudad de Deir az-Zor, en el este de Siria,
ante las oficinas de la inteligencia militar siria, dejando nueve
muertos e hiriendo a unos 100. El 10 de mayo dos coche-bomba con
bombarderos suicidas estallaron en la capital siria de Damasco ante el
edificio de diez pisos albergando la sede de la División Palestina de la
inteligencia militar siria, unidad dedicada a la lucha antiterrorista. El atentado destruyó
también un segundo edificio de la inteligencia militar siria y causó la
muerte de 55 personas y heridas a otras 372. El 30 de abril dos
bombarderos suicidas en la ciudad siria norteña de Idlib atacaron la
sede de la inteligencia de la fuerza aérea siria y el edificio de la
inteligencia militar, matando a 8 e hiriendo a docenas. El 28 de marzo
un general de brigada de la fuerza aérea siria fue asesinado en la
ciudad norteña de Alepo. El 17 de marzo de este año dos coche-bomba
explotaron ante edificios de la inteligencia de la fuerza aérea siria,
de la policía y del aparato de seguridad del estado, provocando 27
muertos y 97 heridos.
El año 2011 se caracterizó por ataques como el del 24 de noviembre, en
el que resultaron muertos seis pilotos de combate de la fuerza aérea
siria junto con un oficial técnico y otros miembros del personal de una
base aérea localizada entre las ciudades centrales de Homs y Palmira.
Este tipo de atentados contra la inteligencia militar empezó con el
ataque por parte del Ejército Libre de Siria del 16 de noviembre contra
el edificio de la inteligencia de la fuerza aérea siria en la ciudad de
Harasta, cerca de Damasco, que lo dejó parcialmente destruido. Estos
ataques se pueden explicar como intentos de la insurgencia para destruir
los medios de las fuerzas armadas sirias para combatirla en la lucha
antiterrorista. Empero, los ataques contra la inteligencia de la fuerza
aérea siria, contra su personal y contra la inteligencia militar siria
podrían ser el producto de instrucciones dadas a la insurgencia por
potencias extranjeras. El propósito sería debilitar la capacidad de las
fuerzas armadas sirias de detectar y evaluar amenazas militares
externas, con vistas a un futuro ataque contra Siria. Los ataques
sucesivos contra la inteligencia militar y de la fuerza aérea sirias
tienen un aire sistemático, como si se tratase de los blancos militares
de una potencia.
Pero la inteligencia militar siria no ha sido la única atacada. De
acuerdo a la televisión estatal siria, el 23 de diciembre de 2011 dos
coche-bomba con bombarderos suicidas estallaron contra el edificio que
albergaba la inteligencia rusa en Damasco, matando a 30 personas e
hiriendo a 55. Es probable que la agencia de inteligencia atacada fuera
el GRU, la inteligencia militar rusa. Así, quien ordenó el ataque lo
habría hecho como un acto de venganza contra Rusia por su apoyo al
gobierno sirio y por sus labores de inteligencia en Siria contra el
presunto país implicado en el ataque. De acuerdo a la revista de defensa
inglesa 'Jane’s Defence Weekly', la cooperación ruso-siria en
inteligencia de señales (SIGINT de acuerdo a sus siglas en inglés) se
desarrolló desde comienzos de los años 90 del siglo pasado,
estrechándose la colaboración en 2005. Desde este año Rusia le daría
información de inteligencia, equipo y sistemas de inteligencia de
señales al Directorio de Inteligencia Militar de Siria, el cual tiene
bajo su responsabilidad la inteligencia de señales en las fuerzas
armadas. A cambio de esta ayuda la inteligencia rusa recibiría de la
inteligencia militar siria toda la información recolectada por los
sistemas de inteligencia de señales dados por Rusia.
Según el portavoz de Kofi Annan, el enviado especial de la ONU en
Siria, hay una “tercera parte operando en la república” de Siria cuyas
operaciones y ataques con bomba no serían obra de la oposición ni del
gobierno sirio. Se ha dicho que estos atentados han sido obra del
Ejército Libre de Siria, de Al Qaeda o de grupos islamistas como el
Frente Al Nusra. También es posible que una o más agencias de
inteligencia extranjeras estén implicadas en la ejecución de al menos
algunos de los atentados mencionados. Un ejemplo foráneo podría ser el
caso de los asesinatos de científicos nucleares iraníes. Según el
gobierno iraní, uno de sus ciudadanos recibió 120.000 dólares para
asesinar con una bomba a uno de sus científicos nucleares, pagados por
la agencia de inteligencia israelí Mossad. Se quiera creer o no en esta
acusación, la posibilidad de ello no es imposible. Siria es el escenario
de una guerra secreta que involucra a fuerzas extranjeras, coincidiendo
con y avivando el conflicto interno sirio, pues se busca la destrucción
del país y la caída de su régimen. Varios informes han indicado la
presencia en Siria de personal francés, turco, israelí, inglés y qatarí
perteneciente a fuerzas de operaciones especiales. Israel se halla
técnicamente en estado de guerra con Siria, pues estos países no han
firmado la paz tras enfrentarse en varias guerras y acciones militares
desde 1948.
Hay otro factor que es probable esté presente en el conflicto sirio, el
de la guerra cibernética ofensiva por parte de potencias extranjeras
contra las redes de Internet sirias. Existe la tecnología para llevar a
cabo ataques cibernéticos y de información contra redes de computadoras
enemigas, enviando mensajes de correo electrónico a individuos selectos
del bando contrario. Estos ataques desde aviones se usaron en Libia en
2011 y ya antes contra Irak durante la invasión de 2003, cuando se
enviaron mensajes a comandantes iraquíes de unidades militares
instruyéndoles sobre cómo debían de informarle a las fuerzas americanas y
aliadas que se rendían. Así, mensajes similares pudieron haber sido
enviados a militares de alto rango sirios sobre cómo pasarse a la
rebelión, probablemente con promesas de apoyo de hacerlo e indicaciones
de cómo huir por ejemplo a Turquía. El comandante del Ejército Libre de
Siria para operaciones militares es un ex coronel de la fuerza aérea, y
el Alto Consejo Militar de las fuerzas rebeldes sirias está compuesto
por 11 generales, todos con información de inteligencia valiosa sobre
las fuerzas armadas sirias para aquellas potencias extranjeras
interesadas. Los ataques cibernéticos y de información con mensajes de
correo electrónico se pueden llevar a cabo desde aviones tripulados como
el EP-3E ARIES II de la Armada de EE. UU., aviones sin piloto como el
Global Hawk de la Fuerza Aérea de EE. UU. o el Heron israelí adquirido
también por Francia y Turquía y probado por el Reino Unido,
probablemente pudiéndose además realizar los ataques cibernéticos desde
satélites.
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