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sábado, 14 de abril de 2012

Nabucco: la nueva ruta de la seda


13 de abril 2012 | 15:04
En un artículo previo hablé de la importancia geoestratégica de Siria y de algunos de los motivos ocultos que se esconden tras la obsesión de algunos países con la caída del régimen actual de Damasco.
El proyecto Nabucco es quizá uno de los principales motivos de esa obsesión, un megaproyecto energético occidental que, según muchos expertos, ha resucitado el fantasma de la Guerra Fría entre EE.UU y Europa de un lado, y Rusia de otro.
El citado megaproyecto nació en 2002 con el objetivo de reducir la dependencia energética europea de la energía rusa, con la construcción de un gasoducto que conecte Europa con las fuentes de gas natural en Oriente Medio, el Cáucaso y Asia Central.
El objetivo a largo plazo de esta nueva tubería sería el de diversificar las actuales rutas de suministro gasístico existentes en Europa, disminuyendo progresivamente así la dependencia con respecto a Rusia, ya que se prevé un aumento del consumo de gas del 50% en los próximos diez años en Europa.

El estudio y la elaboración del proyecto fueron financiados con capital europeo y estadounidense y se creó incluso una página web explicativa que no parece estar muy activa últimamente.

 
'Nabucco', un apelativo en diminutivo despectivo del rey Nebuchad Nabucodonosor en Lengua hebrea, fue escogido por los socios para bautizar el proyecto de gas más importante de la región. Según algunos analistas, el apelativo “ha sido una operación más de marketing político, y viene a revivir el odio antiguo y de venganza judía hacia Nabucodonosor y la civilización babilónica. De esta manera, se rememora la supuesta persecución permanente y milenaria que sufrieron los judíos en toda la región, contribuyendo a legitimar religiosamente al Estado de Israel, dada su escasa legitimidad política”.

A continuación se firmaron los acuerdos entre los diferentes países por donde debería pasar el futuro gasoducto, entre los que destaca Turquía, muy interesado en el éxito de la operación, que reportaría al país otomano un gran poder económico y político, al pasar a ser el grifo de la energía europea. Por otra parte se le coloca en posición de futuro liderazgo político y económico en un eventual 'Nuevo Oriente Medio', en compensación por no admitirlo de forma reiterada como miembro de la Unión Europea.

Sin embargo, el megaproyecto se haya en estos momentos paralizado por razones políticas y económicas que expondremos a continuación.

En primer lugar, el que fuera llamado “proyecto del siglo” por sus promotores, fue considerado como “proyecto anti-Rusia” por las autoridades del Kremlin, que en 2006 lanzaron un proyecto alternativo llamado 'South Stream', con Gazprom como principal impulsor y elaborado para competir con el primero.

Rusia, consciente de que la construcción de 'Nabucco' afectaría profundamente a sus intereses económicos y políticos en su zona natural de influencia, alega que el proyecto es inviable económicamente ya que éste país tiene acuerdos vigentes con Azerbaiyán y Turkmenistán en virtud de los cuales ambos países deben suministrarle gran parte de sus producciones gasísticas.
Por otra parte, Rusia ha firmado recientemente un preacuerdo con Turquía, según el cual éste último cobraría una comisión importante en caso de permitir que 'South Stream' pasara por sus aguas del Mar Negro.

Irán también ha manifestado en varias ocasiones que hablar de gasoducto no significa nada sin la participación del país persa, que se opone frontalmente al proyecto.

Por otro lado, China ha elaborado ya un proyecto para construir un gasoducto para que le llegue suministro de gas de Asia Central, que es su zona de influencia natural.

Hay que mencionar también el acuerdo entre Irán, Irak, Siria y Líbano para construir un gasoducto sin financiación extranjera y como alternativa a 'Nabucco', que permita a éstos países gestionar sus recursos de manera independiente, y que no ha tenido repercusión mediática en los medios occidentales.

Ante estas expectativas poco esperanzadoras para 'Nabucco', el antiguo director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía, el Sr. Nobuo Tanaca, declaró que 'Nabucco' era a priori más eficiente y apropiado que 'South Stream' para proporcionar seguridad energética a Europa, por apostar por un mayor número de países abastecedores. Ésta declaración no hizo más que certificar la ventaja que el proyecto ruso había adquirido sobre 'Nabucco'.

Por todas las razones expuestas, 'Nabucco' se encontraba totalmente paralizado cuando hace un año y medio estallaron las primeras revueltas en el Mundo Árabe. Fue entonces cuando los geoestrategas occidentales elaboraron un nuevo plan para la región.

El primer paso sería desestabilizar Siria y hacer todos los esfuerzos posibles para provocar la caída del régimen laico de Bashar al Assad, que sería sustituido por un gobierno sunnita títere y enemigo de Irán, país éste que quedaría aislado para ser atacado tras las elecciones estadounidenses.

Según el nuevo plan, la caída de Siria e Irán, permitiría, entre otras muchas cosas, la construcción de 'Nabucco' por la vía rápida, iniciándose una nueva era de control de los recursos naturales de la región, dejando además vía libre a la influencia occidental en el Cáucaso y Asia Central.

Pero lo que sobre el papel de los geoestrategas suena tan bonito, podría acabar convirtiéndose en la mayor catástrofe humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial.

Nagham Salman es jefa de proyectos europeos de investigación y analista política especialista en asuntos de Oriente Medio

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