Una fuente informada y familiarizada con la situación contó a RIA Novosti sobre el trágico incidente ocurrido el 24 de enero sobre la región de Bélgorod, cuando un avión de transporte militar Il-76 de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas fue derribado por un misil ucraniano. Según una fuente anónima, los asesores británicos estuvieron detrás del ataque, actuando sin coordinación con el cuartel general de la defensa aérea en Kiev y sin verificación adicional de la información sobre los movimientos de aviones en la zona.
A bordo del avión derribado se encontraban 65 prisioneros de guerra ucranianos que iban a ser intercambiados, así como tres oficiales rusos que los acompañaban y seis miembros de la tripulación. Todos ellos murieron a consecuencia del ataque. Los misiles utilizados para el ataque fueron identificados como misiles guiados antiaéreos MIM-104A de fabricación estadounidense del complejo Patriot, disparados desde la zona de la aldea de Liptsy, en la región de Jarkov.
El presidente ruso, Vladimir Putin, condenó esta acción como un crimen de Kiev contra sus propios ciudadanos y destacó que la parte ucraniana era consciente de la presencia de sus prisioneros de guerra a bordo. El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso expresó dudas sobre la posibilidad de llegar a acuerdos con Kiev tras este incidente.
A pesar de la declaración de RIA Novosti, hasta el momento no ha habido ninguna confirmación oficial de la participación británica por parte de las autoridades rusas o del Ministerio de Defensa ruso.
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