Desde EE.UU. tildan de “irresponsable” la sugerencia de Trump de que la causa de las letales explosiones del puerto de Beirut haya sido por un ataque o una bomba.
Brett McGurk, un exfuncionario de seguridad nacional de la Administración de Donald Trump, aseguró el martes por la noche que las declaraciones del presidente estadounidense que sugieren que las dos potentes explosiones producidas en la zona portuaria de Beirut, capital libanesa, donde murieron más de cien personas, “hubieran sido causadas por un ataque o la detonación de alguna bomba colocada allá”; fue “tremendamente irresponsable”, según informa el diario británico The Independnet.
“Es tremendamente irresponsable que un presidente se pare en el podio [de la Casa Blanca] y opine sobre un incidente internacional como este, ya que cientos de víctimas siguen desaparecidas o están siendo tratadas [en los centros sanitarios]”, escribió McGurk, quien también sirvió bajo el mando de Barack Obama y George W Bush, en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.
El exfuncionario agregó que el Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) debería poner orden de inmediato y solventar este desacierto de consecuencias globales del inquilino de las Casa Blanca en el menor tiempo posible, conforme recoge el medio británico.
En otra parte del informe se apunta a que Walter Shaub, exdirector de la Oficina de Ética del Gobierno de EE.UU. recomendó a la Casa Blanca que debería evitar las especulaciones y esperar hasta que se tuviera información de fuentes fiables, pues según él “el presidente de los Estados Unidos de América no es una fuente fiable”.
La capital libanesa fue fuertemente sacudida ayer martes por dos potentes explosiones registradas en la zona portuaria que dejó tras de sí a decenas de personas muertas y varios miles de heridos.
Según las autoridades de El Líbano, el origen de la detonación acaecida fue un gran incendio que se desató en un almacén de petardos cerca del puerto de Beirut, donde se guardaba una gran cantidad de material explosivo incautado hace varios años.
Hay quienes apuntan a que este mortal incidente habría sido de alguna manera urdido como una nueva maquinación del eje trilateral de Estados Unidos-Israel-Arabia Saudí para culpar ante la opinión publica libanesa al Gobierno del primer ministro de El Líbano, Hasan Diab, como responsable del acopio de tales explosivos.
Esta conjura buscaría debilitar al Ejecutivo libanés queriéndole poner al borde de su derrumbamiento con la única intención de conducirle a una ruptura institucional con el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), ya que el eje de Washington-Tel Aviv-Riad ve a este ente componente del Eje de la Resistencia en la región de Asia Occidental como un sólido bloque que los desbarata impidiéndoles llevar a un buen puerto sus conspiraciones hegemónicas en la zona.
De ser así, este nuevo complot vendría a suponer una mayor presión del bloqueo económico ejercido por EE.UU. y sus aliados regionales sobre El Líbano, desde un tiempo atrás.
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