El fracaso del esfuerzo de la compañía Boeing para instalar tanques de combustible conformables en la versión Block III de su caza F/A-18E/F Super Hornet se ha convertido en un problema para las fuerzas estadounidenses en el Pacífico Occidental.
Así lo señala un columnista de Forbes al evidenciar que los cazas estadounidenses carecen de alcance. Aunque los nuevos esquemas de reabastecimiento de combustible y bases pueden ayudarlos a volar más lejos, los costos y riesgos son potencialmente altos. Por eso podría ser necesario un nuevo diseño de caza completamente nuevo para resolver finalmente el problema.
"Los Blocks III que salen de nuestro ensamblaje hoy tienen adaptaciones para aceptar un tanque de combustible conformable en el futuro", dijo el fabricante de F/A-18 Boeing citado por Shephard News.
La Marina de EEUU confirmó que por ahora los Super Hornets no tendrán los tanques sobre sus alas, ya que detuvieron el programa de tanques en enero.
Hace unos años, Boeing propuso una solución provisional: equipar el último Block III Super Hornet con tanques de combustible conformables, algo que hasta ahora no han podido hacer realidad.
El primero de los 78 Block III ordenados se entregó a la Marina el año pasado, pero no está claro si podrían comprar más de este tipo. Según Forbes, los altos cargos de la Marina de EEUU dicen que ya no quieren Super Hornets, pero algunos legisladores están decididos a pagarlos de todos modos.
Sin embargo, esta medida no funcionó, ya que al probar los tanques de combustible conformables el año pasado, la Armada encontró problemas relacionados con "costos, plazos y desempeño". En otras palabras, los tanques no podían resistir las tensiones del lanzamiento de la catapulta o complicaban el mantenimiento en los estrechos confines de la cubierta del hangar de un portaviones.
En cualquier caso, la Marina de EEUU podría conformarse con una capacidad de ataque de unos 1.000 kilómetros hasta que ponga en servicio con éxito un nuevo caza, algo que a su vez, es poco probable que suceda antes de mediados de la década de 2030.
Hubo un tiempo en que la Armada de EEUU envió aviones de combate tácticos de largo alcance en sus portaviones. El bombardero A-6, por ejemplo, tenía un alcance de casi 1.600 kilómetros, con una gran capacidad de carga y sin necesidad de repostar en pleno vuelo. Sin embargo, el colapso de la Unión Soviética en 1991 redujo la dedicación de la Marina de EEUU a la aviación de largo alcance.
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